(Novela, de Ernesto Ángel Ciunne y Pablo Crash Solomonoff) – Comentarios y preguntas
En un imbricado trabajo de encrucijadas disímiles en donde juegan los conceptos y registros del tiempo y el espacio; y a su vez las ideas de lo utópico, lo distópico y lo entrópico, los autores ponen a los protagonistas, sobre todo a Arcos, héroe de la aventura, en un juego permanente entre la realidad y la ficción, lo onírico y la vigilia, el pasado y el futuro.
La alternancia entre los tiempos y los espacios que el protagonista tiene que atravesar está prolijamente estudiada en un juego de encastres diverso donde lo lúdico brilla intentando cambiar los hechos.
La red ferroviaria como una estructura que permanece en el relato y a su vez lo arma está unida a la verdad periodística que no es otra que el registro contemporáneo de la realidad histórica.
ALGUNAS PREGUNTAS:
– ¿Por qué el juego en el tiempo entre 1930 y 1960? ¿Por qué la preocupación central es impedir el derrocamiento de Yrigoyen?
Según la teoría de los mundos paralelos o la del jardín de los senderos que se bifurcan, Arcos en un sendero, en una realidad, es un periodista que trabaja en un diario pero en otro mundo paralelo o en otra realidad, vamos a decir en otra realidad, existe un tipo llamado Barreda que con un grupo de gente pretende frustrar el golpe de estado del ’30.
Esta era la idea básica, entonces lo convocan a él, lo llaman a él y lo van llevando para que vaya donde está Barreda y Barreda le va a decir, “Bueno, mire, usted tiene que poner un aviso en el diario que diga “Volarán las palomas”, está en el año ’30, estamos en el año 1930, ¿por qué volarán las palomas? porque el primer núcleo, el primer regimiento, salió de la base aérea del Palomar, entonces, en ese mundo paralelo, la realidad fáctica es ésa, nosotros estamos acá, en un bar, veo por la ventana y pasan un auto y un taxi, pero en otro mundo paralelo, a lo mejor pasan un mateo o un tranvía.
Elegí ese momento histórico porque me pareció un momento clave, un momento claro, un momento en donde la historia se bifurca, porque la Argentina venía con un sistema democrático, institucional, y ahí es donde cambia todo, se bifurca o se rompe.
Ese golpe de estado cambia el mapa de la Argentina, el mapa político, totalmente, si vos querés analizar las cuestiones políticas y sociales del año ’30, bueno, eso es otra cuestión, pero ahí, con ese golpe, la historia argentina se quiebra y no sé si todavía hemos salido de ese pozo.
El coronel Barreda y su gente arma una estrategia para manejar el tiempo. ¿Hay un parentesco ideológico de Barreda con Perón?
El parentesco ideológico de Barreda con Perón no pasa por una cuestión histórica, vamos a lo histórico, la gente de Barreda era constitucionalista, legalista; los otros, Uriburu, eran nacionalistas como iba apareciendo el nacionalismo nazi, los nacionalistas con z, en una oportunidad, vino un español, entonces un amigo que tenía una agencia de turismo, me dijo que lo lleve a pasear por la ciudad y yo lo llevé al Monumento a la Bandera, cuando vio lo que era y el propileo, el tipo dijo que parecía el Campo de Marte que tenían en Nüremberg, con una estética totalmente fascista.
El año ’30 es un año de quiebre, no sólo en la Argentina, sino en todo el mundo. El nacimiento del nacionalsocialismo aparece en la crisis del año 1929, lo de Dreyfus en Francia, el nacionalsocialismo nació en Francia, entonces históricamente ha sido eso. En “El viaje de los largos días a las noches”, Lenin habla de eso, y la juventud se engancha en ese patriotismo, en eso de ver a la guerra como un acto heroico, como algo romántico, ésa es también la historia de Orwell, está todo conectado, los ingleses que iban a pelear a España por una cuestión romántica, la guerra del 36, cómo George Byron que se hace matar en Grecia.
A Yrigoyen la revolución se la hace el conservadurismo, la oligarquía ganadera de la República Argentina. Acá en la Argentina está ese nexo que en otros países o en otras situaciones no se dio. En 1917 se dio la Revolución Rusa. La oligarquía argentina iba a París a tirar manteca al techo.
