Muchos años y muchas complicidades

El poder de fuego de Esteban Alvarado del que habló Carlos Argüelles, uno de sus principales empleados hasta que se separó y terminó asesinado el 6 de septiembre de 2021, se hizo a través de los años, la construcción de complicidades políticas, judiciales, empresariales y con distintas fuerzas de seguridad, provinciales y nacionales.

En el año 2019 publicamos “Balaceras, narcotráfico y política. Geografía narco 4”, donde dimos cuenta del testimonio de una persona condenada a prisión perpetua que había trabajado para los primeros socios y luego enemigos irreconciliables, Luis Medina y Alvarado.

Es un relato que marca el crecimiento a lo largo de gobiernos provinciales, municipales y nacionales de los distintos signos políticos que, por varias razones, miraron para otro lado y los dejaron crecer. Ninguno de esos frentes gobernantes puede decir que no tuvieron responsabilidad en ese avance permanente de las bandas narcopoliciales y el auge del lavado de dinero.

Sobre un papel cuadriculado, la persona contaba sus recuerdos sobre Medina y Alvarado, postales que ahora se reactualizan en el juicio.

Medina siempre decía: “Si a mi me pasa algo, fue Esteban Alvarado”. “…y para mi, así fue y fue por venganza. Medina se encargaba de la administración de los 79 bunker de Alvarado cuando estaba preso en Campana. Medina dejó de darle el dinero que le correspondía a Alvarado. Es ahí que Alvarado jura la muerte de Medina. La facturación semanal de los 79 bunker de Medina eran 1.300.000 pesos a 1.700.000 pesos igual que Alvarado, aproximadamente”, escribe el informante.

Las “fuerzas de seguridad que arreglaban con Alvarado y Medina eran Gendarmería y la policía de la provincia. El Chino Paz, Spoletti, Gustavo Alejandro Druetta y todos los comisarios de los cuatro puntos cardinales. Dos mil pesos por semana por bunker: los jefes de Drogas le exigían que cada tres o cuatro meses le compren la droga que ellos secuestraban”. También nombra a la policía Federal y la Prefectura. “Hasta el año 2011 no encontraban el arreglo con la Policía de Seguridad Aeroportuaria”.

Y sobre Alvarado apuntó: “Sus comienzos fueron robos y compra de motos para el desguace. Siguieron los autos y camionetas. Entre los años 2001 y 2002 comienza su negocio con las drogas ya que los robos de autos, motos y camionetas pasaron a ser un complemento. Comenzaron las diputas con Medina por las zonas y arman una sociedad. Antes que Alvarado comience con la droga fecuentaba la jefatura de policía. Almuerzos y cenas, dos veces por semana con altos jefes de la policía. Ahí nace el arreglo con las fuerzas de seguridad. El “Oreja” Fernández (sicario) se encargaba de buscar el dinero de los bunker de zona norte y oeste”, sostiene.

“Matar gente de la competencia. Germán Tobo (“Reina Automotores”, “Lume”) varias veces le compró propiedades que eran del Lelo (el de la megaestafa), al igual que varios que comprábamos autos en “Reina”. Por otra parte, Marcelo Jaef también tenía en ese salón autos para la venta y para darle glamour al salón exhibía un Porsche Panamera color blanco, el único en Argentina de cuatro puertas”, indica.

Suma otros datos: “socios del cargamento a Portugal, Spadoni, Lelo, Jaef, Navarro, Medina, los demás ponían el nombre. Por cada kilo de cocaína terminado, el monto era 2.400 pesos y su venta al por mayor por kilogramo era de 7 mil pesos por kilogramo de cocaína común, cocaína de alta pureza terminada llegaba a 22 mil. Su venta por mayor, 45 mil pesos. Tenía que ser más de 20 kilogramos. Sin dudas el que manda a matar a Medina es Alvarado”.

Y termina diciendo: “Medina y Alvarado dan la orden de tiroteo al ex gobernador Bonfatti por desacuerdo con ellos”.

Sobre esta historia y el rol de la entonces jueza Alejandra Rodenas, hablaremos en la próxima nota.

Fuente: “Balacera, narcotráfico y política. Geografía narco 4”, del autor de esta nota, Rosario, enero de 2019.