Por Mariana Miranda, (Psicóloga/ Escritora)

El pasado 7 de Junio se celebró el Día del Periodista en la Argentina. Esta fecha conmemora el día de la aparición del primer órgano de prensa del gobierno nacional (la Primera Junta de Gobierno de la Revolución de Mayo) e indica la salida de la imprenta del primer número de “La Gaceta de Buenos Aires”, el 7 de junio de 1810, publicación ideada y editada por Mariano Moreno, secretario de la Primera Junta.

En su primer número la Gaceta publica: “El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus Representantes y el honor de éstos se interesa en que todos conozcan la execración con que miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder para cubrir los delitos”. “Cuando el Congreso necesite un conocimiento del Plan de Gobierno que la Junta Provisional tiene es más digno de representación fiar a la opinión pública sus procedimientos de tal forma que nadie ignore los principios políticos que reglan sus resoluciones” (Mariano Moreno, Escritos).

En este sentido, el mismo Moreno publica en su primera edición: “Para el logro de tan justos deseos ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal con el título de Gazeta de Buenos-Ayres, el cual sin tocar los objetos que tan dignamente se desempeñan en el semanario de comercio, anuncie al público las noticias exteriores e interiores que deban mirarse con algún interés. En él se manifestarán  igualmente las discusiones oficiales de la Junta con los demás jefes y gobiernos, el estado de la Real Hacienda y medidas económicas para su mejora y una franca comunicación de los motivos que influyan en sus principales providencias…” Así, siguiendo el Plan de Operaciones del Gobierno Revolucionario diseñado por el mismo Moreno, nace el primer periódico argentino. Mariano Moreno, abogado, periodista y escritor y además ideólogo de la Revolución de Mayo, consideraba que sólo se lograría convencer al pueblo de las bondades revolucionarias si el gobierno tenía un órgano de prensa propio, así nació la Gaceta.

    En este sentido y siguiendo el modelo revolucionario que planteó Tupac Amaru hacia 1780, (*1)  el Plan de Operaciones diseñado por Moreno planteaba la creación de un estado republicano amplio que abarcara buena parte de sud América y que incluyera iguales derechos civiles y políticos para indios, negros, mulatos y zambos basándose en los principios de libertad, igualdad y fraternidad pregonados por la Revolución Francesa. (Es de destacar que Moreno siempre fue un enérgico defensor de los derechos humanos tanto de los indios como de los negros)

Así se abre la brecha originaria en el seno de la Revolución de Mayo (que no fue precisamente la grieta entre peronistas y antiperonistas) entre morenistas y saavedristas desde el principio  ya que Moreno venía con ideales más que jacobinos peligrosamente indigenistas y planteaba la igualdad “per se” de derechos entre todos los humanos, cosa a la que se oponía la aristocracia criolla revolucionaria. Así terminó, envenenado, envuelto su ataúd con la bandera británica y desaparecido su cuerpo al arrojarlo en alta mar. De esta forma Mariano Moreno, junto con Manuel Belgrano y Juan José Castelli, que fueron los que constituyeron el núcleo duro de la Revolución de Mayo  pasan a ser, con el tiempo, los entenados de la historiografía liberal. A Juan José Castelli, relator de la Revolución, que fallece paradójicamente por un cáncer de lengua, la policía secreta española ya lo consideraba, hacia 1803 como “el más peligroso tupamaro independentista” y el escritor Andrés Rivera le dedica, en 1992 el libro “La Revolución es un sueño eterno”,  libro por el que obtiene el Premio Nacional de Literatura.

 En “El violento oficio de escribir”, que es una compilación de la totalidad de las notas periodísticas escritas por Rodolfo Walsh entre 1953 y 1977 el autor hace  constantemente referencia al periodismo como oficio violento porque dar información, de por sí, es una tarea peligrosa. Así, conjugando la tarea del escritor literario de policiales negros y la del periodista investigador de los crímenes del estado nacen “Operación masacre” (1958), “El caso Satanowsky”  (1958) y  “¿Quién mató a Rosendo?” (1969) en donde Walsh, a través de una investigación obsesiva y concienzuda  devela crímenes de lesa humanidad. Ya desde los ’70 Walsh plantea que “es imposible hacer literatura desvinculada de la política”… plantea que “Sos un inocente en realidad (en referencia a los autores de novelas burguesas)…. Hasta que te das cuenta de que tenés un arma: la máquina de escribir. Según cómo la manejás es un abanico o es una pistola, y podés utilizar la máquina de escribir para producir resultados tangibles, y no me refiero a los resultados espectaculares, como es el caso de Rosendo, porque es una cosa muy rara que nadie se la puede proponer como meta, ni yo me la propuse, pero con una máquina de escribir y un papel podés mover a la gente en grado incalculable. No tengo la menor duda.” (*2 )

No obstante esto Walsh deja de escribir para hacer uso de las armas y se convierte en uno de los cuadros principales de la inteligencia montonera, publica con seudónimo, se fuga, crea ANCLA (Agencia de Noticias Clandestina) para mermar el poder de la censura del estado de facto sobre los medios de comunicación convencionales. Al final de cada noticia publicada por ANCLA se editaba: “Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez lo están esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote al terror, haga circular esta información”.

