POR DANIEL BRIGUET

 

 

El cronista interrumpe su habitual entrega de crónicas y relatos para difundir un audio al que tuvo acceso en forma exclusiva y que revela los entretelones del poder en su mayor expresión, a través de un diálogo entre una figura de máximo rango y su asesor de imagen. Se omiten sus nombres, al menos de movida, en honor a la discreción y el respeto a la privacidad de la comunicación interpersonal.

 

-Jefe, tengo dos llamadas perdidas de usted esta mañana. ¿Puedo saber qué quería tan temprano?

-¿Y yo puedo saber qué hacía durmiendo a una hora en que debería estar pensando?

– Descansaba. Aprovechando que ayer fue el día del Padre de la Patria, salí a tomar unas copas anoche.

– Ayer no fue el Día del Padre de la Patria. Fue el l7. Esto de los fines de semana largos y los feriados corridos ya me está cansando ¿Adónde fue? ¿A Espartacus?

– Por favor, ese es un paradero del juez Oyarbide.

– Justamente. ¿Sabe que me llegaron rumores acerca de su vida privada?

– Si es privada no tengo por qué contestar. Mi conciencia está limpia.

– Okey, basta de cháchara. Lo llamo porque hoy debo recibir a una delegación de empresarios de Eslovenia y no sabía si ponerme el traje o hacerlo de sport.

– ¿Eslovenia dijo? ¿Vienen a invertir?

– Esa es la idea.

– Entonces póngase su mejor traje de tweed. Y llévela de traductora a Karina Jelinek.

– Pero esta chica no debe saber una sílaba de esloveno.

– ¿Y qué importa? ¿Usted cree que alguien va a escuchar lo que diga cuando aparezca con un vestido de negro brillante, breve y escotado?

– También pensé en organizar un almuerzo en Olivos.

– No, invítelos a un restaurant de Puerto Madero y que paguen ellos. Si pagan con tarjeta, olvide el asunto. No son candidatos a poner un mango.

– Le recuerdo, asesor, que yo soy el anfitrión. ¿No va a quedar mal que esquive la cuenta?

–  No, en Eslovenia se usa. Aparte durante la charla explíqueles que, si bien este es un país de un gran potencial, todavía no terminamos de salir de la crisis, efecto de la pesada herencia recibida, y el Plan de Ajuste se aplica en todos los niveles.

– A propósito de ajuste, ¿es verdad que en su propuesta inicial usted se inspiró en la moda de estos años?

– No me inspiré. Directamente me puse a observar durante un tiempo considerable las prendas que dominaban en el sector juvenil, que es el que marca tendencias, y registré que una de las más usadas eran los jeans chupines, muy ceñidos por no decir pegados al cuerpo, como una segunda piel. De inmediato di la orden a los talleres clandestinos, con su anuencia, de que duplicaran la producción para hacerla extensiva al sector adulto. Lo mismo pasó con camisas y sacos entallados de un solo botón. El resultado fue que cuando anunciamos las medidas, todo el mundo estaba mentalizado para el ajuste o lo más ajustado.

– Sabe que lo de los talleres clandestinos no me termina de convencer. Una cosa es que generen plusvalía y otra, plusvalía con excedente.

– Oiga, ¿está leyendo a Marx?

– Lo leí un poco en mi paso por la universidad. No se olvide que a los veinte años todos fuimos algo zurdos.

– Yo no aunque también es verdad que no fui a la Universidad.

– Pero cómo, ¿cuando me mostró su curriculum vi un título que decía “licenciado”?

– Sí, licenciado a perpetuidad en mi país de origen. La eficacia de mi gestión radica en que soy autodidacta. Y en cuanto a los talleres, tampoco se haga problemas porque, cuando llegue la bonanza, ellos serán los primeros beneficiados.

– ¿Los trabajadores en condiciones precarias?

– No, los dueños. Recuerde que nuestra consigna es convertir un capitalismo de cabotaje en un capitalismo verdadero. Y no hay capital si no hay excedente.

– Ya que toca el tema, ¿qué piensa de la situación de los mapuches?

–  Creo que debería mejorar. Yo estoy a favor de todos los reclamos aborígenes porque, si observa bien mis rasgos, comprobará que son los de un nativo.

– Pero la ministra del área me dice que el mayor riesgo no son las tribus sino los infiltrados que van llegando. Según un paper que me mostró, además de miembros del Isis, habría integrantes de las Brigadas Rojas, el IRA, Sendero Luminoso y el Ejercito Simbionés de Liberación.

– La Petisa, con el mayor respeto, se quedó un poco en los setenta. Al menos en la información. De los que me nombró los únicos vigentes son los del Estado Islámico y pienso que tienen más trabajo en centros muy poblados antes de venir a cometer tropelías al sur argentino. Pero si quiere una solución radical – radical en el buen sentido – hablamos al jefe de los carabineros chilenos y les proponemos que vengan a limpiar el territorio a cambio de unos cuantos miles de hectáreas. Total, si Ted Turner tiene una estancia patagónica, ¿por qué no ellos?

– No entiendo lo de los carabineros. ¿Por qué no le decimos al Ejército Argentino y lanzamos la Segunda Conquista del Desierto?

– ¿De qué Ejército me habla? Jefe, le recuerdo que estamos en la Argentina 2017.

– Okey, no estamos pertrechados. ¿Y si Trump decide atacar Venezuela y pide nuestro apoyo?

– Cualquier duda relacionada con el caso Venezuela, háblela con Putin, que la tiene clara. Ese sí que es un hijo del viejo Putin. Además le recuerdo que el máximo ídolo del fútbol argentino dio su apoyo explícito al gobierno de Maduro. Y no crea que nos quedan tantos ídolos como algunos imaginan.

– Menos mal que me habló de fútbol. Me hizo acordar que esta tarde tengo un picado con los muchachos del Newman. Con tanto protocolo, uno se olvida de las cosas importantes.

– ¿Pero usted no está operado de la rodilla?

– Me la cambié por una prótesis de acero inoxidable. Esta resiste hasta una plancha de Blas Giunta.

-Pero Giunta es como Sendero Luminoso. Está retirado.

– Giunta puede ser. La plancha no.