Mucha tinta ha corrido sobre las historias desconocidas desde el Golpe de Estado contra la Segunda República Española hasta llegar a una sangrienta guerra civil que se llevó la vida de miles de españoles de ambos bandos contendientes (republicanos y nacionalistas), cuyas crueldades no tuvieron limites donde las víctimas eran desde gente común pasando por los intelectuales, artistas, religiosos, internacionalistas, etc.
Es por eso que cuando uno habla de España en el siglo XX , las imágenes nos llevan a su terrible Guerra Civil, donde muchos creyeron en una guerra u aventura quijotesca donde las pasiones e ilusiones de muchos, los llevaron a una contienda que la llamaron la última lucha de ideales que en verdad no tenía nada de romántica comparada a la de aventureros como Garibaldi y su Guerra de Unificación Italiana al lado de sus Camisas Rojas y junto a su amante Anita.
Tampoco con las revoluciones liberales europeas del 30 y el 48 donde la barricada era el símbolo la lucha armada contra las monarquías, como así también la Revolución de la Comuna de París en 1870 o la Rebelión contra los extranjeros en la Pekín conocida como la Rebelión de los Boxers contra las potencias extranjeras entre 1899 a 1901.
Todos estos hechos del siglo XIX motivaron a los jóvenes idealistas donde convivían: intelectuales, anarquistas, artistas, etc. a participar en una Guerra Civil, donde era claro desde un principio que terminaría con la caída de la II República y el comienzo de una larga dictadura llamado Franquismo.
Pero volviendo a las pasiones, muchos participaron con heroísmo en los bandos enfrentados; como dije anteriormente querían experimentar las ideas anarquistas, revolucionarias comunistas y en defensa de los verdaderos libertarios como correctamente era el punto de la libertad , defender a la República Española de Azaña contra los nacionalistas fascistas, pero vale decir, que dentro dicha República tenían problemas de debilidades entre comunistas, socialistas y anarquistas desde su proclamación en Julio de 1931, hasta su caída en 1936.
Algo similar a lo ocurrido con el desorden surgido en Alemania cuando se proclamo la República de Weimar en 1919 hasta su caída en 1933 con la llegada al poder de Hitler junto a sus fanáticos Nazis.
Entre esas mujeres y hombres que a su manera participaron de una guerra donde las víctimas comprendían todas las capas sociales de España de los años 30 que, a su manera querían defender los ideales que consideraban correctos, fueron también víctimas de la propaganda. En esto pasaba por ideologías antagónicas como el comunismo frente al fascismo, pero en el fondo eran los dos bloques totalmente iguales y crueles en sus principios supuestas correctos.
Asimismo, La colaboración con la lucha civil reunía a varios extranjeros, como Ernest Hemingway, George Orwel, Antonie de Saint-Exupery, Magda Donato, como así también el poeta enamorado de la vida Federico Garcia Lorca que fue víctima de una carnicería nunca vista.
El otro poeta inconmensurable que murió en el exilio, de cuyas letras se nutrió el trovador Joan Manuel Serrat, e inmortalizo en sus canciones, fue Antonio Machado-
Y …a mi memoria acuden estas estrofas : «Caminante no hay camino, se hace camino al andar…» y también hubo una mujer Dolores Ibárruri celebremente conocida como «la Pasionaria», dirigente importante, escritora y política en los años oscuros de la contienda civil a ella se debe la célebre frase «No pasarán .
No fueron los únicos poetas afamados, se suman Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez y otros, todos ellos comprometidos por la causa republicana.
En el mundo cultural hubo expresiones en bellas artes, como lo manifestó Picasso en su célebre cuadro sobre el bombardeo que ejecutaron los aviones fascistas a la población civil de Guernica. Otro exponente fue Salvador Dalí, en general fue varios los partícipes renombrados de la tragedia española, desde los internacionalistas hasta los anarquistas como Durruti que murió en la defensa de Madrid, en general fueron los años turbulentos del mundo en el siglo XX.
Distintos escritores y filósofos describieron al siglo XX como el «El siglo de la violencia» que se expresaron sobre las tragedias que la humanidad debió soportar hasta la fecha como la matanza del pueblo palestino en la Franja de Gaza o la invasión de la Federación Rusa de Putin sobre Ucrania donde el genocidio sigue brutalmente, (bien de los «pueblos barbaros» ),estas son las nuevas tragedias versión siglo XXI.
