El presupuesto de la provincia de Santa Fe para el año 2021 presentado por el gobierno de Omar Perotti es la síntesis y más clara expresión de su política de jugar, en términos futboleros, a disputar la segunda pelota. Es decir: discutir el rebote de lo que venga de la administración nacional. Es un gobierno a la defensiva, conservador, sin audacia. Y eso se observa en una revisión crítica de los montos de cada uno de los ministerios, las secretarías, las direcciones, los organismos descentralizados, las instituciones de seguridad social y las empresas provinciales. 702 instituciones tiene el estado santafesino. De allí que al analizar los números de las principales treinta nunca se alcance el ciento por ciento.
El total de gastos y recursos es de 518.812.624.000 pesos y muestra el mayor incremento de las partidas en lo destinado al ahora llamado Ministerio de la Producción, Ciencia y Tecnología, con un monto de 11.664 millones de pesos, muy lejos de los 1.500 millones del presupuesto 2020 elaborado por la administración saliente de Miguel Lifschitz. Un crecimiento de casi ocho veces.
En esa cartera hay una clave que emparenta la administración del Frente Progresista Cívico y Social y con el Justicialismo: todo lo vinculado a los productos fitosanitarios, agrotóxicos para nosotros, está allí. El veneno forma parte de los negocios, no debe estar en las preocupaciones de los Ministerios de Salud o Ambiente y Cambio Climático. Toda una confesión de resignación. Las empresas multinacionales imponen las reglas y en eso, salvo excepciones, ambos frentes están de acuerdo, por eso no hay nuevos límites para las fumigaciones.
Es muy interesante analizar el incremento de la partida que se denomina “Servicio de la Deuda Pública”. En el presupuesto del año 2018 era de 988.503.000 pesos y representaba el 0,51 por ciento del presupuesto total. Ahora, en 2021, sumará 18.086.586.000 pesos, es decir el 3,48 por ciento del presupuesto total. En cuatro años, la deuda pública santafesina casi siete veces.
Los gobiernos santafesinos, en lugar de producir el necesario debate sobre una reforma impositiva progresista que haga que paguen más los que más tienen (exportadoras, bancos, latifundios, propietarios de más de cinco inmuebles urbanos), descansa no solamente con impuestos que se descargan como pesadas mochilas sobre las espaldas de las mayorías de las familias santafesinas sino que además le han tomado el gusto a pedir préstamos internacionales, sumándose al triste ciclo de la financiarización de la economía.
Eso está expresado en el artículo 46 del mensaje enviado por el presupuesto 2021 donde se autoriza al Poder Ejecutivo a tomar préstamos por y hasta 154 millones de dólares sin hacer mención al cobro de la deuda que tiene el estado nacional con la provincia ni tampoco a la ya mencionada necesidad de producir una reforma impositiva verdadera.
Esta resignación política genera una mayor dependencia de los gobiernos nacionales y los organismos de créditos internacionales, augurando la repetición del ya repetido latiguillo de la frazada corta. Es decir que el estado si cubre un sector de la vida colectiva santafesina, descubre otro. Una perversa mentira que se funda en esta llamativa posición de no querer cobrarles impuestos a los que más tienen, como si tuvieran miedo de molestar a grandes multinacionales que usan el aire, el agua, los caminos, la capacidad de la gente y las comunicaciones provinciales sin dejar un solo peso mientras exportan por decenas de miles de millones de dólares. No solamente es obsceno, es provocativamente irracional.
En el artículo 23 del mensaje se habla de “no aumentar el total general de cargos fijados para la administración pública provincial” con excepción del personal transitorio de acuerdo a lo establecido con los distintos sectores que integran el sector público.
En el artículo 30 hay una mala noticia para municipios y comunas porque faculta al ejecutivo a retener los montos de coparticipación.
También hay permisos para establecer convenios de fideicomisos con actores privados, se incluye el programa “Incluir” y se prorroga el estado de necesidad pública en materia sanitaria y de seguridad.
Lo más progresista del presupuesto es el anexo cuarto que habla de la Secretaría de Igualdad y Género en la que menciona la inclusión, por primera vez, de estos temas fundamentales en la construcción del presupuesto para el segundo estado más rico de la Argentina, como es la provincia de Santa Fe.
Los primeros diez lugares del presupuesto provincial santafesino 2021 están reservados a Educación, más de 99 mil millones pero eso significa el 19,13 por ciento del total; la Caja de Jubilaciones, con más de 74 mil millones de pesos, el 14.35 por ciento; la Empresa Provincial de la Energía con más de 55 mil millones de pesos, el 10,68 por ciento; el ministerio de Salud, con más de 41 mil millones de pesos, el 8,08 por ciento; Seguridad, con más de 40 mil millones de pesos, el 7,72 por ciento; el IAPOS, 23 mil millones, el 4,43 por ciento; el Poder Judicial, con más de 20 mil millones de pesos, el 3,86 por ciento; Lotería, más de 19 mil millones de pesos, el 3,74 por ciento; el Ministerio de Infraestructura, Servicio Público y Hábitat, con más de 19 mil millones de pesos, el 3,80 por ciento; y el Ministerio de Gestión Pública, con más de 17 mil millones de pesos, el 3,33 por ciento.
Lejos de esos diez primeros, el gobierno de Perotti ha decidido darle 1,93 pesos de cada cien al estratégico Ministerio de Desarrollo Social; 1,08 pesos de cada cien al Ministerio de Trabajo; trece centavos de cada cien a la Secretaría de Igualdad y Género y también 13 centavos al ministerio de Ambiente y Cambio Climático.
Un presupuesto austero, conservador y que dependerá de los fondos nacionales en un país profundamente unitario y también de los créditos externos.
Sin iniciativa, un presupuesto que apuesta a pelear al segunda pelota, colgado del travesaño.