Por Carlos del Frade (especial para el vecino)

 

Anticipo del nuevo libro del autor de esta nota, “Nuevas dependencias. A 200 años de

la declaración del 9 de julio”

De aquellos 29 congresales que declararon la independencia, dieciocho sufrieron exilios, torturas, expulsiones, censuras y arrestos varios. Solamente once pudieron seguir con una vida más o menos normal.

 

Tres de ellos fueron asesinados, Laprida, José Severo Malabia y Juan Agustín Maza y Díaz Gallo fue torturado con saña y alevosía.

 

Uriarte, sacerdote, fue uno de los que sufrieron cárcel y estuvo arrestado varias veces, promovió el reparto de tierras.

Unitarios y federales, fueron los nombres políticos que se le dieron a estos representantes, expresiones individuales de los intereses en pugna en aquella Argentina naciente que, como decía uno de los documentos del Congreso, daba fin a la revolución y principio al orden.

Quizás la ferocidad de ese “orden” devoró aquellas vidas particulares que, en su momento, encarnaron el sueño colectivo de la independencia.

Cuando Sarratea manda encarcelar a la mayoría de los congresales, había personas de gran relieve político.

Allí estaba Juan José Paso, secretario del primer gobierno revolucionario, cuando las ideas de su amigo Mariano Moreno parecían encaminadas a triunfar y modificar la realidad de todo el continente que desconocían.

Después de esos misteriosos días de prisión, el morenista Juan José Paso, quien fuera el lector de la Declaración de la Independencia, sería uno de los redactores de la Constitución de 1826, de matriz unitaria, patronal y probritánica y que desencadenaría las luchas civiles argentinas durante muchas décadas.

A pesar de eso, Paso, después de 1827 no volvió a figurar en funciones públicas, pero apoyó los gobiernos federales de Manuel Dorrego y Juan Manuel de Rosas de quien fue asesor.

José Mariano Serrano había nacido en Potosí y participó de la primera revolución del sur, en Chuquisaca, el 25 de mayo de 1809. Fue perseguido y exiliado por el general realista Goyeneche y ancló en Tucumán.

Llegó al congreso como diputado por Charcas para el Congreso, del que fue secretario junto a Juan José Paso. Como tal y a partir del 6 de julio de ese año, fue el responsable de seguir un libro de sesiones secretas del Congreso. También redactó el texto del Acta de la Independencia, en español y quechua; y, al disponerse la impresión del Acta, también se la redactó en aymara.

Años después, defendiéndose de acusaciones de deslealtad afirmaba «el acta sagrada de la Independencia hecha por mí, suscripta por mí como diputado, autorizada por mí como secretario». Una vez aprobada, fue comisionado también para la impresión de 3000 ejemplares del acta para su distribución.

En el Congreso apoyó la idea de una monarquía constitucional, desechando la opción de elegir para el cargo a un descendiente de los incas y considerando que la prioridad era, de cualquier manera, fortalecer el ejército para lo que propuso diversas medidas de financiamiento.

Bernardo Frías dice que «fue el primer orador de aquella asamblea y la cabeza más nutrida y cultivada que tuvo». Presidió en dos ocasiones el Congreso y como su vicepresidente suscribió la Constitución de 1819, renunciando finalmente a su diputación en noviembre de ese año.

Regresando a Tucumán fue capturado en la provincia de Santa Fe por tropas de Francisco Ramírez y conducido enchalecado con tientos de cuero fresco a la presencia del caudillo quien resolvió liberarlo.

Fue ministro durante la administración de Bernabé Aráoz y de González, su sucesor en la gobernación de la provincia de Tucumán. En su función promovió el envío de auxilios al Alto Perú en su lucha con los realistas e intervino en la negociación de un armisticio con el general Pedro Antonio Olañeta.

En 1824 fue secretario del gobierno de Salta, durante la gobernación del general Arenales, a quien acompañó como auditor de guerra en su campaña contra Olañeta.

El 24 de junio de 1825, Serrano representó a Chuquisaca de la asamblea que declaró la Independencia Boliviana, por entonces el Alto Perú, siendo electo presidente de la misma, y teniendo así el raro privilegio de participar en la firma de Independencia de dos países: Argentina y Bolivia. Fue hecho miembro de la Alta Corte de Chuquisaca en 1825 y fue presidente interino de Bolivia en dos ocasiones.