En una carta publicada en forma póstuma Walsh le escribe a su hija:”No podré despedirme… nosotros morimos perseguidos, en la oscuridad. El verdadero cementerio es la memoria”. Su hija Vicky y Paco Urondo mueren en 1976, Walsh es llevado por un comando luego de un tiroteo en 1977 al día siguiente de haber publicado su “Carta Abierta a la Junta Militar Argentina” que termina con las palabras “con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles”. Su cuerpo nunca se encontró si bien se recuperaron anotaciones y papeles póstumos en centros clandestinos de detención de personas.

   En relación a la peligrosidad y violencia  del oficio periodístico es de mención indispensable aquí el asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas, el 25 de enero de 1997, asesinado en una cava en General Madariaga, cerca de Pinamar, por haber sacado una foto del empresario  Alfredo Yabrán con su mujer caminando por la playa de Pinamar. Esta foto fue tapa de la revista “Noticias”, revista de la cual Cabezas era reportero gráfico. El 25 de enero de 2017 se cumplieron 20 años del crimen de Cabezas, crimen inadmisible para cualquier trabajador de prensa (Yabrán había jurado que iba a matar a cualquiera que le sacara una foto). A 20 años del homicidio ningún imputado permanece preso. Se hizo un acto en Rosario convocado por el Sindicato de Prensa, familiares, organismos de defensa de derechos humanos y ARGRA (Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina) en plaza Pringles en donde todos (o casi todos) los presentes llevaban la foto que causó la muerte de Cabezas.

   El 7 de junio de este año el Sindicato de Prensa de Rosario publicó un comunicado de prensa que expresa: “Son las banderas del 7 de junio las que le dan esencia y dignidad a nuestro trabajo. Hoy llegamos a esa fecha con un escenario oscuro para los trabajadores de prensa: con despidos, cierres de medios, precarización laboral, multifunción y grave deterioro de la pluralidad informativa. La crisis nos obliga a redoblar esfuerzos para asistir a los embates del neoliberalismo y profundizar el trabajo periodístico, conscientes de que la comunicación es un derecho humano y no una mercancía”.  Y agregaba por entonces:“La convocatoria es a movilizarse el jueves 8 para denunciar la profundización de la crisis laboral y salarial en el sector y, con ello, la emergencia que afronta una auténtica libertad de expresión con pluralidad de voces”.

 En palabras de Carlos Del Frade “Hoy es el día de los que hacemos el trabajo más maravilloso  del mundo, contar las cosas que le pasan a nuestro pueblo. “Escuchar bien para contar bien, como decía Walsh”. “Develar los misterios inventados por el poder para tapar sus crímenes”, escribía Moreno. Es un privilegio recibir el testimonio de una trabajadora o un trabajador que sufre una situación de explotación o es testigo de un hecho de corrupción que temblando por su propia suerte viene y te cuenta el hecho, exponiéndose al despido o la censura. Lo hace para que no se lo hagan a otros. Eso es un privilegio, un tesoro del que nunca sabrán los dueños, los patrones de los grandes medios que, con suerte, saben de hacer dinero y nada más. Por eso, a la pibada que estudia periodismo, por favor, nunca se dejen robar los sueños, los ideales, la subversiva idea que las palabras sirven, efectivamente, para cambiar la realidad. Que la palabra nos hace seres humanos. Que la palabra es el insumo básico del mejor laburo del mundo, el ser periodista, trabajador de prensa.

1* José Gabriel Condorcarqui, nació en 1740 en Perú. Descendiente del último Inca presentó una petición formal para librar a los indios del trabajo esclavo y se la negaron. Organizó una rebelión junto a sus  hombres, rebelión que fue aplastada por los españoles. Fue descuartizado junto a toda su familia en la plaza de Lima, en el Cuzco peruano.

2* Rodolfo Walsh, “Hoy es imposible en la Argentina hacer literatura desvinculada de la política”, Reportaje de Ricardo Piglia a Rodolfo Walsh en marzo de 1970, en “Un oscuro día de Justicia”, Ed. De la Flor, 2010.-