EL DESASTRE DE PORTO ALEGRE Y EL MODELO AGROINDUSTRIAL
Mayo de 2024 quedará grabado a fuego en millones de personas que perdieron todo en la ciudad de Porto Alegre, la ciudad más importante del sur brasileño.
Una desgracia totalmente previsible, dado que es resultado de más de veinte años de deforestación para agrandar la frontera agropecuaria en beneficio del monocultivo de soja, entre otros factores como la inoperancia del Estado para proyectar la ciudad de manera sostenible, realizar obras de infraestructura o autorizar producciones agro-industriales o no.
A la ciudadanía santafesina estas tragedias la afectan particularmente porque conoce de qué va la cosa. A la gente del Centro de Protección a la Naturaleza (CeProNat) y de la Multisectorial Paren de Fumigarnos, por partida doble, porque además algunos de sus integrantes fueron a alojarse en casas de familias del Movimiento Los Sin Tierra (MST) brasileño, en el asentamiento Nova Santa Rita, en ocasión del Foro Social Mundial (FSM) en enero 2023. Esto llevó a forjar una relación de amistad, intercambio de información y camaradería que persiste.
En este tipo de casos la responsabilidad estatal es indiscutible, por acción u omisión. Pero difícilmente sirva de consuelo en momentos tan duros para quienes son víctimas de estas catástrofes.
Las palabras de Graciela, integrante del Movimiento Los Sin Tierra así lo describen, en un reportaje concedido a radio LT9 de Santa Fe: “Somos agricultores ecologistas, sabemos y tenemos conciencia de todo lo que se está haciendo en los últimos veinte o treinta años en relación a un modelo productivo que explota los bienes de la naturaleza sin importar los riesgos para la vida y el futuro. Es una catástrofe anunciada, a la que infelizmente ni gobiernos ni empresas, que tienen gran parte de culpa le importaron. Los mas pobres pagamos los platos rotos, los que vivimos en la periferia. Los asentamientos de la reforma agraria perdimos toda la producción. Nuestra huerta quedó cinco días bajo el agua”(1).
Producción versus salud.
En la exposición llevada a cabo en el FSM, el actual vicepresidente del CeProNat, Carlos Manessi, mencionó que «las corporaciones manejan el negocio de la soja transgénica tanto en Argentina, como en Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay con un paquete tecnológico similar. Mismas prácticas basadas en agrotóxicos y semillas transgénicas. La corporación Syngenta denominó a esta región como la “República Unida de la Soja”.
Y agregaba: “Santa Fe provincia presenta un 70% de tierras cultivables con soja transgénica, muchísimo. Una de las cuestiones del modelo es la invisibilización, que la gente no se entere lo que está pasando. Nadie sabe que se usan más de 600 millones de litros de agrotóxicos en Argentina. Ni más de 1000 millones de litros de agrotóxicos en Brasil, registrados, es decir que son mas. Ningún ministerio ni oficina pública en Argentina ofrece información detallada de la cantidad de venenos vertidos a los territorios. Casi la totalidad de los principios activos de esos venenos son en base a glifosato, atrazina y 24D. Clasificados como probables cancerígenos por la Organización Mundial de la Salud. Disruptores endócrinos, generadores de malformaciones, hallados en toallitas íntimas femeninas, placenta humana, ropa, gasas y algodones hospitalarios, orina humana, peces (récord mundial en Santa Fe) y ahora también en el esperma humano. Semejante cantidad de venenos esparcidos en nuestra geografía, seguramente lo encontraremos adonde los vayamos a buscar.
La ciencia digna, sin conflicto de intereses, ha demostrado fehacientemente en variados estudios y trabajos el impacto en la salud de la población. Según el Instituto Socioambiental de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario, que realizaron campamentos sanitarios en el sur de la provincia de Santa Fe, la estadística de enfermar y morir por cáncer en esa zona entre personas de entre 14 y 45 años es casi tres veces mayor que en el resto del país. Alzheimer y Parkinson ya han sido relacionados a la exposición a estos venenos. La comida de nuestras mesas contiene cerca de treinta de estos productos químicos bioacumulables, no importa que sean dosis pequeñas, porque van quedando alojados en tejidos grasos y órganos. El Estado por ahora mantiene silencio sobre estas cuestiones” (2).
