El 10 de enero de 2011 se apagaba la luz de una de las cantautoras, quizás la mejor, que este país dio. María Elena Walsh fallecía, a los 80 años, en la ciudad de Buenos Aires, rodeada de lo que ella misma llamó, su petit comité: Sara Facio y sobrinas.

Eduardo Falú le dedicó las últimas palabras de despedida, en el Cementerio de la Chacarita. Hija de padre inglés y abuelos ingleses, hija de madre mitad criolla y mitad andaluza, estalló en el mundo literario de Buenos Aires al publicar un poema a los 15 años en la Revista El Hogar y un artículo en el Diario La Nación. A los 17 años, por “Otoño imperdonable”, obtuvo el 2do. Premio Municipal de Poesía, con la aclaración del jurado, de  “que no le daban el primer premio porque era muy niña todavía”. El libro fue elogiado por Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Silvina Ocampo y Juan Ramón Jiménez, quien la llevó como poeta invitada a su casa en Estados Unidos. 

Amiga de toda la vida de Sara Facio, fotógrafa eminente, se conocieron en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, de Barracas, a la que María Elena entra con 12 años y de la que egresa con el título de Maestra de Bellas Artes. 

Fue pareja durante muchos años de la folclorista Leda Valladares, fue pareja de la directora de cine María Herminia Avellaneda y de Sara Facio en sus últimos años. Con Leda Valladares formó un dúo (Leda y María) que tuvo éxito total en Argentina y en París, donde vivieron seis años. Con Leda también llevan a escena “Los sueños del Rey Bombo”, “Canciones para mirar” y, sobre todo, “Doña Disparate y Bambuco”. Los tres eran espectáculos teatrales para niños, tomados del molde del Cabaret Crazy Horse de París, en donde habían actuado largo tiempo. La idea era tomar el varieté, café concert o cabaret y armarlo como un espectáculo para niños, con guión y canciones, escenarios y vestuario, todo  adaptado  para el público infantil.  En el libro que luego se edita como álbum discográfico “Tutú marambá”, se encuentra lo que quedó de “Los sueños del Rey Bombo”, ya que la obra original se perdió. 

En 1963 se separa definitivamente de Leda Valladares quien sigue la línea indigenista y folclórica. María gana el Premio Argentores por el mejor guión para público infantil por un programa dirigido por María Herminia Avellaneda y conducido por Pinky.  En1968 estrena “Juguemos en el mundo” espectáculo para adultos.

En 1978, asfixiada por la dictadura militar y en pleno mundial de fútbol, declara que “no compondrá ni cantará más en público”. A su vez, el 16 de agosto de 1979 en el Diario Clarín publica un artículo titulado “Desventuras en el País Jardín-de-infantes”, artículo polémico y relevante, del que toma el título un libro completo publicado recién en 1993. En dicho artículo en donde habla sin tapujos de la censura y la situación de la cultura y educación en el país-jardín-de-infantes durante la dictadura, sostiene: “cuando el censor desaparezca (porque alguna vez sucumbirá demolido por una autopista) estaremos decrépitos y sin saber qué decir”.  

 Raúl Ricardo Alfonsín la eligió para integrar el Consejo para la Consolidación de la Democracia entre 1985-1989, al fin del proceso militar y la asunción de las autoridades gubernamentales democráticas. 

Su tema “Como la cigarra”, dedicado a las víctimas de la dictadura en Chile y en Argentina está incluido junto a los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en el Jardín de los Derechos Humanos de Barcelona.  Otros temas suyos, como “Serenata para la tierra de uno”, “Oración a la Justicia”, “En el país del nomeacuerdo” y “Canción de caminantes”, fueron elegidos como emblema por el público para honrar y defender la democracia. 

Fue premio Konex de Platino por el mejor espectáculo infantil y ganó el Konex de Platino en Literatura Infantil. En 1985 fue declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, Doctora Honoris Causa en la Universidad de Córdoba, y en el 2000 obtuvo el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE). En el 2014, ya fallecida,  le dan el Gran Premio de Honor Konex y la editorial Alfaguara publica “Poemas y canciones”, un compilado con la mejor selección de su prolífica obra. 

Celebrar la niñez con su amor, su ternura, su dulzura, diciendo sin tapujos todo lo que tenía para decir, con disparates o sin ellos, fue un mérito que tan sólo ella tuvo. Iluminó las infancias de mi generación, todos bailamos, jugamos y cantamos con sus canciones, tan infantiles y a la vez tan profundas. El país entero la lloró cuando murió y nunca, ni antes ni después tuvimos, una artista de ese tipo. Era inclasificable, diversa, multifacética y profundamente filosófica en todas sus reflexiones y dichos. Nunca improvisó nada, todo en su obra estuvo, siempre, perfectamente estudiado, en desmedro de muchos artistas infantiles que vinieron después que subestimando a su propio público iban “improvisando sobre la marcha”.  Todos fuimos felices con ella, a  pesar de los milicos, el mundial de fútbol y las Malvinas. Todos estábamos incluidos en ella, todes les niñeces, a pesar de, y celebramos tanto la incoherencia del absurdo como la fantasía y la imaginación que nos salía a borbotones. Viajamos con Manuelita, bailamos con el Mono Liso, tomamos el té, y nos bañamos con la luna, también en camisón.  

 En un mundo quebrado, en donde la mitad de la población se raja las vestiduras hablando de los derechos de los niños por nacer y en donde nadie, nadie, trata de proteger los derechos de los niños que ya nacieron y que andan mendigando por ahí u hospitalizados por maltrato parental o víctimas de balas perdidas, qué bueno, qué lindo y qué tierno sería, que todos los niños, ahora, en este 2021 que viene fulero y también pleno de pandemia,  puedan disfrutar, también, como lo hicimos nosotros en nuestras infancias, de su voz y sus canciones inolvidables…

En una Argentina en donde la única e imperdonable dictadura es la del capital que subsume a la gran mayoría en un estado de pobreza y de inanición imperdonable qué hermoso que sería que todos los chicos, los de la Argentina y los del  mundo también, pudieran sumergirse y nadar tanto en sus maravillosos espectáculos teatrales como en sus cancioneros tan chiquitos y tan enormes, tan gigantotes a la vez….