Asumió el cargo de miembro de la Corte Suprema de Justicia de Bolivia en 1828 llegando a presidir el tribunal en 1830 y falleció ejerciendo dicha presidencia en 1851 en Sucre. Sus restos descansan, en el Panteón de los Hombres Ilustres de Bolivia, en Sucre.

Tomás Manuel de Anchorena fue secretario del General Manuel Belgrano en el Ejército del Norte y, en 1815, fue electo diputado por Buenos Aires para el Congreso de Tucumán, estando presente el 9 de julio de 1816 y firmando la respectiva Declaración.

En las posteriores discusiones sobre la organización republicana del país fue clara su postura federalista.

En los años posteriores ocupó cargos de gobierno de mediana importancia en la Provincia de Buenos Aires, especialmente luego de la Batalla de Cepeda de 1820. Fue Ministro de Relaciones Exteriores bonaerense durante el primer gobierno de Juan Manuel de Rosas, entre 1829 y 1832.

Su nombre sintetizó, con los años, el capital terrateniente en aquella Argentina que recién se soñaba a si misma.

Juan Agustín Maza, mendocino, fue electo vicepresidente del Congreso, al trasladarse a Buenos Aires presidió el cuerpo en noviembre de 1817.

De regreso en su provincia fue uno de los integrantes de la junta de vecinos de Mendoza que pidió la destitución del gobernador Pedro Molina. Caído este, el 29 de abril de 1824 Maza fue designado gobernador interino, pero al día siguiente fue remplazado por un Triunvirato que gobernó la provincia.

En 1830, cuando las tropas comandadas por José Videla Castillo y enviadas por el general José María Paz invadieron Mendoza, Maza buscó refugio con otros federales en la tribu mapuche del cacique Coleto, a quien creían su amigo. Sin embargo el 11 de junio de 1830 los indios bajo las órdenes de los Hermanos Pincheira los asesinaron a lanzazos en El Chacay, cerca del fortín Malargüe.

José Antonio Cabrera Allende, cordobés, fue uno de los dirigentes del partido federal, y  miembro de la primera legislatura provincial. Poco después era nuevamente enviado a entrevistarse con Artigas, como diputado a la Asamblea de los Pueblos Libres reunida por éste en su campamento de Arroyo de la China, sobre el Uruguay.

Fue uno de los tres enviados de Artigas a negociar con el nuevo Director Supremo, Ignacio Álvarez Thomas, pero éste los hizo arrestar para que no avisaran a los federales que estaba organizando una invasión a Santa Fe. No hubo trato posible.

Regresó a Córdoba, donde fue elegido diputado al Congreso de Tucumán, junto con Miguel Calixto del Corro, Jerónimo Salguero y Eduardo Pérez Bulnes, todos federales. Fue el único de los miembros del Congreso que no votó por Juan Martín de Pueyrredón para Director Supremo. Como prenda de reconocimiento, lo acompañó por unos días a Córdoba, a la reunión que éste tuvo con José de San Martín. En esa reunión se resolvió la campaña de San Martín a Chile, y que el Directorio le daría la máxima prioridad.

Regresado a Tucumán, fue uno de los firmantes del Acta de la Independencia, del 9 de julio de 1816.

Decidido el traslado del Congreso a Buenos Aires, Cabrera, Corro y Pérez Bulnes se opusieron, por entender que —una vez en la capital— serían presionados para sancionar una constitución unitaria y probablemente monárquica. Fue acusado de conspiración y debió huir a Córdoba. Los tres rebeldes cordobeses fueron expulsados del Congreso; dos años después ocurrió lo que habían temido, con la constitución de 1819.

Justo Santa María de Oro, fue diputado por San Juan en el Congreso de Tucumán y obispo

. La historiografía liberal lo ubica como un férreo defensor de la forma republicana de gobierno por su frase «hay que consultar a los pueblos».

En el Congreso de Tucumán sus palabras fueron «se dará la batalla a favor de la soberanía del pueblo y por eso aparecen las tesis de la monarquía constitucional o «Yo el Rey», enfrentada con la de la república o «Nosotros los pueblos».

