LAS BANDAS PARAPOLICIALES

-…Cuando matan a Enrique él me dice que estaban preparando a un sicario que le estaban enseñando a matar y que iba como piña, que le pusieron una bolsa en la cabeza y que lo asfixiaron. De hecho cuando encontraron a Enrique él me dijo “no van a saber qué pasó porque ni los huesitos quedaron”… detrás de esto hay una familia. Él ya se murió, lo mataron, pero detrás de esto hay una familia y una mamá, nueve meses lo tuvo en la panza para que vengan estas células a traer muerte – declaró Carlos Argüelles en sede judicial antes que lo mataran. Hablaba de Esteban Alvarado y del secuestro, tortura, posterior asesinato e intento de desaparición del cuerpo del albañil de 22 años, Cristian Enrique, entre octubre y noviembre de 2018.

El caso Enrique fue el eje de la quinta semana del juicio que se sigue a Esteban Alvarado en el edificio del Centro de Justicia Penal. El almanaque coincidió con la semana del 24 de marzo, a cuarenta y seis años del último golpe militar que bien puede sintetizarse como la dictadura de las desapariciones, las torturas y las bandas mixtas parapoliciales y paramilitares.

La coincidencia con las metodologías de los grupos de tareas de la dictadura no solamente está en la fecha en que se dio el contexto del desarrollo de la quinta semana del juicio. Si no también en la forma de “trabajo” que tenía la banda de Alvarado.

Cristian Enrique fue secuestrado el 23 de octubre de 2018 por cuatro hombres que, simulando un procedimiento policial a plena luz del día, lo subieron a un Ford Focus blanco sin patente en el barrio Cabín 9 de Pérez. Su familia lo buscó con intensidad y la provincia ofreció un millón de pesos de recompensa a quien aportara datos.

La noche del viernes 9 de noviembre la madre del joven recibió un llamado anónimo indicando que el cuerpo estaba tirado junto a la ruta provincial 14, entre los kilómetros 6 y 7, a la altura de Soldini. La madrugada del sábado 10 se encontró el cuerpo en avanzado estado de descomposición en un descampado del lugar. Apenas pasada la medianoche de ese sábado secuestraban a Maldonado, el otro caso por el cual se lo está juzgando a Alvarado.

En el juicio pudo saberse que la llamada había partido de un celular cuya línea se había gestionado con documentación que estaba en el utilitario Renault Kangoo robado a fines de octubre a su padre por ladrones que bajaron a punta de pistola de un Ford Focus blanco, como el usado en el secuestro de Enrique. Al dueño le mostraron la filmación del crimen del prestamista y respondió sin dudar que los captores se movían en su utilitario: “A primera vista, es tal cual”.

Mauricio Laferrara está acusado del crimen de Enrique, señalado como uno de los principales sicarios de Alvarado.

Argüelles había dicho que “…este chico (Enrique) hizo algo malo que lo relacionaba con Lucio Maldonado. ¿Como sé que están relacionadas las muertes de Enrique y Lucio? Lo sé porque (Alvarado) me lo contó personalmente. Que se encargó otra gente de algunas cosas, como por ejemplo, de avisar dónde estaba el cuerpo a la familia de Enrique. El venía al taller y me decía que no sabía cómo hacer para que los cuerpos aparezcan sin llamar a la policía”.

El mecánico contó que al día siguiente fue con Alvarado a buscar un repuesto para un Ford Focus blanco. “En ese encuentro yo miro el auto y en el asiento trasero había un charco de sangre. En la alfombra del asiento trasero derecho había mucha sangre. Yo le pregunté «¿qué pasó?». Y me dice: «En este auto se secuestró a Enrique»”.

Como las bandas de la Triple A, como los grupos de tarea durante la dictadura, las bandas narcopoliciales también son capaces de secuestrar, torturar, matar y desparecer cuerpos. Mucho más allá de la coincidencia en el almanaque.

Fuentes: Entrevistas del autor y diario “La Capital”, 26 de febrero de 2022.