Por Berenice Durán

Históricamente las mujeres sufren de acoso callejero. Si bien, hoy con el cambio de paradigma que estamos viviendo podemos reconocerlo e inclusive denunciarlo, las generaciones pasadas vivían sometidas a estos atropellos de forma cotidiana. El acoso sexual callejero no es piropo.

Este tipo de acoso, es ejercido casi en su totalidad por hombres y dirigido a mujeres que desde la más temprana edad sufren y son expuestas a situaciones sumamente incómodas por una persona desconocida. Estos hechos se dan en espacios públicos, al salir de sus casas, en el transporte camino al trabajo e incluso, en algunos casos, por jefes o profesores.

Estas prácticas no son consentidas por las víctimas y quienes la efectúan  no tienen ningún tipo de interés en entablar un diálogo con la persona agredida. Más bien, busca asustarla, intimidarla y hacerle sentir que se encuentra en desigualdad de condiciones. El acoso genera que las afectadas tomen medidas para tratar de escabullirse y no tener que pasar por estas situaciones traumáticas como cambiar los recorridos, alterar los horarios habituales, buscar compañía a la hora de salir a la calle e incluso modificar la vestimenta.

Si sufrís de miradas intensas, silbidos, bocinazos, jadeos, gestos obscenos, fotografías o filmaciones no consentidas, persecuciones y hasta masturbaciones, estás padeciendo acoso callejero y hoy se puede denunciar.

La Cámara de Diputados trabaja sobre un proyecto que tiene como objetivo generar multas de hasta 30 mil pesos a quienes realicen este tipo de acciones y sean denunciados por sus víctimas. Si la perjudicada es menor de 18 años o el acosador pertenece a las fuerzas de seguridad, la suma de dinero a pagar será mayor. La iniciativa fue presentada por las diputadas Olga Rista, Victoria Donda y Gabriela Troiano y aseguran que la recaudación será destinada al Instituto Nacional de las Mujeres para fortalecer las políticas públicas de prevención.

Figuras públicas como Estaban Lamothe se pronunciaron en contra de este tipo de costumbres callejeras y creen que deben ser erradicadas. El actor afirmó: «Yo si fuese mujer estaría con una ametralladora matando tipos por la calle, porque es increíble la cantidad de injusticias a las que han sido sometidas las mujeres. Hay que reeducar a la sociedad, todos”.

Además, el movimiento Mumalá creó una app que permite denunciar este tipo de atropellos de manera anónima a través de cualquier teléfono celular. Esta aplicación crea  un mapa donde las mujeres pueden denunciar y  marcar cuáles fueron las situaciones de acoso que vivieron.

El acoso sexual callejero es violencia de género. Expone en el ámbito público la desigualdad de condiciones que existe entre hombres y mujeres. Lo que antes era aceptado y tomado como un piropo, hoy se piensa de manera más conciente como un fenómeno anormal y repudiable. El acoso callejero afecta de forma directa a las mujeres y  responde  a un fenómeno social y cultural que mediante los movimientos feministas emergentes busca ser exterminado.