(SEGUNDA PARTE)

           EDUCANDO A  UN MONSTRUO

El mundo del Tercer Reich fue un nido de sociedades esotéricas a fines al nazismo, como la Sociedad Thule donde se originó el nazismo, formado por seudointelectuales que buscaban la pureza de la raza germánica. En un libro publicado y prohibido durante la dictadura de Hitler llamado justamente «Antes que Hitler» dice que esta nueva  religión que quería suplantar al cristianismo fue creada por 1917, como una agrupación de investigación etnográfica donde se estudiaban las antigüedades teutonas.

Asimismo, desde 1912 había publicado varios opúsculos sobre poesía nórdica. De ahí surgiría un partido nuevo con fines nacionalistas cuyo fundador era un miembro de dicha sociedad  se llamaba Anton Drexler este personaje fue el mentor de Adolfo Hitler en un principio dicho partido fue llamado DAP o  Partido de los Trabajadores Alemanes luego el futuro Führer lo convirtió en NSDAP o Partido nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes cuando muere su tutor en la década del 20 del siglo pasado más precisamente en 1923 como dije antes refunda dicho partido y comienza la tragedia bestial de la Alemania ahora NAZI. 

Mientras tanto otro seudointelectual llamado  Heinrich Himmler fue fundador de una institución llamada Ahnenerbe allá por 1935 y fue una extensión individual de la ya desaparecida Thule. Este personaje o monje negro fue un adepto a la Ciencias Ocultas, la magia, astrología y la videncia para justificar el origen ario de la Gran Germanía y a su vez formo la Orden del Sol Negro  otro  inspirador de Hitler fue el fundador de la revista Ostara (1905) el monje cisterciense Jörg Lanz von Liebenfels, un ario sofista  delirante. 

Otra mente inspiradora fue  Guido von Lis, este ocultista, famoso por sus estudios sobre la adivinación de  las runas y líder de la Sociedad List. De esta forma se  fue  educando al monstruo sumando otras  oscuras organizaciones como la Sociedad Vril, Orden Germánica  etc. esto realmente fue aterrador, monstruoso y en nuestro presente de las comunicaciones de las  ciberciencias estamos creando y  despertando a  otros monstruos similares o peor del  engendro del Mal que el siglo XX padeció. En todo esto hay un mensaje mis lectores, ojo tenemos un monstruo que se va perfilando con un nuevo monje negro en femenino y está entre nosotros con la raíz del Mal  entre astrología, magia negra y  otros condimentos. ¿No será que estamos educando a nuestro propio Monstruo?

ESOTERISMO ARIO

A quien le resulte extraño que un partido político sea tan propenso a las fantasías conspirativas, cabe recordarle que el nazismo bebió de fuentes ideológicas poco convencionales, como el esoterismo, desde sus inicios. Varias figuras decisivas, con los ya citados Rosenberg y Eckart o el hombre de confianza de Hitler, Rudolf Hess, formaron parte de la Sociedad Thule, un grupo que defendía las teorías ariosóficas. Estas intentaban demostrar que en una edad mítica había existido una sociedad germánica superior – aria- gobernada por sacerdotes y sabios, destruida (cómo no) por una conjura de la Iglesia cristiana y los judíos. Tales teorías darían cuerpo a la cultura nazi, tanto que incluso Himmler, jefe de las SS, dedicó un departamento a buscar las raíces arqueológicas del presunto hecho histórico, intentando convertir -como en tantos otros aspectos del nazismo- la fantasía en realidad.

LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SIÓN

La primera gran teoría conspirativa que señalaba a los judíos fue anterior  a los nazis y contribuiría mucho a allanarles a estos el camino. Se difundió en 1903 -cuando Hitler tenía tan solo catorce años- a través de la publicación de los protocolos de los Sabíos de Sión en la Rusia zarista. Se trata de un documento que relata con detalle una reunión mantenida años antes por dirigentes judíos para diseñar un plan de dominación mundial que pasaría por controlar la prensa y la economía y, mediante ambas, someter a los gobiernos. El documento simulaba reproducir las intervenciones de los participantes en el encuentro.

En realidad, la reunión nunca había tenido lugar. Agentes de los servicios del zar fabricaron ese texto plagiando diversos libros políticos anteriores y libelos antisemitas y presentado su contenido como si fuese obra de unos malvados judíos que planeasen una sofisticada maquinación. Su  objetivo era crear un estado de opinión anti judío en su país. Para sorpresa de los implicados, el éxito de la obra enseguida rebasó las fronteras rusas.

La superchería tuvo enorme repercusión en muchos lugares. En Estados Unidos, el empresario Henry Ford -conocido por su antisemitismo- financió la impresión de 500-000 ejemplares. En Alemania, la principesca familia Hohenzollern hizo lo propio. El libro fue leído incluso en cenas a las que acudía el káiser Guillermo II. Y, por supuesto, Hitler encontró en las amenazas extraídas de Los protocolos un refuerzo decisivo para las ideas que expresa en su obra principal, Mein Kampf. Más tarde, cuando los nazis alcanzaron el poder en el año 1933, ordenaron que en las escuelas se estudiasen: Los protocolos de los Sabíos de Sionm, como una obra auténtica, de forma que los jóvenes germanos se educaban desde que tenían uso de razón en la creencia de la conspiración judía. La premisa básica de que los hebreos querían dominar el mundo fue la obsesión medular de Hitler y también la palanca utilizada para abrirle las puertas del Reichstag. Este argumento central se convertiría en su explicación perfecta para cada suceso histórico negativo o crisis que hubiera afectado a su país.

HIPÓTESIS DEL ORIGEN DEL ODIO DE HITLER  SOBRE LOS JUDIOS 

Hay multitud de hipótesis sobre este aspecto fundamental de la historia del siglo XX. Hitler  explica en Mein Kampf que tuvo poco contacto con los judíos hasta  que viajó a Viena con diecisiete años y que al principio- su actitud con ellos fue- tolerante y liberal. Todo parece indicar que las amargas experiencias que vivió en la capital austriaca -donde pasó por la pobreza y fue rechazado en la Academia de Bellas Artes-, unidas al clima antisemita que se vivía allí, al frente del cual se encontraba el propio alcalde vienés Karl Lüger, resultaron circunstancias decisivas que condicionaron su visión. Él mismo reconocería  después que se marchó de Viena convertido en un «antisemita absoluto».

Hay otros factores que podrían explicar esa visceralidad de Hitler. Uno de los que han  citado más, es un posible origen judío de su padre, Alois Hitler. Este fue hijo ilegitimo y podría haber nacido de la relación de su madre, sirvienta en la ciudad de Graz, con uno de los señores de una familia judía para la que trabajó. Aunque parece que esta historia no tiene base real, fue un rumor muy extendido ya en vida del propio Adolf Hitler.

Otra hipótesis es un conflicto en la infancia; en Mein Kampf, Hitler menciona a un niño judío de su escuela. A partir de  ese dato se ha especulado con que fuera Ludwing Wittgenstein (mencionado en el PACTO DIABOLICO), el gran filósofo de  principios del siglo XX, que tenía su misma edad acudió a la misma escuela en Linz y era de familia judía (aunque convertida al protestantismo). Como en el caso del padre de Hitler, no hay nada que lo demuestre fehacientemente, aunque la coincidencia de dos personajes tan decisivos alimenta la imaginación de muchos.