Renunció al Congreso cuando, al año siguiente, éste se trasladó a Buenos Aires; fue deportado a Chile en 1818, llegando rápidamente a ser el superior de los Dominicos de ese país.

Regresó a San Juan en 1828, como vicario apostólico para la diócesis de San Juan de Cuyo. Construyó la Catedral, mejoró las escuelas religiosas de esa ciudad y fundó una para mujeres. Fue nombrado obispo en 1830 pero ejerció como gobernador del obispado, ya que nunca llegó a ser ordenado.

Retirado de la Política por no ingresar en las luchas intestinas entre unitarios y federales muere un 19 de octubre de 1836 y sus restos descansan en la Catedral de San Juan.

El tucumano, José Ignacio Thames, sacerdote, propugnó una monarquía inca como forma de gobierno. En 1818, con el Congreso ya en Buenos Aires, fue elegido vicepresidente. En ese mismo año renunció y regresó a Salta a ocupar su puesto de canónigo en la Catedral. Finalmente regresó a Tucumán.

José Eusebio Colombres, también tucumano y sacerdote que llegara a ser obispo, fue diputado por Catamarca durante el Congreso.

Tras el proceso independentista, formó parte de la llamada Liga del Norte, lo que le valió tener que exiliarse tras la segunda asunción de Juan Manuel de Rosas como gobernador de Buenos Aires. Hasta 1852 permaneció en Tupiza, Potosí, Bolivia, volviendo en dicho año a Tucumán tras la caída del rosismo.

Luego de la Independencia, Colombres regresó a Tucumán, donde además de tareas clericales desempeñó un importante papel como impulsor de la industria azucarera en dicha provincia. Tal es así, que en 1821, inauguró una extensa plantación en tierras propias, importando maquinarias extranjeras y nuevas técnicas, como los molinos.

En la actualidad, la industria de caña de azúcar sigue siendo la mayor producción en Tucumán. La casa de Colombres en el Parque 9 de Julio es ahora un Museo de la Industria Azucarera y Monumento Histórico Nacional.

Jerónimo Salguero, de cuna cordobesa, se destacó por su defensa de las autonomías provinciales, pero fue el más conciliador de los cuatro diputados por Córdoba. Cuando el Congreso decidió trasladarse a Buenos Aires, sus compañeros cordobeses Eduardo Pérez Bulnes, José Antonio Cabrera y Miguel Calixto del Corro se negaron a mudarse a donde serían presionados por el gobierno central; por ello fueron expulsados del Congreso. En cambio, Salguero se trasladó a Buenos Aires, donde terminó cediendo a las iniciativas centralistas del Directorio. Dejó el cargo en 1819 para ser tesorero de la Casa de la Moneda.

Regresó a Córdoba en 1820 y se unió al partido federal del gobernador Juan Bautista Bustos, aunque permaneció alejado de la política activa. En 1826 fue enviado como diputado al Congreso de Buenos Aires, donde apoyó al grupo federal dirigido por Manuel Dorrego. A su regreso se incorporó como juez al Tribunal de Apelaciones.

Cuando el general José María Paz derrocó a Bustos, arrestó a los dirigentes federales, entre ellos a Salguero. A fines de 1831 fue nuevamente juez, pero fue expulsado dos años más tarde por participar en una fracasada revolución contra los hermanos Reynafé.

Emigró a Bolivia, donde se dedicó a la abogacía privada, y donde falleció en 1840.

Pedro Ignacio de Castro Barros, riojano, partidario decidido de la Revolución de Mayo, fue nombrado diputado a la Asamblea Constituyente del Año XIII. Fue partidario de la libertad de vientres. Fracasó en su intento de forzar la sanción de una constitución.

Fue enviado por la Asamblea a una gira por las provincias, para infundir ánimo revolucionario a un país que ya empezaba a cansarse de los sacrificios, y de la política centralista del gobierno de Buenos Aires; recorrió 400 leguas a caballo, sin resultado visible.

