Estamos entrando a un nuevo ciclo de la siembra de la soja y está bueno recordar algunos ítems relacionados con este cultivo que se ha convertido en “estrella” del agronegocio en nuestro país y en la Republica Unida de la Soja, (Mercosur).
Un poco de historia…En febrero del año 1996 la Secretaría de Agricultura de la Nación autorizó el primer evento transgénico para su comercialización en todo el territorio de la República Argentina.
Era la Soja RR resistente al herbicida glifosato patentado por la Corporación Monsanto, ahora Bayer.
A partir de ese año, el cultivo de soja transgénica resistente al herbicida cubrió prácticamente todo el área de tierras dedicadas a la agricultura, tierras que han sido y son de las más ricas y feraces del mundo: la Pampa Húmeda Argentina.
En la actualidad, el cultivo de soja transgénica cubre 20 millones de hectáreas, lo que equivale a más del 60% del total de tierras dedicadas a la agricultura. Desde el año 1996, han sido aprobados 36 eventos transgénicos en soja, maíz y algodón, los que son utilizados mayoritariamente para su cultivo. La mayoría han sido modificados genéticamente para resistir a las aplicaciones de glifosato, glufosinato de amonio y 2,4D y al ataque de insectos.
La agricultura argentina utiliza aproximadamente 700 millones de lts/kg de plaguicidas para el control de hierbas y plagas en los cultivos por año, de los cuales, 350 millones de lts/kg pertenecen a formulados en base a glifosato y que son utilizados mayormente en los cultivos de soja. Esa inmensa cantidad de agrotóxicos son esparcidos anualmente en una región donde viven, aproximadamente, 14 millones de personas.
Impactos en la salud.
Esta enorme cantidad de agrotóxicos utilizados por los agricultores argentinos y las empresas dedicadas a los “agronegocios”, necesariamente impactan en la salud de los pobladores que habitan en las zonas productivas. Estudios epidemiológicos realizados por la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (FCM/UNR) nos dicen que los fallecidos por cáncer en los pueblos de nuestra provincia duplican o triplican la media nacional para la misma enfermedad. Estos datos surgen de los estudios realizados durante la última década en más de 40 Campamentos Sanitarios en la zona agrícola y son atribuidos a contaminantes ambientales; entre ellos, se destacan especialmente los agrotóxicos utilizados en los cultivos de soja o maíz que rodean a los pueblos hasta la misma línea divisoria urbana y rural.
Tras más de 25 años expuestos al glifosato, los científicos han documentado la existencia de infinidad de consecuencias para la salud causadas por la presencia de este veneno en los alimentos, en el agua, en el aire y en donde juegan nuestros hijos.
Los médicos han comprobado y alertado al mundo de ello, que existen varias enfermedades que se relacionan directamente con la exposición al glifosato entre las que se encuentran el Alzheimer, Parkinson, varios tipos de cánceres y hasta el autismo.
Impactos en el ambiente.
Nuestro país siempre se caracterizó por la diversidad en la producción de alimentos para nosotros y el mundo. Pero todo cambió radicalmente en los últimos 25 años con el modelo del monocultivo de soja. El paquete tecnológico de la semilla transgénica, la siembra directa y el herbicida glifosato, junto con los buenos precios internacionales de la soja, arrasaron con la biodiversidad de nuestros campos y regiones de una manera nunca antes vista. La incorporación de nuevas tierras dedicadas al cultivo de soja, llevó a la deforestación de millones de hectáreas, y con ello, a la emigración de los pobladores que ocupaban estas tierras hacia los cordones de villas miserias de las grandes ciudades produciendo el éxodo interno y vaciando los campos de agricultores y sus familias. Para aclarar estos conceptos, diremos que 500 hectáreas sembradas con soja requieren la – en promedio – de la atención de una sola persona, cuando antes, en la misma superficie, vivían y se alimentaban entre 4 y 6 familias campesinas, es decir entre 16 y 24 personas como mínimo.
Hoy, el cultivo de soja se ha expandido a todo el territorio de la región cubriendo mas de 70 millones de has en los países que conforman el MERCOSUR y que la corporación Syngenta en el año 2003 bautizara como la “República Unida de la Soja” – la soja no tiene fronteras decía y hasta tenía un poroto de soja como bandera.
Pues bien, se utilizan más de 1700 millones de lts/kg de agrotóxicos por año, convirtiéndose en la región mas fumigada del planeta tierra, con sus consecuentes impactos en la salud de los pueblos y en el ambiente.
Nuestro país fue pionero en incorporar este cultivo a nivel regional y que hoy sufre las consecuencias del avance de la deforestación, el éxodo rural hacia la ciudad, la expansión de enfermedades como nunca antes, en fin, todos los males que nos traen proyectos productivos impuestos por las grandes corporaciones del agronegocio para beneficio propio, dejando solo pobreza y devastación socioambiental.
Multisectorial “Paren de Fumigarnos” – Santa Fe – Argentina –