En este aspecto, se presentó recientemente el informe “El plato fumigado 2024” (3), por parte de un equipo formado por profesionales de la fundación Cauce y de la organización Naturaleza de Derechos. Allí se confirma la carga química de 73 agrotóxicos en frutas, verduras y hortalizas recomendadas en las Guías de Alimentación que publican desde el mismo Estado. Contabilizan un 45 % como cancerígenos, otro 79 % alteradores endócrinos, y un 18 % inhibidores de la colinesterasa. Otros 20 compuestos contaminantes de promedio en el agua y 30 en legumbres, cereales, papas, panes y pastas, siendo el 67 % cancerígenos, el 80 % disruptores endócrinos y un 30 % inhibidores.
Producción versus cambio climático.
El modelo agroindustrial actual produce casi el 50% de los gases de efecto invernadero que generan el Cambio Climático que trae inundaciones, sequías, tormentas cada vez más extremas, contaminaciones varias, enfermedades zoonóticas que a su vez generan pandemias, pérdida de biodiversidad. Impactos tremendos y ya ineludibles.
Estudios técnicos del INTA demuestran que la compactación del suelo sembrado de soja y rociado con agrotóxicos, provoca que las gotas de lluvia reboten como contra un vidrio sin ninguna permeabilidad. De allí el desborde de ríos y arroyos; las lluvias dejan de filtrar hacia abajo y escurren hacia las zonas donde los terrenos van bajando. Unido al desmonte para agrandar la frontera inmobiliaria y/o agropecuaria, generan un cóctel letal para el Ambiente.
Otra arista de estas temáticas son los incendios. Queman montes, humedales, y todo terreno apto para sembrar o construir un barrio cerrado, con toda la flora y fauna existente, provocando la desaparición de especies y enfermedades respiratorias. Se suman los problemas.
¿Y qué pasa con los envases plásticos de los agrotóxicos? Vienen en bidones de veinte litros, que en 600 millones vertidos representan 30 millones de envases plásticos imposibles de reciclar porque los químicos se adhieren indefectiblemente por su porosidad, entre un tres y un cuatro por ciento que ningún lavado podrá eliminar jamás. Increíblemente se han hecho bancos de plaza con este material, cucharitas de helado y otras cosas que siguen enfermando y matando.
La esperanza es lo último que se pierde.
La Corte Suprema de Justicia de Santa Fe ha fallado a favor de alejar las aspersiones de agrotóxicos en pueblos y ciudades de la provincia hasta 1000 metros. Sin ser la solución al problema, ayuda. Jamás la política, salvo honrosas y contadas excepciones, acompañó al Poder Judicial. Sólo algún diputado o senador provincial que han acompañado los proyectos de leyes que se han presentado en la Legislatura. Ningún Poder Ejecutivo nunca impulsó ni gestionó en favor de la salud de la población. Al contrario, sucumbió hasta el día de hoy a los lobbies empresarios que ganan millones a costa de la salud de la población y de la Naturaleza.
Este 2024 se volvieron a presentar los proyectos de ley para tratar algunas de estas problemáticas. Ya perdieron estado parlamentario ¡ocho veces!
Costos y beneficios.
Según un estudio brasileño, por cada dólar que se obtiene a través de estas producciones, el Estado gasta un dólar con treinta centavos en salud pública. Sin contar los perjuicios al medio ambiente en cuanto a proliferación de plásticos contaminantes, la desaparición de especies animales y vegetales, más los necesarios intercambios gaseosos que desaparecen por la tala de árboles y el valor intrínseco de estos, valuados cada uno en casi 200.000 dólares a lo largo de su existencia, según la página forestalmaderero.com de Colombia, citando un estudio de la Universidad de Michigan, Estados Unidos (4).
