Por Carlos Eduardo Galli (director)

No debe ser casual.  Termina el año.  Y mientras un tropel de gurúes desfila  por los medios analizando el presente, vaticinando futuro y denostando pasado-con mayor énfasis el reciente- desde una visión más bien economicista, donde siempre los números anteceden a las personas, en la redacción, florecen recuerdos… se despereza la memoria.

Sucede, mientras  el balance resuena en nuestros oídos, como si el país fuese una empresa, un banco, o una tienda. Bueno..están los que así lo conciben.

Convengamos, que Argentina es un país complejo, complejidades que se acrecientan en vez de ir resolviéndolas para pergeñar otro futuro. Sobra mediocridad, falta estatura, y escasea grandeza-ya que gustan tanto del término-para semejante empresa.

Eso sí, para los argentos no hay lugar para el aburrimiento. Prohibido relajarse, y menos en diciembre.

Acaba de concluir 2016, año inédito en nuestra historia socio-política, por primera vez, en democracia, y con el mandato legitimo emanado de las urnas, una fuerza o debilidad nueva, según quien la sopese, encabezada por Mauricio Macri, nos gobierna.

Insólito, recorriendo nuestra historia. Es quizás demasiado pronto para encasillarlo. Pero ya se tiraron algunas puntas.

Las voces más críticas de la oposición lo ubican en el campo tradicional de la derecha neoliberal, y hasta lo emparentan con el modelo de los ’90, que fracasó en el mundo, dejando el tendal y avizoran apocalipsis. Otros que se trata de una derecha moderna…? Se podría aventurar, hasta ahora sin rumbo conocido. También el PRO y sus aliados, son vistos desde una mirada más ortodoxa como una nueva derecha pretendidamente populista, y hasta califican el primer año de gestión como un kirchnerismo light. Veremos.

Digamos que en lo político no le fue tan mal, con el ayudín de gobernadores y peronismo distanciado del kirchnerismo, sacaron la mayoría de las leyes propuestas, pero en lo económico, fue un año pésimo: pérdida de empleos, inflación altísima, tarifazos, devaluación, cierre de comercios, Pymes en terapia, pérdida del poder adquisitivo del salario, y obvio, retracción del consumo. Completen.

Las frases célebres no faltaron. Ante el aumentazo del gas, dijo Macri: “Si están en sus casas en remera y  patas, están consumiendo energía de más”. El Bicentenario de la Independencia  lo tuvo entre sus dichos más infelices.  Cuando el 9 de julio, se despachó en Tucumán: “Los ciudadanos de 1816 seguro tuvieron miedo y angustia”. El más reciente, risueño por cierto, o no, fue el 24 de diciembre, cuando en el comedor Los Piletones, de Villa Soldati, a cargo de Margarita Barrientos, les recomendó a los asistentes(humildes todos) “que no coman mucho”.  Otra se la llevó el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren: “Si es cara la nafta dejen de cargar”.

Pasó Navidad y hay pilas de regalos. La City, está convulsionada, el presidente acaba de echar a Prat Gay, titular indiscutible hasta hora en su equipo. Equipo la palabra preferida de Mauricio y sus adláteres- entran  dos: Nicolás Duvojne ,( Hacienda) y Luis Caputo,( Finanzas) y sus ministerios trepan a 22, o con este desdoblamiento 23. Inédito.

A la noticia que ocupa la primera plana de los medios, se superpone otra, más importante, reveladora de este presente: Brian Aguinaco un chico de 14 años ¿Y van…? fue asesinado en Flores, baleado en la cabeza por “motochorros” cuando paseaba en auto con su abuelo, generando la furia de los vecinos, que tomaron la comisaría. Fuenteovejuna.

Asimismo: piquetes, cortes de ruta, protesta social, paros, bonos solidarios, conciliaciones obligatorias, índices de pobreza estructural que superan el 30%, narcotráfico instalado, connivencia policial, femicidios, inseguridad, y encima inundaciones, muchas previsibles que no se arreglan solo con solidaridad, que aún abunda, sino con obras. La trastienda no oculta algo que corroe y empobrece a miles diariamente: la corrupción. Que viene desde hace décadas e involucra a un sinnúmero de actores sociales.

Diciembre Argentino, es una saga cinematográfica, policial negro, con más puestas en escena que Rocky que apenas llegó a las 7. Cambian algunos actores, pero su argumento y contenido siguen intactos. Habrá más. Final abierto.

Alejado del balance entre todos los recuerdos, la memoria me devuelve una increíble nota cuando Clarín era otro diario. En 1979, la memorable María Elena Walsh, cuando integraba las listas negras de la dictadura escribió un artículo contra la censura que se puede googlear: “Desventuras en el País-Jardín de Infantes”.

Es otro contexto, y las luchas populares derrotaron a la dictadura, pero hay elementos que permanecen más allá de los censores de la época.

Es para ustedes, cualquiera sea la edad y la ideología. Regalo navideño

 Esto sentenciaba María Elena: “La mayoría de los autores somos moralistas. Queremos —debemos— denunciar para sanear, informar para corregir, saber para transmitir, analizar para optar. Y decirlo todo con nuestras palabras, que son las del diccionario. Y con nuestras ideas, que son por lo menos las del siglo XX y no las de Khomeini.

….Hace tiempo que somos como niños y no podemos decir lo que pensamos o imaginamos. Cuando el censor desaparezca ¡porque alguna vez sucumbirá demolido por una autopista! estaremos decrépitos y sin saber ya qué decir. Habremos olvidado el cómo, el dónde y el cuándo y nos sentaremos en una plaza como la pareja de viejitos del dibujo de Quino que se preguntaban: «¿Nosotros qué éramos?

….Cuando ya nos creíamos libres de brujos, nuestra cultura parece regida por un conjuro mágico no nombrar para que no exista. A ese orden pertenece la más famosa frase de los últimos tiempos: «La inflación ha muerto» (por lo tanto no existe). Como uno la ve muerta quizás pero cada vez más rozagante, da ganas de sugerirle cariñosamente a su autor, el doctor Zimmermann, que se limite a ser bello y callar.

….Nuestra historia —con sus cabezas en picas, sus eternos enconos y sus viejas o recientes guerras civiles— nos ha estigmatizado quizás con una propensión latente represiva-intervecinal que explota al menor estímulo y transforma la convivencia en un perpetuo intercambio de agravios y rencores.
…No es ejemplo actual sino intemporal, digamos, el del taxista calvo que «fusilaría a los muchachos de pelo largo». El del culto librero que una vez, al pedirle un libro feminista, me reprochó: «Vamos, no va a ponerse a leer esas cosas…» («Nena, eso no se toca.») O el del director de una sala que exigió a un distinguido coreógrafo que no incluyera «danza demasiado moderna ni con bailarinas muy desvestidas». («Nene, eso no se hace.»)

Pasaron casi cuatro décadas de esta verdadera joya. Anote lectora/or, diría el Negro Fontanarrosa: 2017 ¿Terminamos la primaria, como Nación? Ingresamos al secundario. ¿Universidad? O seguimos siendo un País-Jardín de Infantes. Descubrirlo es más entretenido que un balance.

¡2017! Brindamos con nuestros lectores para que alguna vez, algún día, sepamos construir un país más justo, inclusivo, solidario y que la pobreza cero, deje de ser una promesa electoral.

Cada cual con su bebida preferida y rodeado de afectos. ¡Chin…Chin!

Regresamos en febrero.