De zona de quintas en la década del 30, a fábrica en los `40 y shopping en los `90, el predio es un reflejo de la historia sociopolítica argentina.

En el espacio donde actualmente existe el Portal Rosario Shopping, se ubicó por décadas la fábrica Estexa. En el año 2004, cuando se estaba por inaugurar el centro comercial, un grupo de seis jóvenes comenzaron a investigar sobre la historia de la zona. Después de quince años, continúan realizando trabajos alrededor de la identidad del barrio.

“Todo surgió a partir de un curso que estábamos realizando. En ese momento, se estaba terminando de armar lo que es el shopping Portal y nos parecía interesante pensar en las modificaciones que estaba atravesando ese barrio y cómo se había alterado la vida cotidiana a partir de la llegada de un shopping, siendo que no había centros comerciales tan grandes como ese”, cuenta Carolina Grand, una de las participantes del proyecto.

Uno de los ejes principales de la investigación “historias escritas con minúscula” es la fábrica Estexa cuyo surgimiento y posterior reutilización del predio refleja en parte la historia sociopolítica del país. “Ese espacio comenzó siendo un lugar de quintas, que habla del momento histórico de la ciudad y del país. Después se convirtió en la fábrica Estexa, que fue una de las fábricas más importante de América Latina, hasta llegar al shopping”, dice otra de las historiadoras, Cecilia Tosoni.

Según los datos recolectados por las investigadoras, en los años cuarenta, cuando todavía el terreno estaba compuesto por quintas, las tierras pasan de pertenecer a las tradicionales familias de la zona norte rosarina a capitales de grupos locales, hasta que finalmente llega a manos de italianos. Don Julio Riva, empresario del norte de Italia llega para dar comienzo a lo que fue la fábrica textil más grande de América del Sur.

La empresa constructora Candia comenzó a ejecutar la obra que se convertiría en Estexa, aproximadamente en 1946, entre las calles Nansen, Víctor Mercante y el arroyo Ludueña. En 1949 empezaron a llegar los primeros cajones, la fábrica comenzaba a funcionar de a poco. Establecimientos Textiles Sociedad Anónima Estexa, símbolo del barrio, llegó a tener para la década del sesenta más de 1.200 empleados. Durante los 60 vive su primera crisis pero con la aparición de la tela mixel, un combinado de poliéster y algodón, crecieron las ventas. La fábrica trabajaba con tres turnos completos, 1.500 obreros y obreras, y llegaron a producir 900 mil metros de telas mensuales.

“Sin embargo, hacia fines de los años setenta comienzan a caer las ventas debido a las políticas de la dictadura militar y continuarían décadas de la lucha de los trabajadores y trabajadoras para mantener los puestos de trabajo hasta que el 30 de abril de 1992 se decreta la quiebra. La gente trabajó poco tiempo más y comenzaron las demandas por indemnizaciones. Se sucederían años de reclamos y protestas que dejarían sin justicia a más de un trabajador. El predio se vendió al grupo Cencosud y las máquinas fueron rematadas. En 1999 se lleva a cabo la demolición y en el año 2004 se inaugura en el mismo terreno el shopping El Portal”, informan en la investigación.

“Al proyecto lo pensamos desde la idea de transformación, en relación al movimiento, no desde una mirada puramente nostálgica. Si bien marcamos que la quiebra de la fábrica tuvo que ver con una cuestión política, del momento socioeconómico, también lo pensamos desde el lugar del movimiento de la ciudad y del cruce con la historia y lo político. Es un ícono que te permite pensar todo eso”, señala Cecilia.

Yanina Perrone menciona que un extrabajador les contó durante la investigación que las piezas de madera que se necesitaban para unas máquinas se construían en carpinterías aledañas a la fábrica, es decir, que había una red de otros comercios que trabajaban en relación a la textil. “En ese sentido, cuando la fábrica cerró además de la cantidad de personas que se quedaron sin trabajo, afectó sin dudas al barrio. De hecho, había familias enteras que trabajaban en la fábrica, era una gran comunidad. Se casaban siendo parte de la fábrica. Una cuestión importante a destacar es el hecho de que la mayor cantidad de personas que trabajaban en la fábrica eran mujeres y había guarderías para que los hijos pudieran estar ahí. En ese sentido, la propuesta fue de avanzada”.