Pero volviendo al principio cuando dije que era una guerra quijotesca, me refería que hubo muchos molinos de vientos que derribar a lo largo de muchos años en un viaje de una tragedia griega donde los muertos eran esos molinos silenciosos recuerdos de una guerra civil que de romántica no tenía nada.
En este nuevo y apasionante trabajo como en otros anteriores, serán las pasiones que me llevan a escribir los tiempos difíciles de la llamada humanidad.
CONTAR LA GUERRA
EL PEQUEÑO ZORRO ROJO
La llamaban así por su juventud, el color de su pelo y su astucia. Todos la conocemos por ser el alma máter del joven Robert Capa: Gerda Taro, Gerta Pohorylle (su nombre real) nació en Stuttgart, en el seno de una familia burguesa de judíos de origen polaco. Simpatizante del movimiento obrero, tras varios incidentes con los nazis escapó a París, donde trabajó, entre otros empleos, de secretaria en la agencia Alliance Photo. Allí descubrió su vocación y conoció a ese joven húngaro que deseaba ser fotógrafo. Ambos, tanto juntos, como separados, viajaron por los frentes republicanos. Cubrieron el de Barcelona, el de Aragón, el de Madrid….. Uno de sus reportajes más importantes fue sobre la batalla de Brunete. Allí mismo moriría ella poco después. La ‘maleta mexicana’ (tres cajas con casi 4000 negativos de fotografías de la guerra realizadas por Capa, Taro y David Seymour) reveló que muchas de las fotos firmadas como Robert Capa eran en realidad obra de Taro.
FUERA DE LAS TRINCHERAS
Magda Donato y Josefina Carabias fueron dos de las grandes reporteras españolas de los año treinta, imbuidas del espíritu libertario de la Segunda República y acérrimas defensoras de la igualdad entre hombres y mujeres, aunque el trabajo de ambas durante la Guerra Civil es difícil de encontrar (Carabias huyó a Francia en 1936 y Donato a México en 1939).
Autora de una gran biografía de Azaña escrita en plena Transición, se dice de esta última que sabía estar donde había que estar. Carabias se convirtió en la primera corresponsal trabajando en Estados Unidos para tres periódicos. Donato, por su parte, que en realidad se llamaba Carmen Eva Nelken pero cambió su nombre para que no la relacionaran con su hermana diputada, Margarita Nelken, ella detallaba en sus reportajes el salario de la mujeres y sus condiciones de vida y fue pionera en el periodismo de infiltración para contar la historia desde dentro (se coló en la cárcel tras simular un delito, estuvo internada un mes en un manicomio y se hizo pasar por mendiga para acceder a los comedores sociales).
Después de la contienda ambas sobrevivieron escribiendo en revistas extranjeras, si bien Donato se hizo también autora teatral y actriz.
UN PERIODISTA CASI PROFÉTICO
Franco significa la guerra y nada más que la guerra: hoy, la Guerra Civil; mañana, la guerra europea», escribió el periodista y escritor sevillano Manuel Chaves Nogales cuando estaba exiliado en Francia, en 1938.
Hijo de un periodista, a la muerte de este comenzó a simultanear sus estudios de Filosofía y Letras con el periodismo. Así, fue redactor de El Noticiero Sevillano y de La Noche de 1918 a 1921. Tras pasar por Madrid, sería corresponsal en París de Heraldo de Madrid en 1930, periódico del que llegó a ser redactor jefe y para el que escribió diferentes reportajes trasladándose por toda Europa.
Partidario de Azaña, en 1931 se convirtió en director del diario Ahora, afín a la ideología de este. Al estallar la guerra, se puso al servicio de la República y aguantó hasta que el gobierno abandonó Madrid. Entonces se exilio en Francia, donde colaboró en diarios hispano-americanos denunciando al fascismo y escribió su testimonio de la contienda (A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España), libro en el que critica amargamente la brutalidad de los dos bandos.
Aunque su mujer y sus hijas regresaron a España, él nunca pudo volver. Chaves Nogales murió en Londres en 1944, con tan solo 46 años.