Fue elegido también diputado al Congreso de Tucumán, poco después de que La Rioja se separara de Córdoba, provincia a la que hasta entonces pertenecía. Cuando el partido de los Villafañe y Ocampo derrocó al gobernador unitario, pidió al Congreso la intervención de su provincia, que por esa iniciativa volvió a la obediencia al gobierno central.

Le tocó presidir el Congreso en mayo de 1816. Dos meses más tarde firmó el Acta de la Independencia, y el Congreso lo envió como diputado ante el general Güemes, para convencerlo de que se opusiera a la candidatura del coronel José Moldes para el directorio. Fue partidario de una constitución monárquica, pero se convenció de postergar la decisión, ante el argumento de Fray Justo Santa María de Oro, de que primero había que consultar a las provincias.

Pasó a Buenos Aires, como asesor económico del gobierno de Juan Martín de Pueyrredón.

Escribió algunos tratados sobre política e iglesia, y fue nombrado vicario de San Juan, y luego canónigo de la catedral de Salta.

En camino hacia esta ciudad, fue apresado por una partida federal del gobernador de Santa Fe, Estanislao López, y tomado prisionero. Se fugó a través del Chaco y consiguió llegar a Salta. Pero debió huir por los enfrentamientos entre partidarios y opositores de Güemes. Regresó a San Juan pero también debió escapar unos meses más tarde, por su oposición a la política liberal de Salvador María del Carril.

De modo que se instaló en La Rioja. Fundó allí una escuela, y la dirigió hasta que fue nombrado rector de la Universidad de Córdoba, en 1821. Fue legislador provincial en esa ciudad, y daba clases en el actual Colegio Nacional de Monserrat, sin dejar de dirigir la Universidad.

Se opuso a la llamada «Reforma eclesiástica de Rivadavia», que interpretaba como era una forma encubierta de apoderarse de los bienes de la Iglesia. Dirigió un periódico, El Observador Eclesiástico, desde donde atacó a Bernardino Rivadavia y sus aliados.

Recorrió la nueva diócesis de Cuyo, ayudando al obispo a establecer su organización. Tuvo una gran influencia sobre Facundo Quiroga, y fue tal vez quien más influyó para que éste declarara la guerra a muerte contra el partido «impío» de Rivadavia.

Cuando José María Paz ocupó el gobierno de la provincia de Córdoba, se pronunció en su favor (lo que lo alejaba de Quiroga). Por consejo de Paz fue nombrado vicario de la diócesis de Córdoba por la legislatura.

Vencida la Liga Unitaria del Interior fue llevado prisionero a Santa Fe. El gobernador López le permitió moverse con libertad, e incluso predicar en un templo frente a todo el gobierno. Desde allí atacó el sistema federal, por lo que el caudillo le dio tres horas para que se embarcara hacia Buenos Aires. Al llegar a destino, el gobierno lo confinó en un barco por varios meses (evidentemente, la prudencia no era su fuerte).

Por mediación de Tomás Manuel de Anchorena se le permitió finalmente bajar a tierra, pero en 1833 se trasladó al Uruguay. En 1841 pasó a Chile, donde dio clases en la Universidad de San Felipe hasta poco antes de su muerte.

José Severo Malabia nació en Charcas, actual territorio boliviano, y en el año 1815, poco antes del desastre de Sipe Sipe, fue electo diputado al Congreso de Tucumán, que se reunió en esa provincia a comienzos del año siguiente, después de la derrota independentista en el Alto Perú. Huyó hacia Tucumán y se incorporó a la misma.

Una de sus primeras actuaciones fue contra el diputado por Salta, coronel José Moldes, a quien acusó falsamente de cometer varios delitos, para impedir su incorporación al Congreso (Moldes podía ser una competidor importante contra el grupo porteño, e incluso era el candidato provinciano al cargo de Director Supremo).

Juró y firmó el acta de la Independencia el día 9 de julio de 1816. Era de tendencia monárquica, y defendió su ideología con tenacidad, hasta casi lograr que se coronara un rey en la actual Argentina.

Se trasladó con el congreso a Buenos Aires, y firmó la constitución unitaria de 1819.

Después de la disolución del Congreso, en 1820, se unió al grupo unitario de Bernardino Rivadavia, y fue diputado provincial de la provincia de Buenos Aires.

