La efeméride sostiene que el 13 de diciembre de 1907 se puede dar por iniciada la historia petrolífera argentina, cuando dos operarios nacionales enviaron desde Comodoro Rivadavia un telegrama a Buenos Aires, explicando que en lugar del agua que buscaban, se habían topado con petróleo a 535 metros de profundidad. Al día siguiente, el Estado argentino comenzó a regular firmemente la producción del petróleo en el país, creando una reserva pública a la cual las empresas privadas se les vedaba el acceso.

-Podremos asegurar que el petróleo será para nuestro pueblo una fuente de progreso moral y material; tendremos la certidumbre de que nuestra política interna no sufrirá los contactos del oro infamante que conduce a la traición y que nuestras relaciones exteriores no serán nunca influenciadas por las ‘representaciones amistosas’ de las cancillerías extranjeras que respalden exigencias inauditas llamadas ‘derechos adquiridos’ de sus organizaciones petrolíferas, y nuestra Nación podrá gozar, en serena soberanía del usufructo de la riqueza petrolífera. ¡El petróleo argentino del pueblo y para el pueblo argentino!- sostenía el general Enrique Mosconi, el “San Martín del siglo veinte”, como muchos lo llamaron.

El 13 de diciembre, entonces, se cumplieron 116 años del descubrimiento del petróleo argentino, “fuente de progreso moral y material” para la Argentina, como apuntaba Mosconi.

Pero hoy, el presente del petróleo argentino es cada vez menos argentino y al futuro, como diría Castelli, el orador de la revolución de mayo, habrá que decirle que no venga.

Porque el porvenir del petróleo argentino comenzó a anticiparse por Laura Richardson, titular del Comando Sur de los Estados Unidos, cuando en abril de 2023, sostuvo la importancia del “triángulo del litio», una zona estratégica que comparten Argentina, Bolivia y Chile donde se produce la mayor parte del litio del mundo, «necesario hoy en día para la tecnología».

Agregó la concentración de «las reservas de petróleo más grandes», «los pulmones del mundo» en referencia al Amazonas, el cobre y oro de Venezuela, entre otros.

«¿Por qué es importante esta región? Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras poco comunes (…) Tenemos 31% del agua dulce del mundo. Con ese inventario, a Estados Unidos le queda mucho por hacer, esta región importa ya que tiene mucho que ver con la seguridad nacional y tenemos que intensificar nuestro juego», cerró en aquella charla anterior al viaje a la tierra de Mosconi.

A fines de noviembre de 2023, otra mujer estadounidense, la jueza estadounidense del Distrito Sur de Nueva York, Loretta Preska, concedió atribuciones a Argentina en la causa por la nacionalización de la petrolera. Mientras se espera una sentencia firme para el fallo que obliga a la República a pagar 16.100 millones de dólares al fondo buitre Burford Capital por la forma en que se nacionalizó la compañía en 2012, accedió a eximir el pago de una fianza por el monto total del juicio, que era imposible de pagar por el país.

A cambio, sugirió que aporte otros activos (como participación accionaria y deudas a cobrar) antes del 5 de diciembre, como garantía para evitar embargos.

Entre los activos que solicitaron los buitres como alternativa al bono de 16.100 millones de dólares de fianza, se encuentra el 26 por ciento de la participación accionaria que tiene el Estado Nacional (el 25 restante es propiedad de las provincias) en la compañía y un crédito a cobrar por parte del gobierno de Paraguay en la construcción de la represa generadora de energía binacional de Yacyretá.

De tal manera, aquella fuente de progreso “moral y material” para el pueblo argentino, el petróleo argentino, a 116 años de su descubrimiento en Comodoro Rivadavia, parece estar condenado a ser sinónimo de algo mejor para intereses extranjeros.

Mosconi se remueve inquieto en las necesidades de las grandes mayorías argentinas.

Fuente: Diario “Perfil”, 24 de abril de 2023; Diario “Página/12”, 23 de noviembre de 2023 y “El Historiador”, de Felipe Pigna, en la web.