Por Carlos del Frade.  (ULTIMA PARTE)

“La presente investigación se inició a raíz de la comunicación enviada el 19 de noviembre de 2014 a la Fiscalía Federal N° 3 por el jefe de la Sección Rosario de la Superintendencia de Drogas Peligrosas, subcomisario RAÚL HIRCH, en la que se puso en conocimiento que el día anterior, personal de esa dependencia había observado la posible comercialización de estupefacientes en la intersección de las calles Laprida y Chávez de esta ciudad, donde anteriormente había funcionado un bunker de venta de droga en el interior de un pasillo”, dice la resolución firmada por los fiscales federales Adriana Saccone y Diego Iglesias, el martes 27 de marzo de 2018, que, por primera vez en el ámbito de la justicia federal, imputará a la principal banda narco del sur de la provincia de Santa Fe, conocida como “Los Monos”, de los delitos del narcotráfico.

La decisión, largamente esperada y postergada, se dio a conocer el mismo día y casi a la misma hora en que terminaba el proceso judicial contra la misma organización en el nuevo edificio de la justicia penal santafesina bajo los cargos de asociación ilícita y asesinatos varios.

De los 32 imputados de la causa federal 23.772, solamente seis personas tienen el secundario completo; 12 son menores de treinta años y 22 tienen ocupación fuera de sus casas, la mayoría en actividades informales.

Pero más allá de estas características, el escrito de 180 páginas de los dos fiscales presentan algunas confirmaciones que ya estaban en la causa iniciada por el juez provincial Juan Carlos Vienna, discutidas en el proceso celebrado hasta el 27 de marzo en los nuevos tribunales penales santafesinos y en otras causas federales que no llegaron a juzgar a Los Monos.

La historia de la banda, según los expedientes provinciales, tiene un punto de crecimiento geométrico a partir de 2007.

Dos binomios directivos

“Más allá de que en el marco expositivo de este dictamen, a fin de facilitar la comprensión del funcionamiento y composición de la organización estudiada, se vaya a segmentar la integración de la misma en dos binomios conformados por las parejas CANTERO-BARRIOS  y CHAMORRO- LLOAN, es importante aclarar que para esta parte acusadora se encuentra sumamente acreditado que ambas familias llevaron adelante una estructura narcocriminal única y mancomunada, al menos desde el mes de noviembre de 2014 y con fuertes sospechas de que actualmente podría seguir operando, tal como queda evidenciado con la causa por secuestro extorsivo que se inició en 2017 contra “Guille” CANTERO y a la cual haremos referencia más adelante”, afirma el documento.

Aquí hay una diferencia en la concepción de la organización de la banda con respecto a la realizada desde la justicia provincial.

En la causa Vienna se habla de un grupo duro y central conformado por Claudio “el Pájaro” Cantero, el “Guille” Cantero, “Monchi” Machuca y Celestina Contreras.

En esta hipótesis, la justicia federal habla de dos alas, del binomio que conduciría la organización.

La insensibilidad de la banda:

“CD N° 6 Comunicación del 03/10/15 20:31:26, transcripta a fs. 17 del legajo del abonado 0341-6201324

En este orden de ideas, no puede soslayarse una cuestión que vemos como denominador común en muchos diálogos que se han ido registrando y es la insensible y despreciable forma en la que se manejan cuestiones que hacen la convivencia social o al respeto por la vida.

Una de las conversaciones que ha llamado la atención a esta representación fiscal es aquella que mantuvo VANESA BARRIOS con una persona apodada MARY en la cual aparentemente la primera quiere que haya personas en un determinado lugar para utilizarlo como lugar de venta, ya que  ese sitio era disputado por una tercera persona que tendría cierta enemistad con los encargados de la organización. El registro es el que se transcribe a continuación:

 

MARY: Sí, te dije que sí. Después te mandé un mensaje y te dije que tuve que ir con la Ro, me llevo las bolsas y los chicos, nomás te dije. […] ¿Por qué, qué pasó? Porque ellos me siguieron molestando a mí y a mí, la mudanza me la iba a hacer mi hermano. ¿Qué pasó? Que mi hermano se fue a trabajar a Roldán y vendió la chata y yo no quise llamar a ningún flete, ni nada que sea de Gálvez. Porque siendo de Gálvez iba a saber cualquiera dónde yo estaba.[…]

VANE: en qué sentido te siguieron molestando?

