“…Lo que ustedes no entienden es que esto siempre, pero siempre, va a volver a empezar…” Con este comentario el actor portorriqueño Raúl Juliá  cierra la película “La peste” dirigida por Luis Puenzo en 1993. Esa película fue creada sobre el libro de Camus de 1948. Estamos en 2020. Y los lobos vienen. No es que tenga nada personal en contra de esta especie de cánidos, soy defensora a ultranza de los derechos de los animales, pero éstos, se sabe, avanzan en jauría, van rodeando a la presa, y, de hecho, son carnívoros. 

La película que menciono, y recomiendo ver o volver a ver, plantea que más que la peste bubónica, el verdadero virus es el del fascismo. Lo mismo “Sostiene Pereira” que muestra cómo avanza el franquismo sobre Lisboa hacia 1938. 

En estos días, apestados por cierto, muy apestados, se celebra el 17 de Octubre, el 18 de Octubre hay elecciones presidenciales en Bolivia y el 25 de Octubre se vota el Plebiscito en Chile para conformar una Asamblea Constituyente y promulgar  una nueva Constitución ya que la que rige el país actualmente fue parida en 1980 bajo el régimen de Pinochet. 

Con una Argentina tan sola, que trata de sostener la democracia como puede, soportando marchas anticuarentena, levantamientos policiales, megamedios que mienten formando mentes fascistoides, y con la salud al rojo vivo, el paronama del sur de América parece derrotado. Con una andanada de gobiernos abiertamente de derecha (ahora da status declararse fan de Bolsonaro o Trump) que no tienen necesariamente que ver con golpes blandos o no tanto sino más bien con gente que está tan convencida que es de alta estirpe que vota como si lo fuera con la perversión de clase que eso implica, aunque sean pobres y explotados. Ahora parece un insulto un gobierno que trabaje por más y mejores derechos para todos y todas. “Incluite siendo exclusivo” rezaba un Grafitti por Echesortu, hace ya unos años, y parece que vamos todos hacia eso. Lo de “la patria es el otro” parece que a muchos les chupa un huevo y es más, creo que pasaron a pensar que mejor que excluir al otro es exterminarlo, sobre todo si el otro es populista o no adhiere al modelo clasista y sectario de gobierno que enarbola la “gente como uno”, encarnada por familias como la del presidente saliente (todos sabemos cómo hicieron su fortuna) y otras familias ilustres de pura cepa. 

El  cuerpo de  Anthony  Araya arrojado  por carabineros al río Mapocho desde un puente, los cuerpos de Facundo Astudillo Castro, Franco Casco, Pichón Escobar, Bocacha, Santiago Maldonado y muchos más, sin tomar aquí el caso Paris o la multitud de feminicidios en ciernes, dan a pensar cuánto vale para los estados la vida de los adolescentes que si no son desaparecidos y masacrados al mejor estilo “la noche de los lápices” (La Plata, 1976), Ayotzinapa, 2014 o Tlatelolco, 1968, por los “guardianes del orden” son apresados por las mafias narco del tipo de “Ciudad de Dios”. Un Chile que confiesa tener más de 400 tuertos o ciegos, mutilados por los carabineros en las últimas protestas populares, con un Piñera más pinochetista que Pinochet, un estado boliviano que de plurinacional pasó a ser un estado militar y racista, excluyendo así los derechos del 80 % de su población, que es de etnias originarias. Un informe Bachelet en la OEA en contra de Maduro votado por la Argentina y el estado bolivariano, que hace lo que puede para atajar todos los penales que le patean todos juntos, casi como el Alberto, que hace malabares como puede con lo que tiene. Los megaincendios por todas partes, que no sólo aniquilan el hábitat animal y vegetal, sino que, sospecho, vienen ordenados por empresas extrajeras…Un gobernador cordobés denunciado penalmente por no hacer nada para apagar el fuego…Una Colombia en donde el acuerdo de paz con las FARC sirvió para que el ejército y los paramilitares asesinen militantes sociales y ambientalistas, y ex FARC a su libre albedrío, amén de tomar sus tierras. Toman tierras para megaemprendimientos, se entiende. Aniquilan el hábitat se entiende. Todo lo incendiado o talado, casualmente  es reserva natural o territorio indígena. Al principio vinieron por la tierra, el oro y la plata. Ahora vienen por el agua dulce, el gas, el litio, el cobre, el petróleo y, de paso, todo lo que puedan llevarse. 

 Vienen los lobos. Y vienen viniendo… 

El 4 de Octubre fue el cumpleaños de Violeta Parra. Volví a escuchar y mirar muchas cosas de ella, pero presté especial atención a “Arauco tiene una pena”, también conocida como “Levántate Huenchullan”, compuesta en 1962: “ Arauco tiene una pena/ que no la puedo callar/ son injusticias de siglos/al indio le basta el oro/que le relumbra del sol, Arauco tiene una pena/más negra que su chamán/ hoy son los propios chilenos/los que le quitan su pan/ pero el quejido del indio/ ¿por qué no se escuchará?”.