Por Carlos Eduardo Galli (director Revista El Vecino)

El último mes del año, diciembre, el territorio donde moramos; nuestra compleja Argentina, ubicada  en la australidad del planeta,  que algunos denominan con sorna el culo del mundo ¿Será por eso?,   ha devenido  en el mes de las catarsis colectivas más estruendosas y masivas.

El finde, ya se ha convertido en un clásico,  como no podía ser de otra manera, que desde acá, desde el culo del mundo se honre la escatología. L a palabra escatológico tiene dos acepciones, pero la utilizada en el lenguaje coloquial es: “Perteneciente o relativo a los excrementos o suciedades”. Se utiliza para referirse a aquellos comportamientos caracterizados por lo vulgar, lo chabacano, lo grosero, lo excesivamente procaz y obsceno, define un diccionario hispano. Proviene del griego skór, que significa ‘excremento’.

El otro significado del término, diametralmente opuesto, ¿O no?  se refiere a un conjunto de creencias y doctrinas que habla del destino último y final del ser humano y el universo. Estudia la muerte y que hay más allá de ella. ¿Habrá una conexión entre nosotros y las dos acepciones?

Apelando al mundo lúdico que nos atravesó en la niñez-vale conservarlo- jugando se podría aventurar que diciembre, después de todo un año de estreñimiento- hubo excepciones-, es el mes de la purga.  Sigamos jugando.

Sin embargo, donde  la escatología adquiere una dimensión inusitada, emanando olores putrefactos a cada instante, y deviene en la gran cloaca global, es en las redes sociales. Los argentos la honramos con creces, solo basta navegar por la ciénaga unos minutos. Asistimos entonces, a miles de tuits y posteos que expresan desde el anonimato: broncas, resentimiento, odios, mentiras y frustraciones en tono de máxima agresividad, en un nuevo lenguaje que pone en terapia a la rica lengua que supimos aprender. Son los puteadores seriales.

 La palabra ortografía y sus reglas, que con esmero-a veces desmedido, hasta a golpe de puntero- nos supieron inculcar nuestros maestros, hoy se ve reducida a su raíz.

Afirmaría Fontanarrosa: en la postmodernidad  se escribe para el orto. Broma aparte, no se trata de negar las redes sino de su pobre utilización.

Para colmo en un país como el nuestro atravesado de antiguas y  renovadas grietas, se puede corroborar lo antedicho sin temerle al error y, retornando a diciembre, históricas  grietas se convierten en grito desesperado y  ganan las calles, clamando ser escuchados.

Aunque hasta ahora la oreja escasea..Gobierno de oído esquivo, recurre a policías y gendarmes para silenciar voces adversas,  pero la onda expansiva del grito se cuela por doquier, y su onda expansiva se propaga y disemina eludiendo, escudos protectores, gases lacrimógenos y balas de goma.

Suele suceder después de una victoria, que el ganador se agranda y subestima al otro, ya sea aliado circunstancial u adversario. Aunque la realidad demuestre, que la soberbia  no pervive demasiado tiempo. Le sucedió a los antecesores de Macri, y lo empieza a sufrir el presidente en carne propia. Después de un éxito electoral, los triunfadores suelen emborracharse de poder y desoyen al poco tiempo la voluntad popular. No han aprendido,  que no hay más cheques en blanco, y el crédito solo es renovable a cuentagotas y  a corto plazo.

Desde su asunción las medidas de gobierno han sido unidireccionales, beneficiando a los sectores más concentrados de la economía y perjudicando a los que menos tienen.

Sería imposible en este breve espacio, hacer un balance del año, además el balance es incumbencia de los contadores, es siempre desde la buena leche periodística, invitar desde estas páginas a la reflexión, la discusión y el debate dentro del pluralismo ideológico y sus policromáticos matices. Si esto no se da, estamos al horno.

Los balances siempre sesgados de discrecionalidad quedarán a merced  de los grandes medios que abundarán en detalles acerca del buen rumbo del país, ocultando la Argentina profunda, plagada de tropelías e injusticias.

Final del juego. La esperanza es lo último que se pierde reza el dicho popular, al cual nos aferramos, y  respiremos profundo…en medio de la confusión general, desde algún lugar del paraíso se escucha la voz inigualable de la Negra Sosa..: Vamos, decime, contame todo lo que a vos te está pasando ahora, porque sino cuando está el alma sola llora, hay que sacarlo todo afuera, como la primavera…nadie quiere que adentro algo se muera….hablar mirándose a los ojos…sacar lo que se puede afuera para que adentro nazcan cosas nuevas. Belleza

Cuando este ejemplar este en sus manos o colgado en las redes, ya habrá despuntado el 2018 y la vuelta pretendida será en febrero, nuestro futuro más próximo. No escapamos a la realidad que padecen los medios alternativos, siempre haciendo equilibrio en la cornisa, como para gran parte de la sociedad, según dijo algún sabio: el futuro es lujo de ricos. Se trata de dignificar el presente.

EL Vecino entrará a transcurrir sus treinta y tres años de vida. No es joda.

El brindis con nuestros lectores sigue siendo inalterable: por un país sin excluidos, con derecho a la salud, trabajo y educación, con una distribución más justa de la riqueza ¿Será posible? ¿Pobreza cero? Ja…Ja. No será mágico, depende de nosotros, la construcción de esa sociedad que hoy se avizora utópica.

Para no repetir la saga de títulos repetitivos de los últimos diciembres, nos quedamos con este bien futbolero que nos devuelven las imágenes de esta culminación   del año: DICIEMBRE: …De la cabeza…descontrolados…¡CHIN…CHIN!