– El sistema de trenes argentino permanece a lo largo de toda la trama. ¿Qué significan para ustedes nuestros trenes?
Da para un análisis histórico. El ferrocarril, como dijimos recién fue una herramienta del imperialismo para controlar a los países productores de materia prima.
En la Argentina la red ferroviaria se desarrolló según las materias primas que le interesaban al capitalismo inglés, la extracción de las materias primas hacia puertos ingleses. La famosa historia de que vos les vendés a ellos una bolsa de harina a un peso y ellos te venden el arado a 50 pesos, el deterioro de los términos del intercambio.
Las connotaciones del espacio gráfico, tal vía, tal tren, va para allá, para acá, entonces ése es el punto de vista histórico, desde lo ficcional es perfectamente el dibujo de un jardín de los senderos que se bifurcan, una metáfora del entramado de una red, entonces mientras yo voy por una línea con este tren, vos vas por esta otra con otro tren, ahí es en donde insertamos el poema de los caminos que, digamos, uno no elige, porque elegir un camino implica dejar el otro para mañana o para quien sabe cuándo, ¿no?
Es como que siempre, te van trazando el camino, y uno siempre se pregunta, “¿Qué hubiera pasado si…?” y bueno, la ficción se basa en esa pregunta, “¿Qué hubiera pasado, por ejemplo, si el golpe de Uriburu se evitaba o si el televisor se inventaba en los años ’30 y no en los ’50?”. Ésas son las preguntas que generan bifurcaciones. “¿Qué hubiera pasado si Napoleón ganaba tal batalla?”. Hay un filósofo que se llama Pablo Capana que escribió un ensayo sobre este tema, la ucronía, el tema de “¿Qué hubiera pasado si…?”, las historias alternativas, las lecturas alternativas, que van generando no sólo presentes alternativos sino futuros diferentes…
Por ejemplo, “¿Qué hubiera pasado si los turcos no conquistaban Constantinopla (que entraron a la ciudad medio por casualidad)?
– Al final del libro aparece un laberinto del cual se debe salir por un difícil juego de espejos, ¿Esta imagen es una suerte de parábola de los procesos históricos? ¿Por qué?
Yo lo soñé al laberinto de espejos (Pablo Solomonoff), cuando estábamos en la disyuntiva que no sabíamos cómo terminar la historia, al final decidimos dejarla con un final abierto. La pregunta era ¿Cómo hacer que Arcos vuelva de Arenales a Rosario o a Buenos Aires? o a la habitación ésa de hotel, que para mí la habitación del Hotel Moderno es el centro del laberinto, porque los quiebres temporales suceden ahí, toda la información está ahí, en los años ’30 y en los ’60, él se cruza con su mismo otro yo, digamos, en esa habitación.
El Hotel Moderno funciona justo como un lugar de pasaje, como un arco, y el tema del laberinto, yo lo soñé para poder hacerlo volver, porque vos me planteabas (a Ernesto Ciunne) que en Arenales, en ese búnker había una máquina del tiempo, entonces dije, bueno, que esa máquina del tiempo fuera un dispositivo para volver, sumé, digamos, el tema del laberinto, con el tema de los espejos y con el pasaje temporal… En esa frase que pusimos en la contratapa, el movimiento espacial también implica el temporal aunque no vayan siempre en coincidencia, o sea que podés viajar en el tiempo pero no siempre es el mismo viaje, hay un espacio subjetivo dentro del viaje que es inconmensurable.
El laberinto de espejos funciona más bien como una metáfora del relato mismo. No lo vemos la verdad, como una parábola de la historia, lo veo (Ciunne) como en el mito del Minotauro, porque Ariadna le da a Teseo el hilo para que entre y mate al Minotauro, pero alguna interpretación que anda dando vueltas por ahí dice que en realidad, Ariadna quería que el Minotauro matara a Teseo, porque ella estaba enamorada del Minotauro, pero ella, en realidad, estaba enamorada de los dos.
Entonces, volvamos a nuestra historia, ¿Por qué Arcos entra al laberinto? ¿Para matar a quién?
Para matar la revolución.
¿Y si la revolución lo termina matando a él? ¿Los hombres de negro qué eran?
Ahí queda un enigma, queda el enigma de esos hombres de negro…