MARY: y yendo a cada rato con las motos todos y ayer fue él a la puerta de mi casa con tres locos en un moto, él mismo estuvo en la puerta de mi casa. Y dice que él le dijo al vecino de al lado […] como para que me hagan llegar a mí que él iba a meter gente de él porque ahí iban a trabajar ellos.

VANE: pero el tema es así, vos tenés que agarrar y sacar los chicos, llevar los colchones como habíamos dicho y la cocina nomás y quédate vo´ ahí. […] Igual yo más tarde voy a ir. Él no va a meter a nadie. Vo´ tené que hacer sacar los colchones y la cocina nomás.

MARY: bueno, escúchame ¿Pero vo´ no tené a nadie que me acompañe a mí para que yo no me quede sola ahí? Si yo no sé lo que él puede llegar a hacer.

VANE: sí, yo como tener tengo. Es más voy yo misma si tengo que ir. ¿Pero qué va a hacer? No va a hacer nada, quieren paburar ese ridículo.

MARY: no boluda, no me quieren paburar. Porque no es conmigo la (nse), es con ustedes porque si no, no va a estar boqueando que va a hacer meter dentro mi gen, gente dentro de mi casa. Como que me saca la casa porque él va a trabajar ahí […] Yo lo pongo como que él le está tirando la bronca a ustedes. Como diciendo acá hago lo que quiero acá porque, porque acá hago lo quiero […] Bueno, igual. Vo´ si tené alguien […] Yo no tengo problema de ir y hacer lo que vo´ me estás diciendo. Pero mandame un guacho, mandame con alguien que me acompañe, alguien que tenga un fierro, no me dejé regalada ahí adentro […] Porque él no me, él no me va hacer nada pero los soldaditos de él son re sarpados, capá que para hacerse fama pasan y me agarran, me quieren agarrar; a tiro, boluda […]” (ver fs. 859/60).

“La referencia a la libre disponibilidad de armas, la clara posición de mandamás de VANESA BARRIOS y la hostilidad y desprecio con la que discurre esta charla, no hace más que demostrar la conflictividad existente en la ciudad de Rosario; es decir, no ya en un determinado barrio sino en la propia ciudad.  Desafortunadamente, esta charla no es la única que ha sido registrada; todo lo contrario, sucesos acaecidos recientemente nos persuaden de que similares hechos continúan acaeciendo con los mismos personajes por protagonistas”, remarca con el documento federal con contundencia.

Los soldaditos

“De acuerdo a los elementos que fueron recabados en esta instrucción, las personas que habrán de ser tratadas aquí, ALAN NAHUEL QUINTANA y KEVIN JOEL QUINTANA se sitúan en el eslabón más bajo de esa la organización criminal.  A KEVIN JOEL se le atribuyó ser una de las personas que se encargaban de brindar seguridad al punto de venta ubicado en calle Laprida y Chávez de Rosario, es decir, ser “soldadito” o en otras palabras, aquel que da aviso o se encuentra en permanente estado de alerta tratando de determinar la posible presencia de personas ajenas al lugar y sobre todo, de personas pertenecientes a fuerzas de seguridad.

Tal imputación encuentra respaldo en las distintas tareas de campo que llevó a cabo el personal policial sobre el mencionado punto de venta, donde se pudo acreditar su vinculación con la organización (ver fs. 16/28, 34/5, 87/91, 94/95, 104/109, 174/178, 187/189 y 204/205).  En efecto, los preventores se constituyeron en numerosas oportunidades en Laprida y Chávez, donde observaron la permanente presencia de un sujeto que oficiaba de “soldadito”, el cual, incluso, el 2 de marzo de 2015 fue visto en el puesto de Laprida y Chávez recibiendo directivas del encargado del lugar, ERIC QUINTANA (fs. 186 y 189).

Si bien en esas tareas el imputado fue inicialmente señalado con el Nº 4 en las fotografías acompañadas a los partes del 27 de noviembre y 3 de diciembre de 2014 (fs. 20/22 y 25/27), luego se determinó que se trataba de KEVIN JOEL QUINTANA. Ello, a partir de la foto suya obrante en el sistema IDGE de la Policía Federal (fs. 178) y de la imagen obtenida de su persona, tras su detención en autos (ver fs. 4404).

En cuanto a su identificación, como ya se adelantara, ello fue posible a partir del análisis realizado sobre el perfil de Facebook de su hermano ERIC QUINTANA, –“Eric de Smaf”26-, del que surge entre sus amigos el perfil de ALAN QUINTANA –“Lalo Smaf”-, quien a su vez tenía entre sus publicación una foto con otras dos personas, una de ellas vinculada al usuario de “Kevin de Smaf”, que se determinó que pertenecía a KEVIN QUINTANA, el mismo sujeto que había sido observado por la fuerza custodiando el funcionamiento del puesto de venta sito en Laprida y Chávez.