En 1826, fue enviado por Rivadavia como secretario del embajador ante el gobierno de Bolivia, general Juan Gregorio de Las Heras. Su misión era ayudar al general para que, a cambio del reconocimiento de la independencia de ese país, la Argentina recuperara la provincia de Tarija. Boicoteó la misión, ayudando a que esa provincia siguiera perteneciendo a Bolivia.

Se radicó por un tiempo en Charcas, donde ocupó varios cargos oficiales. Más tarde regresó a Buenos Aires como embajador de Bolivia, pasando después a actuar en la política local. Por su oposición al gobernador Juan Manuel de Rosas se vio obligado a exiliarse un tiempo en Montevideo.

Pasó a Lima, donde fue embajador boliviano ante el gobierno del Perú, y luego fue ministro de la Suprema Corte de Justicia boliviana.

Huyó de regreso a Buenos Aires en tiempos del dictador Andrés de Santa Cruz y se radicó en esa ciudad (con permiso de Rosas) hasta su muerte.

Mariano Sánchez de Loria, originario de Chuquisaca, apoyó el proyecto de una monarquía a cargo de una familia real inca para las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Después del Congreso se mudó a Buenos Aires y continuó trabajando como abogado allí. Alrededor de 1817 su esposa murió y retornó entonces a Chuquisaca donde se ordenó como sacerdote, convirtiéndose luego en canónigo de la Catedral de Charcas. Cuando murió ejercía de párroco de Tacobamba en Potosí.

Pedro Ignacio Rivera nació en Mizque, actual territorio de Bolivia, se incorporó en la sesión del 26 de marzo de 1816 y por unanimidad de votos resultó electo vicepresidente, en la sesión del 24 de abril, solicitó el inmediato auxilio al ejército del Alto Perú pronunciando un elocuente discurso; en la del 9 de julio aclamó la independencia nacional y firmó el acta respectiva.

Al tratarse la forma de gobierno dejó sentada su opinión a favor de la monarquía y según consta en «El Redactor» en otro largo discurso cuyo argumento fue persuadir que era “una acto de necesidad, de conveniencia y de justicia, adoptar la forma monárquica temperada, bajo la dinastía de los antiguos incas”

Es autor del proyecto de formación del ejército, fijando la contribución de cada provincia en un cinco por ciento de reclutas, sobre el número de sus habitantes.

Presidió la reunión del Congreso en el primer aniversario de la declaración de la Independencia, oportunidad en la que pronunció un inspirado discurso en respuesta a la arenga del Director Supremo, General Pueyrredón.

Intervino en los debates y sanción de la Constitución de 1819, continuando en el Congreso hasta su disolución. Posteriormente residió en Buenos Aires, donde falleció el 17 de febrero de 1833.

Pedro León Díaz Gallo, santiagueño, en 1816, mientras se hallaba al frente del curato de su ciudad, fue elegido diputado al Congreso de Tucumán, en el cual llegó a ocupar la vicepresidencia en 1816 y la presidencia en 1819. Tuvo una destacada participación por sus conocimientos y eficacia, interviniendo con entusiasmo en los debates y comisiones; y firmando la declaración de independencia de la Argentina el 9 de julio de 1816.

Cuando el congreso se trasladó a Buenos Aires fue electo para ejercer la presidencia en turno del cuerpo. Tuvo una participación muy activa al tratarse la Constitución unitaria de 1819. Al disolverse el Congreso en 1820 regresó a Santiago e intervino en el movimiento autonomista de la provincia de ese año y desempeñó el ministerio durante el gobierno de Juan Felipe Ibarra. En 1821 firmó el tratado de paz entre Tucumán y Santiago del Estero en Vinará, junto con Pedro Miguel Aráoz de Tucumán y José Andrés Pacheco de Melo de Córdoba.

A pesar de haber sido elegido diputado al Congreso Constituyente de 1826, no formó parte de éste pues viajó a Salta, sede de la diócesis santiagueña, a optar por el concurso al curato de su ciudad natal. También desempeñó el cargo de diputado provincial, donde ejerció mucha influencia por su larga práctica en la vida pública.

