Por Carlos Eduardo Galli Prina (director)

El término metamorfosis proviene del latín-metamorphosis-, que a su vez deriva de un vocablo griego que significa transformación. La palabra hace referencia, por lo tanto, a la mutación, evolución o el cambio de una cosa que se convierte en algo diferente. Asimismo es un famoso cuento- al respecto- escrito por el checo Franz Kafka en 1915.Como siempre, para algunos una obra genial, para otros una historia descabellada. Vale leerlo.

La metamorfosis; ese cambio de un estado a otro, nos atraviesa desde nuestra individualidad  hasta las sociedades todas, siendo constante y dinámica. Aprender a leer, la realidad con escaso margen de error, visualizar estas alteraciones es todo un desafío, más aun en nuestra profesión que debe informarlas y someterlas al veredicto de la opinión pública.

El término lo utilizamos con frecuencia inusitada para describir situaciones de todo tipo: el tiempo, la salud, la educación, nuestro estado civil, los vaivenes de la economía, el cambio constante de camiseta de muchos políticos y de sus partidos, extendiéndose  a la historia toda, pero principalmente a la nuestra, como sujetos históricos de un país del fin del mundo llamado Argentina.

Este breve prologo es una ocurrencia, en momentos difíciles-uno más- donde esta joven y maltratada democracia sigue buscando su destino en medio de disputas, de cuya resolución depende que mejore o no éste presente,  y alumbre  otro futuro.

La riña cotidiana, donde el objetivo es descalificar al otro-buscar mierda- desprovista de ideas innovadoras y consensos para pergeñar políticas que beneficien a los padecientes, es la que domina el escenario y acrecienta el retraso.

La ciudadanía acaba con su voto de marcar tendencias previas a las elecciones de octubre.

En la parafernalia informativa o desinformativa a la que asistimos a diario, cada opinólogo, cualquiera sea la  función él  ocupe, le dará al resultado el sesgo de los intereses que defiende, ya sea por conveniencia o –más legítimo- desde su ideología, pero en general mostrando verdades parciales, que minimizan a esta hermosa profesión y comprometida profesión. Obvio, no estamos exentos.

Salvo honrosas excepciones como en nuestra provincia y particularmente en Rosario, las Paso, lejos estuvieron de ser practicadas. Las elecciones de provincia de Buenos Aires, por ejemplo, a las que las grandes corporaciones mediáticas capitalinas promovieron como la gran compulsa nacional, insinuaron preferencias, pero en realidad todos se ganaron a sí mismos. No rivalizaron con sus pares del mismo signo.

En la previa, acabamos de asistir a una puesta en escena de muchos actores berretas, que no discutieron proyectos ni ideas-hay excepciones-  donde desde la trastienda de sus asesores, pretendían convencer a una masa de boludos-nosotros-de sus teatralizadas y poco convincentes capacidades.  Campañas sucias, donde la mugre emerge como después de una lluvia copiosa, desde cualquier boca de tormenta. No es esperable que cambie el tono de acá a octubre. Sí, presenciaremos   nuevos histrionismos.

Resultados. En el medio de festejos anticipados de Cambiemos, manipulación informática mediante- no es la primera vez- se sabrá en horas que Cristina Kirchner es la ganadora por escaso margen, en provincia de Buenos Aires, pero después del tiempo transcurrido el efecto no será el mismo.

Cambiemos hizo una buena elección en el país, también Cristina en provincia, aunque la quieran minimizar. En Santa Fe, el Chivo Rossi-muy buena elección-, seguido de cerca por Cambiemos, y magra cosecha para el Frente Progresista, que tratará de revertir. Nadie superó a nivel nacional el techos de los 35 0 36 puntos. O sea cualquiera puede decir que es la mayor fuerza o la menor debilidad. Porque el 65%, no voto a los supuestos ganadores.

Los rosarinos decidieron que era una interna atractiva, la protagonizada entre Anita Martínez y Roy Molina-sorpresa- venció este último. Buena elección del justicialismo, y pobre la de Pablo Javkin. Octubre cantará la justa.

Vale redundar, en qué solo se eligen, cargos legislativos; ni gobernadores, ni intendentes, y en Santa Fe, tampoco senadores. No es un hecho menor, pero los principales referentes nacionales, miran de soslayo el 2019, parece no importarles  este presente atravesado por múltiples y graves problemas.

Detrás de las sucesivas elecciones subyace otra Argentina, la profunda y olvidada, de pobreza extrema, pérdida de empleo, inseguridad, narcotráfico, corrupción, de jóvenes que no laburan ni estudian, jubilaciones magras, importaciones innecesarias y completen ustedes. Faltriqueras cada vez más vacías por el deterioro del salario. Representaciones obreras en crisis-sindicatos- que no logran hilvanar protestas novedosas y que defiendan los intereses del conjunto de los trabajadores. Y gravísimo: Santiago Maldonado no aparece…El pueblo quiere saber.

Estamos en plena metamorfosis, está por verse en qué nos convertimos, emulando a Mauricio cuando metamorfaseó a Scioli.   Pero, no es joda. Ser o no ser. No será mágico, ni cuestión de creencias.