Reconocimiento por su compromiso con la salud pública y ejemplo de trabajo colectivo y solidario.

La Asociación Civil “Madres Que Se Plantan” fue declarada Institución Distinguida de la ciudad de Rosario en el marco de un acto efectuado en la tarde/noche de ayer, lunes 9 de junio, en el recinto de sesiones.

Presidió el acto la concejala María Fernanda Gigliani, de Iniciativa Popular, quien propuso la distinción. En el palco de honor “Manuel Belgrano” se encontraban las integrantes de la Asociación, Carina Prieto, Eliana Eberle, Natalia Vadilof y Fernanda Massin; mientras que en el palco “Alberto Gonzalo” estaban la ex titular del Juzgado Federal Nº 2 de Rosario, Sylvia Aramberri, y la ex secretaria del mismo, Virginia Casinese.

La ceremonia se inició con la presentación de un vídeo con fotos de las diversas actividades realizadas por “Madres Que Se Plantan”.

De Gigliani

Profundamente emocionada la concejala destacó el vínculo con las integrantes de “Madres Que Se Plantan” y dijo que “es de los actos que me resultan muy difíciles”.

Consignó luego que “no es una simple distinción a una institución, sino el reconocimiento a una lucha, a una experiencia colectiva profundamente transformadora nacida desde el amor más incondicional, el de las madres que decidieron organizarse frente al sufrimiento de sus hijos e hijas”.

Destacó que “la asociación civil ‘Madres Que Se Plantan’ representa el coraje, la dignidad, la constancia de quienes no se conformaron con las respuestas que le daba el sistema, sino todo lo contrario, decidieron no quedarse quietas, buscaron, se informaron, investigaron y encontraron en el cannabis medicinal la herramienta para mejorar la calidad de vida de sus hijos e hijas”

También agregó que “decidieron compartir ese saber y ese andamiaje tejiendo redes” para mencionar que fueron “simples madres que se vieron frente a tribunales” y destacó al respecto la tarea de quienes fueron las abogadas que representaron a las madres, la concejala Jesica Pellegrini y Gabriela Durruty.

Sobre las madres manifestó que “se vieron sentadas hablando con jueces, con fiscales, con gobernadores, teniendo que dar una charla a gendarmes. Sus vidas, sin dudas, se transformaron, por completo, y lograron algo que fue un hito muy claro, el famoso fallo del año 2018”, oportunidad en la que destacó y pidió un aplauso para quien lo dictara, Sylvia Aramberri.

Acerca del fallo dijo que “marcó un antes y un después, autorizaba a seis mamás a poder cultivar cannabis para sus hijos/hijas, con fines medicinales, en el marco de una acción de amparo”. Recordó que “después siguieron creciendo, no eran sólo esas mamás, se sumaron un montón de otros actores”, y enumeró a investigadores, profesionales de distintas disciplinas, la Universidad Nacional de Rosario, los profesionales de Aupac (Asociación de Usuarios y Profesionales para el Abordaje del Cannabis), como Sofi Maiorana y Soledad Pedrana; el decano de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmaceúticas, la Facultad de Ciencias Médicas y la Asociación Pensamiento Penal. Igualmente  aludió a la participación del Concejo Municipal en el apoyo a las madres; aludió igualmente al ex edil Roberto Sukerman y a Marcos Corach, quien colaboró para la obtención de la sede de la entidad.

En los tramos finales las destacó como “un ejemplo de lucha colectiva, de organización desde abajo, de trabajo sostenido sin fines de lucro” y les agradeció “por sostener con esperanza, por desafiar siempre lo establecido, ustedes iban siempre un poquito más allá. Se que para ustedes no fue gratis en su vida privada, en sus trabajos. A través de su lucha demostraron que las luchas más poderosas son las que nacen desde el amor”.

De Aramberri

La ex jueza federal Sylvia Aramberri, quien dictara el fallo que las autorizó a cultivar sus plantas de cannabis, hizo referencia a esa etapa, “en el inicio de la lucha de estas madres”. Mencionó que se jubiló hace un mes tras casi 31 años como jueza y sobre el caso recordó que “el amparo fue el primero colectivo que salió en el país, y revolucionó el derecho procesal. Todavía no había lineamientos dados por la Corte”.