Las investigadoras remarcan que en “historias escritas con minúscula” buscan reflexionar acerca de cómo la vida de las personas se fue transformando de acuerdo a los movimientos que fue teniendo el barrio. “Todos estos datos los encontramos a través de los relatos de la gente, de la misma manera que los personajes del barrio, porque Estexa no solo significó muchísimo para las personas que trabajan ahí sino para todos los vecinos y vecinas”, señalan.

Sobre la investigación

El proyecto que llevan adelante se llama “historias escritas con minúscula” y las integrantes son: María Cruz Ciarniello, Jimena Albornoz, Yanina Perrone, Carolina Grand, Cecilia Tosoni y Valeria Forcadell.

“El barrio, que por nuestra investigaciones se llama Sarmiento, tiene la particularidad de ser un barrio que parece perderse entre Alberdi y Arroyito. Cuando termina Juan B. Justo y empieza Rondeau, comienza este barrio y recién en la calle Washington empieza Alberdi. Es un barrio en el medio, como si se esfumara entre esos dos grandes barrios”, explica Yanina.

Por su parte, Cecilia cuenta a medida que se desarrollaba la investigación encontraron la intención de contar las historias desde la cuestión microsocial, desde la experiencia de los vecinos y vecinas, del relato oral, de cómo la historia se transmitía a partir de los relatos, de lo biográfico, y cómo esas narraciones personales se cruzaban con la historia social de una ciudad. El recorrido se basa en eso, en reconstruir esos relatos contados desde la experiencia cotidiana.

“Esto que pasa con la orientación geográfica tiene que ver de alguna manera con lo que pasa con la apropiación y cómo muchas veces los límites son difusos. Los límites se cruzan y muchas costumbres y experiencias cotidianas son de la zona norte, que incluye tanto a este barrio como a Arroyito y Alberdi”, menciona Cecilia.

Carolina cuenta que el curso finalmente fue el puntapié para una investigación que continúan desde hace años. “Es un proyecto autogestionado independiente, hecho desde nuestro propio interés. En un momento teníamos como objetivo final la publicación de un libro pero siempre lo que más nos interesó fue el proceso, no el producto final. Por eso siempre le pusimos mucho énfasis a todas las actividades que fuimos haciendo a lo largo de todos los años. Ahora la idea es hacer una plataforma digital con toda esta información, porque siempre nuestra prioridad fueron los encuentros con los vecinos”, dice y menciona que a lo largo de estos años han hecho talleres de relatos, dos muestras de fotos, una exhibición itinerante que recorrió las instituciones de la zona norte, un mural con los niños del barrio para pensar con ellos cómo ven, piensan y sienten la historia del lugar donde viven e incluso realizaron encuentros con extrabajadores y extrabajadoras de la fábrica Estexa.

“El hecho de que nos interesa más el proceso que el resultado, tiene que ver con cómo entendemos la identidad del barrio, de alguna manera estas actividades eran insumos para recolectar información, pero ese no era el único objetivo sino que esos vecinos y vecinas puedan encontrarse con su identidad, con su historia, con sus pares que viven en el mismo espacio. Es ese proceso el que nos interesa rescatar, los protagonistas son quienes experimentan esa identidad”, explica Cecilia.

Y finalmente, Yanina agrega: “Por eso hacemos hincapié en esas historias escritas con minúsculas, desde la mirada de los vecinos y vecinas y no desde la Historia con mayúscula, más allá de que los hechos tienen un correlato histórico, lo que nos interesa la experiencia, la memoria, la identidad”.

Para este grupo de investigadoras, el proyecto se transformó en algo que no esperaban y hacen hincapié en que siguen surgiendo cosas, que el proyecto las sigue sorprendiendo constantemente ya que la historia se escribe en presente, es construida desde los relatos de todos los vecinos y las vecinas del barrio.

Una muestra en el Museo de la Ciudad

Las historiadoras participarán con su experiencia y archivo de la fábrica Estexa en la muestra Ciudad Candia que inaugurará el 6 de agosto en el Museo de la Ciudad. “Estamos contentas trabajando en eso”, mencionan y dejan en claro que esta historia no termina.

Operativo barrial

La Municipalidad de Rosario realizó esta semana un operativo barrial en la cuadrícula comprendida por las calles Mercante, avenida Génova, Nansen, J. Cordiviola, avenida Presidente Arturo Frondizi y Salvador Allende.

Linderos al Portal Shopping, los trabajos incluyeron tareas generales de mantenimiento urbano, accesibilidad, y la construcción de un helipuerto frente al Hospital de Niños Zona Norte, sobre el parque Alem.