Alguien con bastante autoridad en este tema es el prestigioso y multipremiado científico brasileño Carlos Nobre, Nobel de la Paz del año 2007 junto al equipo del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) de la ONU. Es quien coordinó el estudio “Nueva economía de la Amazonia” del WorldResourcesInstituteBrazil, que probó que la Amazonia genera más valor económico si se mantiene en pie que si se deforesta. El PIB de la región aumentaría un 67%.
En una entrevista que se realizó antes de las trágicas lluvias de Rio Grande do Sul y se completó después de las mismas mencionó que «Rio Grande do Sul alberga uno de los mayores números de negacionistas de Brasil. En 2019, el gobernador Eduardo Leite se puso de acuerdo con la Asamblea Legislativa sobre una serie de medidas que debilitaban la protección ambiental, la biodiversidad, todo con una visión de expansión total de la industria agropecuaria. Si los márgenes de los ríos fuesen reforestados, el suelo absorbería más agua. No toda el agua de las lluvias iría para el río, una parte se quedaría en el suelo» (5).
Desde Santa Fe le decimos a la Legislatura y al Poder Ejecutivo que la sociedad sigue exigiendo de sus representantes que se involucren y se atiendan las cuestiones socioambientales de manera eficiente y en forma global, puesto que hay otra forma de producir.
Conclusiones desde el CeProNat.
Este año por gestión de la organización ambiental Capibaras de Santa Fe, el CeProNat recibió la invitación a participar del Consejo Económico y Social de la provincia de Santa Fe, bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Productivo. Allí se formaron tres comisiones de trabajo: Educación; Justicia y Seguridad; y Producción, Trabajo e Innovación.
La reunión para conformar las comisiones no contó con las presencias de las ONGs por diversos motivos. Aquí transcribimos sentires y pensares acerca de esta cuestión.
Creemos indispensable un replanteo de los modelos productivos actuales en muchos ámbitos. En los documentos de trabajo que se nos compartieron desde el Ministerio se habla mucho de la creación de valor, sin tener en cuenta el valor que tiene una conservada biodiversidad, rica en especies de flora y fauna autóctonas y se encuentra entre las más importantes del mundo.
Apoyamos y creemos en la producción de la mano de una verdadera sostenibilidad climática y socioambiental. Que escuche a la Ciencia Digna, a científicos sin conflicto de intereses y que tiene múltiples voces.
Nos preguntamos de qué se jacta el actual modelo, de generar riquezas, como se manifiesta públicamente, habría que plantearse para quiénes. Los números de la pobreza hablan solos. Y el modelo agroproductivo no es inocente. El suelo y las tierras santafesinas ¿a quiénes le pertenecen? Los cordones de pobreza en las ciudades aumentan por el despoblamiento de nuestro campo, porque este modelo productivo basado en químicos no necesita prácticamente trabajadores rurales, ya que con las actuales tecnologías, para gestionar 500 hectáreas de soja solo se necesitan uno o como máximo, dos personas, cuando antes del modelo sojero, en esa misma extensión de campo había tres o cuatro tambos que necesitaban como mínimo 15 o 20 personas.
El CeProNat desde hace 47 años hace escuela en este y otros temas, junto a otras organizaciones como Capibaras, Trama Tierra, y otras. Creemos que además de escucharlas es hora de apoyarlas real y efectivamente.
En la búsqueda de puntos en común encontramos el amor por nuestra tierra, nuestra gente, nuestros símbolos patrios, nuestras tradiciones, así como la idea de la necesidad imperiosa de comenzar un cambio de modelo productivo enfocado en la agroecología, sin la utilización de agrotóxicos.
En este punto creemos conveniente sumar nuevas herramientas para lograr reducir los índices de contaminación, en beneficio de la Salud y el Ambiente como el apoyo al proyecto de ley que modifica la ley 11273/95, mal llamada de fitosanitarios, que regula el uso de agroquímicos en nuestra provincia, como así también el proyecto de ley que fomenta la agroecología y el proyecto de ley que reubica los silos de los centros poblados en zonas donde no impacten en la salud de los vecinos. Y promover la agricultura familiar en busca de una soberanía alimentaria hoy es inexistente. Que incluya a todos.