Mencionó que “la primera sensación fue decir ‘esto es una locura’, un grupo de 7 ú 8 madres que pedían a un juez federal que las autoricen a cultivar su propio cannabis para dárselo a sus hijos. Cuáles son los límites, cuáles son los organismos de control, cómo van a cultivar. El cultivo por la ley de Estupefacientes estaba prohibido, así que la línea era muy finita. Las madres estaban potenciadas y el amparo estaba muy bien hecho”, para recordar el fallo, luego revocado por la Cámara y luego fue a la Corte, pero el tema científico era lo que más preocupaba, quién controla, desde lo penal hasta lo sanitario estaba todo implicado”.

Afirmó que “el amparo salió como salió por la vehemencia, la pasión y todo lo que pusieron estas madres que fueron increíbles. Me pedían audiencia, yo era medio remisa a darlas. Tuvimos una famosa audiencia y cuando empezaron a explicar las patologías, los problemas que tenían con sus hijos y los beneficios que encontraban, cualquiera hubiera resuelto como yo lo hice”. Igualmente marcó los controles que dispuso, luego se demostró científicamente, y después del fallo vino la ley que autorizó el cultivo, se creó el organismo de control, y recordó las vivencias que le expresaron las madres. “Fue un paso a paso. El mérito es todo de ellas”.

Entrega de la distinción y agradecimiento

De inmediato la concejala Gigliani, a quien acompañaron la edila Jesica Pellegrini, de Ciudad Futura, y el concejal Manuel Sciutto, del bloque Socialista, entregaron a las integrantes de “Madres Que Se Plantan” en reconocimiento «a su compromiso con la salud pública, la democratización del conocimiento y por constituirse en un ejemplo de trabajo colectivo y solidario” la copia del decreto por el que se las declara Institución Distinguida y el correspondiente diploma enmarcado.

Al agradecer Carina Prieto destacó que “la primera palabra que me sale es gracias” y afirmó que “’Madres Que Se Plantan’ no hubiese existido de no haber tenido el apoyo de la comunidad, de los sectores políticos, privados y sobre todo de la gente común”.

Marcó que “nuestra batalla fue visibilizada porque la gente se comprometió, nos acompañó, porque básicamente cuando salimos parecía que estábamos solas. Era un grito silencioso, de familias, de gente, que decía a nosotros nos pasa lo mismo, y el aceite de cannabis era lo que podía mejorar la calidad de vida de nuestros hijos, pero no solo de ellos, sino también nuestra y de nuestro entorno más cercano, abuelos, tíos” y reiteró el gracias.

Explicó que “nosotros éramos un grupo de madres que encontrábamos en el aceite la mejora de nuestros hijos, y los primeros años hacíamos el aceite de la forma que conocíamos, en nuestras casas, con el escaso conocimiento que había, y lo único que queríamos era tener cierta tranquilidad, no ser juzgadas ni penalizadas. Entender que nosotros judicializamos nuestras vidas sólo por tener hijos con dificultades, con discapacidad”.

Destacó que “nunca nos fuimos del camino, nuestra esencia fue la misma. Un 4 de julio cuando nos presentamos en la justicia federal era para pedir un producto seguro para nuestros hijos, y casi 8 años después seguimos haciendo el mismo camino. Arrancamos desde mucha incertidumbre y ninguna certeza,  y este camino lo que hizo fue que accediéramos a información, a conocimiento”.

Resaltó finalmente el apoyo de la gente común y del Estado, para reivindicar la necesidad del Estado presente y al respecto dijo que “si el Estado no está presente se va dificultando”. Mencionó asimismo que “el acceso al producto y a la información no es fácil. Avanzamos pero no tanto” y pidió que sea más masivo, y en tal sentido aclaró que “nuestros productos no son psicoactivos”.

“Gracias, nos mueve al amor”, finalizó Prieto.

Asistentes

Participaron del acto junto a la concejala Gigliani los ediles Jesica Pellegrini, de Ciudad Futura, y Manuel Sciutto, del bloque Socialista; el ex concejal Roberto Sukerman, y el diputado provincial Marcos Corach, de Hacemos Santa Fe.