Hay leyendas contemporáneas que dicen y sostienen que las cucarachas dominarán la Tierra después que la humanidad se haya inmolado por la seducción del dinero y el poder.
Tal vez sea verdad…
Sin embargo, desde el otro lado del mar, hubo una noticia sobre la cual es interesante pegarle un par de vueltas.
Se trata de una señal que insiste.
La información concreta es que hay huellas de chicas y chicos jugando de hace nada menos que cien mil años atrás en la arena de una playa.
Es decir que los juegos de las pibas y los pibes dejan las mejores huellas en esta cápsula espacial tan maltratada por la humanidad.
De alguna manera ese descubrimiento habla de una insistencia.
A pesar de los pesares y los negocios que se multiplican por esos pesares, las nenas y los nenes jugando no pueden pasar desapercibidos por las personas que habitan este planeta cada día más cruel.
Un grupo de paleontólogos descubrieron las huellas de 36 niñas y niños neandertales que jugaban en la arena de la playa de Matalascañas, en el Parque Nacional de Doñana, en el sur español.
En total, hay 11 huellas de niños o niñas junto con 25 de adultos (5 femeninas, 14 masculinas y de 6 individuos de sexo no identificado). La mayoría de los adultos debería tener entre 1,3 y 1,5 metros de estatura.
Entre ellas, sin embargo, se destacan cuatro huellas que apuntan a que la altura de sus «dueños» era muy superior y pasaba el 1,8 metro.
Los pequeños jugaban, los mayores cazaban, dice la información.
Pero lo que más le interesó a los expertos son las dos huellas más pequeñas, de unos 14 centímetros de largo, que creen que fueron hechas por un niño de unos 6 años. Ellas se encuentran entre varias huellas agrupadas caóticamente en algunas áreas, posiblemente porque los niños neandertales estaban jugando en la arena cerca del agua.
El resto de marcas se ubica en el borde de la zona inundada, si bien los individuos que dejaron las huellas no entraron en el agua por completo.
«Esto podría implicar una estrategia de caza que consistía en acechar animales en el agua [como] aves acuáticas o pequeños carnívoros», destaca el estudio. La ubicación también podría dar pistas que indicarían que los neandertales estaban pescando o buscaban mariscos, ya que en otros sitios antiguos hubo evidencias similares.
El hallazgo de estas huellas es «una prueba incuestionable de la existencia de estos homínidos en el sur de la Península Ibérica y, concretamente, en Andalucía», concluyó el experto consultado.
Más allá de la seriedad del estudio y sus conclusiones, hay otra manera de pensar en ese descubrimiento.
Las niñas y los niños dejan huellas para que las personas del presente, transitorios y frágiles pasajeros de esta aventura cósmica que es la vida, entiendan que lo importante está más allá de las imposiciones del dinero y su brutalidad que enferma, esclaviza y mata.
Desde hace 106 mil años, las pibas y los pibes juegan en un mundo que hoy ni se detiene en ellas y ellos y que parece que les ha declarado la guerra desde hace décadas.
Pero ahí están las huellas en Matalascañas.
Las pibas y los pibes dejan señales que gambetean el contundente paso del tiempo.
Quizás sea una señal. Un aviso para que alguien entienda algo en esta atribulada y cada vez más frágil casa cósmica que habitamos y maltratamos.
Les agradezco a esas chicas y esos chicos de tanto tiempo atrás que hayan dejado su marca.
Por alguna razón se me antoja una forma de rebeldía y, por lo tanto, de esperanza.
Fuente: “Clarín”, viernes 16 de abril de 2021