Recordemos las palabras del Papa Francisco I, reunido recientemente con la vicegobernadora Gisela Scaglia. En su encíclica Laudato Si de mayo de 2015, sobre el cuidado de la casa común (6), donde nos invita “a buscar otros modos de entender el progreso y la economía”. Menciona la “íntima relación existente entre pobreza y fragilidad del planeta. La necesidad de debates sinceros y honestos así como la grave responsabilidad de la política.” Nombra a los “agrotóxicos como desaparecedores de especies de pájaros e insectos haciendo que la tierra se vuelva menos rica y bella. Esa depredación de recursos es a causa de formas inmediatistas de entender la economía y la producción. El cuidado de los ecosistemas supone una mirada que vaya más allá de lo inmediato, porque cuando solo se busca rédito económico rápido y fácil, a nadie le interesa realmente su preservación. El costo de los daños que se ocasionan por el descuido egoísta es mucho más alto que el beneficio económico que se puede obtener. Podemos ser testigos mudos de gravísimas inequidades cuando se pretenden obtener grandes beneficios haciendo pagar al resto de la humanidad, presente y futura, los altísimos costos de la degradación ambiental.
Es loable la tarea de organizaciones de la sociedad civil que sensibilizan a la población y cooperan críticamente para que cada gobierno cumpla con su propio e indelegable deber de preservar el ambiente y los recursos naturales sin venderse a intereses espurios locales o internacionales.”
Además el Santo Padre remarca que “cada territorio tiene una responsabilidad en el cuidado de esta familia, por lo que debería haber un cuidadoso inventario de las especies que alberga, en orden a desarrollar programas y estrategias de protección.”
En este 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, hay pocas cosas por las que festejar pero muchos desafíos y cambios a realizar. El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente propone una jornada para reflexionar y actuar por el bienestar de nuestro Planeta en un año cuyo tema cobra especial relevancia: restaurar las tierras, detener la desertificación y fortalecer la resiliencia a la sequía porque NUESTRAS TIERRAS SON NUESTRO FUTURO. Y enmarcada en esa posición, nos hemos permitido exponer sobre los problemas de un modelo agroproductivo industrial que sólo propone políticas de tierra arrasada, con ganancias para unos pocos y terribles pérdidas para la mayoría; un modelo que demuestra sus límites con inundaciones, deforestación, sequías, escasez de agua potable y fenómenos climáticos extremos: una suma de variables que preparan la “tormenta perfecta” para la Humanidad y para los argentinos en particular. El desafío es impulsar el cambio en nuestra relación con el Planeta.
Solidaridad.
Desde el Centro de Protección a la Naturaleza expresamos nuestra profunda solidaridad con la población brasileña afectada por las inundaciones. Creemos que las víctimas inocentes podrían haber salvado sus vidas y/o integridad física, moral y material si hubiese habida una correcta planificación del modelo de producción agroindustrial, de manera sostenible y previniendo el desastre socioambiental.
Referencias:
(2) https://www.youtube.com/live/8z9xCfWk-cE?si=VJzCJUoUAlULhFDD
(3) https://www.youtube.com/live/dwfg_kGJ9as
(4) https://www.forestalmaderero.com/articulos/item/un-arbol-vale-la-pena-193250-dolares.html
(5) https://ctxt.es/es/20240501/Politica/46261/bernado-gutierrez-carlos-nobre-cambio-climatico-amazonia-brasil-entrevista.htm?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTEAAR0L7YPLbsG260K6d843_2bTPOtA74jG7SVqjltC1AW9d_B2eyj54VtjHGE_aem_AbivRxLMlreS8s2UlYCfPxnba9LPR6HL53-1mwhIu2ZLFyEcUV-KeRaC8gYeNDwqqSFEA4aBpv3rlprYVxQ0oMKG?utm_campaign=facebook?utm_campaign=facebook?utm_campaign=facebook https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html