En 1838 el gobernador Ibarra le encargó el gobierno de la diócesis de Santiago, lo que motivó un conflicto eclesiástico con el Cabildo de Salta que nombró para Vicario Capitular en sede vacante al doctor Figueroa. Ocupó por largo tiempo, el puesto de vicario foráneo. Cuando Manuel Taboada tomó el gobierno por una revolución contra su primo Mauro Carranza, el 1 de octubre  de 1851, se fugó hacia Tucumán para ponerse a salvo, pero perseguido por gente de Taboada fue tomado preso por estos en Antajé, departamento Banda; y llevado de vuelta a su ciudad, donde sufrió torturas de sus adversarios. Puesto luego en libertad se dirigió a Tucumán donde murió.

Pedro Francisco de Uriarte, también santiagueño y sacerdote, fue uno de los firmantes de la Declaración de la Independencia de las entonces llamadas Provincias Unidas en Sudamérica. Integró la comisión que redactó el reglamento para el Director Supremo.

Con el Congreso ya trasladado a Buenos Aires fue designado vicepresidente en 1817. En 1818 propuso por la repartición de tierras, resultando por ello el precursor de la colonización. Estuvo en contra de entronizar al duque de Luca en el gobierno. Intervino en la sanción de la Constitución de 1819.

Diluido el Congreso en 1820 fue arrestado por orden de Manuel de Sarratea junto con otros diputados y acusado arbitrariamente de haber querido entregar el país a una nación extranjera. Por pedido del gobernador Ramos Mejía se lo liberó pudiendo así regresar a su curato de Loreto.

La junta de la Venerable Tercera Orden de Santiago lo eligió ministro, en 1824 y 1825. En 1830 fue arrestado por el gobernador Juan Felipe Ibarra, y encarcelado en El Bracho. Tras largos padecimiento pudo salir gracias a pagar una importante suma de dinero.

Falleció al frente de su curato, a los 81 años, mientras celebraba misa en honor a Santa Rosa de Lima. Sus restos fueron sepultados en la iglesia de Loreto.

Esteban Agustín Gascón había nacido en Oruro, actual Bolivia, se unió al Ejército del Norte a las órdenes del general Manuel Belgrano, y luchó en la batalla de Salta, en febrero de 1813.

Fue nombrado gobernador intendente de Salta, cargo que ocupó por poco tiempo. Producida la segunda expedición al Alto Perú, volvió a ocupar la presidencia de la Audiencia y la gobernación de Charcas.

Después de la batalla de Ayohuma se trasladó a Buenos Aires, y se puso a órdenes del ejército que operaba en la Banda Oriental y sitiaba a Montevideo. Fue auditor general de guerra y asesor legal de sus jefes, el general José Rondeau primero, y luego Carlos María de Alvear. Caída Montevideo en manos independentistas, fue alcalde del Cabildo, teniendo a su cargo la inspección, organización y mantenimiento de los hospitales.

Regresó a Buenos Aires en 1815, al ser evidente que la ciudad iba a ser entregada a los federales del caudillo José Artigas. Presidió la Junta de Observación que intentaba poner algún freno al gobierno de los directores supremos durante el período en que este cargo fue ocupado por Ignacio Álvarez Thomas. Fue coautor del Estatuto Provisional, especie de embrión de constitución.

En 1816 fue elegido diputado para el Congreso de Tucumán, y su nombre fue propuesto como candidato a director supremo.

Fue el principal opositor a la firma por el Congreso del Pacto de Santo Tomé, que hubiera pacificado el bando artiguista con el resto del país y hubiera logrado el traslado a Tucumán los diputados de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y la Banda Oriental, que nunca estuvieron representadas en él.

Fue uno de los firmantes del Acta de la Independencia, el 9 de julio de ese año.

Su principal preocupación en el Congreso estuvo siempre en la reorganización de la defensa de la frontera norte. También fue el autor de la iniciativa que hizo oficial la bandera nacional creada por Belgrano en 1812, y que hasta entonces era sólo la bandera del Ejército del Norte.

