Publicado 17 años antes que «1984» (George Orwell, 1949), «Un Mundo Feliz» (Aldous Huxley, 1932) propone que, a diferencia de casi cualquier otra distopía, en el futuro cercano no va a ser necesaria la coerción sistemática hacia la población para que el Poder alcance sus fines, ya que bastará con una educación convencional, la sutil propaganda y el entretenimiento constante para que los ciudadanos ignoren su cárcel y de hecho se consideren felices, satisfechos.

Tampoco borrar o reescribir la Historia será menester, ni engorrosas y costosas censuras o quemas de libros; mientras el interés por la Historia y su importancia no sean inculcados ni fomentados, inhibidos desde la infancia. Nada más sencillo.

No será necesario un mundo dictatorial y militarizado, de ceño fruncido y ropajes grises, tristes y uniformes, sino por el contrario un mundo lleno de colores, artificios audiovisuales, deportes, diversión, erotismo, estupefacientes, entretenimientos y tecnologías siempre al alcance para que nos sintamos conformes, alegres y soberanos de nuestra identidad (en nuestro pequeño entorno de individualidades e insustanciales metas y proyectos).

No habrá autoridad ideológica que requiera someter a la población mediante la persecución y el control incesante de todos sus actos, mientras se le brinde a esta algo de bienestar y distracciones en su tiempo libre, y toda fuente de infelicidad, como la angustia existencial o la libertad de elección –que generan ansiedad e incertidumbre–, sean abolidas; el estatus quo no correrá peligro.

Y que unos cuantos se aproximen al Pensamiento Crítico tampoco será preocupación alguna, ya que estos serán, por la propia naturaleza de la sociedad, desplazados e ignorados.

En pocas palabras, el bienestar y la riqueza de unos pocos no se fundará en el malestar y la pobreza de las mayorías… Aldous Huxley nos presenta, más bien, el porvenir anhelado de cualquier nación moderna, donde la pobreza material y la enfermedad han sido erradicadas, donde existe el pleno empleo y sólida organización social, donde el consumo y el entretenimiento no es lujo sino derecho de todos…En fin, la sociedad que en nuestra miseria actual, nos resulta una utopía.