Por Carlos Eduardo Galli (director Revista El Vecino)

El próximo 1 de Julio, en una fecha recordada en nuestro país por la muerte de Juan Domingo Perón, se cumplirán 10 años del fallecimiento de Juan José Lujambio. Para quienes lo desconocen, tuvo una trayectoria de 50 años en radiofonía. Acompañó los relatos deportivos de las radios más exitosas de cada época, manejaba estadísticas como nadie, y completaba espacios no solo de fútbol.

En el ambiente era apodado como “el maestro”, varias veces premiado  por haber sido profesional de excelencia, también transcendió por sus sesudas reflexiones de las cuales algún colega suele refrescar alguna. Una de ellas, que vuelve a ser citada, era referida a  nuestro país, hace ya más de tres décadas: “La Argentina es un país de noticias viejas”. Dicho hoy: ¿sería ficción o realidad?

Días después de haber oído la frase del “maestro”, en un acalorado intercambio de opiniones entre amigos- preocupados como todos por este presente-, el más veterano sentenció: “A esta película ya la vi en blanco y negro, después en color, ahora en 3D y también remasterizadas en color”. Obvio, referido a la conflictiva escenografía cotidiana que nos devuelve una realidad que  aflige, y ante la cual –terrible- convivimos sin asombrarnos demasiado.

Dos aseveraciones que se asemejan, que fueron emitidas en épocas distintas pero que casi sostienen  una misma visión.

Las comparaciones son odiosas según se dice, y con seguridad hoy, esta película tiene formato de policial negro, escasa de primeros actores, plagada de extras mediocres y con aditivos perniciosos que se han sumado: femicidios, narcotráfico, secuestros  extorsivos, asesinos escabiados al volante que siembran muerte…Locura. Final impredecible, porque después de ver tanto cine, si algo aprendimos es que no habrá superhéroes que nos salven.

Esta introducción, está pensada como un suavizante, morigeradora del dolor, sin escupir la bronca que genera habernos degradado tanto como sociedad, pero admitiendo la gravedad de la enfermedad, que sabemos no es mortal, ni tampoco se remedia con aspirinas.

Es que los medios, tienen-tenemos-una gran responsabilidad en el tratamiento de la información, jamás complaciente, pero tampoco como vemos en las grandes empresas mediáticas devenir en  voceros de prensa de los poderes de turno o de grupos cuyos intereses están en las antípodas del bienestar colectivo. Acá también se dirime política. Es frecuente ante los sucesos que nos enlutan, como una buena mayoría de nuestros representantes opinan y reclaman sanciones acerca de las consecuencias, raro ver o escuchar, salvo excepciones, que se desmenucen  las causas.

Desde la vereda de la hipocresía, los políticos  tribuneros, tratan de decir aquello – que creen-, la gente desea  escuchar, mientras  relojean las Paso y apuntan a Octubre, sentados en el acogedor living  mediático donde se apoltronan más cómodos que en la calle.

A propósito, promediando abril, hoy es el primer día que hay sesión de diputados nacionales, y… después estigmatizan a los maestros.

Lo descripto se corresponde con la idea previa que teníamos de la ilustración de tapa.

Desde el bienvenido regreso a la revista del genial Tomás D’Espósito, alias El Tomi, tiramos una propuesta que invite a la reflexión, o sintetice avatares de la coyuntura que nos toca ¿en suerte?, atravesar. La ocurrencia fue estampar un Sigmund Freud-tan conocido por estos lares, con algún distintivo argentino y que lleve como texto: Conflictuados. El maestro, siempre interpreta y perfecciona el concepto y nos devuelve una pequeña obra de arte, cuyo texto reza: La lesión argentina. Joya. A veces ante tamaña obra, uno recupera su capacidad de asombro. El texto invita a que cada uno desde su campo de experiencia, imagine…y no deje de imaginar.

Con imaginación, creatividad, debates plurales, y acciones políticas, más allá de la cosmovisión de cada cual, urge consensuar dentro del campo popular, estrategias conjuntas que sean capaces de pergeñar otro futuro. Urge comenzar. Atrasamos.

 El voto es por lo visto,  una pequeña herramienta para generar cambios, nada desdeñable por cierto, pero el compromiso diario, la participación y la lucha son imprescindibles para parir una sociedad más sana y justa.

Acaban de finalizar el ritual religioso que  va del Vía Crucis a la Resurrección.

De Vía Crucis sabemos un rato largo, también que la resurrección como sociedad no será obra de un milagro similar. Será tarea de todos , para que el Vía Crucis no sea eterno.