26 La sigla “SMAF” se refiere a San Martín al Fondo, barrio donde se encuentran ubicados los puntos de venta investigados.

Por su parte, a ALAN NAHUEL QUINTANA, alias “Lalo”, se le atribuyó ser uno de los vendedores de estupefacientes en ese lugar, como así también de cumplir allí funciones de seguridad.

Al igual que el caso de su hermano KEVIN, la vinculación de ALAN con las actividades de narcotráfico desarrolladas por la organización bajo estudio, surge de las diferentes tareas de campo realizadas por los preventores al comienzo de la pesquisa, donde el nombrado fue identificado entre el grupo de personas que vendían estupefacientes en inmediaciones de Laprida y Chávez e incluso se obtuvo una fotografía de él en momentos en que llevaba a cabo tal actividad (ver fs 175).  Al mismo tiempo, en cuanto a su identificación, cabe volver a señalar que fue a través del perfil de Facebook de su hermano ERIC QUINTANA se dio con el usuario “Lalo Smaf”, perteneciente a ALAN QUINTANA. Siendo que a partir de allí también se llevaron a cabo diferentes consultas en la web que permitieron conocer que este imputado poseía domicilio en Cortada de León 1100, que fue objeto de investigación por ser señalado el lugar donde los encargados de los puntos de venta acopiaban el material estupefaciente que luego se comercializaba.  Así las cosas, encontramos probado que los imputados ALAN y KEVIN QUINTANA formaron parte de los hechos que se le imputan, con el grado de relevancia propio que representa ese accionar de los eslabones inferiores de la cadena de comercialización de estupefacientes que llevaba a cabo la organización narcocriminal bajo estudio”.

Por otro lado se hace mención a la permanente remoción de los soldaditos y vendedores:

“…las eventuales detenciones de MONTSERRAT y ACUÑA, eslabones intermedio e inferior respectivamente en la pirámide jerárquica, no resintieron este andamiaje delictivo ni su funcionamiento, ya que el control ejercido por los cuatro organizadores sobre el plan delictivo y sobre las acciones de sus subalternos, dotó a estos últimos de cierta fungibilidad, dificultándole poderosamente a las fuerzas de seguridad el desbaratamiento de esta maquinaria narcocriminal”.

Laboratorio clandestino

“…Ahora bien, como se evidenciara en el acápite V al referirnos a la responsabilidad de cada uno de los imputados, las comunicaciones telefónicas captadas dieron cuenta que GUILLE CANTERO y EMA CHAMORRO mantenían permanentes contactos con sus parejas, a quienes daban directivas respecto de la provisión y comercialización de estupefacientes, el cobro y pago de distintas sumas de dinero vinculadas a la actividad, como así también se reportaban problemas que surgían con los distintos puntos de venta.

En tanto que los elementos obrantes en autos también son contundentes en demostrar cómo BARRIOS y CHAMORRO dirigían la actividad ilícita, se proveían del estupefaciente para que parte del mismo sea elaborado y estirado en el laboratorio clandestino montado en la calle Corrientes al 1900, digitaban su distribución a los distintos puntos de venta y controlaban la recaudación y el correcto funcionamiento de los mismos.

En otras palabras, resulta más que claro para esta parte, que los nombrados desplegaron la acción de organizar, exigida por el tipo penal citado, llevando a cabo estas conductas de forma dolosa, ya que en todo momento su accionar apuntó deliberadamente a posibilitar la ejecución de los actos ilícitos verificados en autos, distribuyendo las tareas entre los miembros del grupo, administrando los recursos humanos y materiales, disponiendo y estableciendo las condiciones de trabajo, entre otras. De tal forma, ha quedado comprobado que dicho actuar fue doloso, conformándose así el aspecto subjetivo del tipo”.

Armas

“…En efecto, tal como se ha referenciado en el presente escrito, tanto CANTERO como CHAMORRO, se comunicaban frecuentemente con sus parejas a fin de determinar los ingresos y egresos monetarios de la empresa ilícita, coordinar el pago de determinadas deudas, conseguir “juguetes”, en referencia a armamento, o contratar “muchachos” para custodiar los puntos de venta, circunstancias que dan cuenta de que los cuatro imputados mantenían el dominio sobre la logística económica de la organización, impulsando el flujo de dinero según las necesidades del negocio”.