Desde 1817 fue ministro de hacienda del Director Juan Martín de Pueyrredón, colaborando con la expedición a Chile del Ejército de los Andes, organizado por el general José de San Martín. Fundó la «Caja Nacional de fondos de Sud – América», una especie de caja de créditos con pretensiones de banco, que fue la primera institución crediticia de ese país. Después de sancionada la constitución de 1819 fue electo senador por Tucumán; pero la caída del directorio y el Congreso dejaron ese nombramiento sin efecto.

En 1820, después de la batalla de Cepeda, fue nombrado sucesivamente juez, diputado provincial y secretario de la Junta de Representantes de Buenos Aires. Se opuso a la reforma religiosa del ministro Bernardino Rivadavia desde la legislatura y la prensa. Desde fines de 1822 fue camarista del Tribunal de Justicia de la provincia. Renunció después de la revolución fracasada de Tagle, oponiéndose a fusilar a los presos.

Pedro Miguel Aráoz, nacido en Tucumán, sacerdote, fue uno de los firmantes del Acta de la Declaración de independencia de la Argentina, pronunciándose por la monarquía en cuanto a la forma de gobierno que convenía instaurar en el país. Le tocó presidir el cuerpo en el último período de sesiones desarrollado en Tucumán. Luego que el mismo se mudara a Buenos Aires, renunció a su mandato en diciembre de 1818, alegando razones de salud y la ya larga separación de su curato, retornando a la capital tucumana.

Fue diputado por Tucumán, con José de Arteaga, al congreso de los pueblos de Tucumán, Catamarca y Santiago que el 17 de mayo de 1820 votó la formación de la República de Tucumán, cuya presidencia suprema fue encomendada al gobernador Bernabé Aráoz. Creada la legislatura provincial, al Dr. Aráoz le tocó presidirla, interviniendo en la sanción de importantes leyes como la de libertad de imprenta y la creación de un banco provincial. Escribió la Constitución de la República y fue creador del primer periódico editado en esta provincia, llamado «El Tucumano Imparcial».

Tomás Godoy Cruz, nacido en Mendoza, en 1814 creó una fábrica de pólvora, en 1815 es elegido junto con el Dr.Juan Agustín Maza, diputado y representante por Mendoza en el Congreso de Tucumán y en 1817 cuando el Congreso vuelve a iniciar sus sesiones en la ciudad de Buenos Aires es designado presidente del mismo.

Colaboró con José de San Martín en la preparación de su expedición libertadora, comprometiendo su fortuna personal en el equipamiento del Ejército de los Andes.

El 3 de julio de 1820 es elegido gobernador, cargo que desempeña hasta el 21 de enero de 1822. Durante ese período, el general José Albino Gutiérrez vence las incursiones montoneras de José Miguel Carrera, que es fusilado por orden de Godoy Cruz.

Fue ministro de su pariente, el gobernador José Videla Castillo, hasta que la derrota frente a los federales de Facundo Quiroga lo decide a marchar al exilio enChile.

Volvió a Mendoza después de su exilio, bajo la protección del caudillo José Félix Aldao, dedicándose a la agricultura y la cría de gusanos de seda. Falleció el 15 de mayo de 1852. Sus restos descansan en el templo San Vicente Ferrer, del departamento mendocino que lleva su nombre.

Eduardo Pérez Bulnes, cordobés de nacimiento, en 1815 apoyó la elección del gobernador federal José Javier Díaz, que lo nombró jefe de la policía de la provincia. También fue miembro de la legislatura local.

En 1816 fue electo diputado al Congreso de Tucumán, y en tal carácter fue de los que proclamó la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata el 9 de julio de ese año.

Por su pertenencia al partido federal tuvo serios encontronazos con la mayoría unitaria del mismo. Como los diputados cordobeses José Antonio Cabrera y Miguel Calixto del Corro, fue expulsado del Congreso a principios de 1817, cuando se negó a trasladarse con el mismo a Buenos Aires. Como esperaba, allí el Congreso se transformó en un núcleo unitario, dependiente de las tendencias e intereses políticos de la capital.

No apoyó a su hermano, Juan Pablo Bulnes en sus rebeliones contra el gobernador Díaz, a quien apoyó hasta el final de su mandato. Volvió a apoyar a Díaz en 1820, y fue electo diputado provincial. En un principio se opuso al gobernador Juan Bautista Bustos, pero más tarde se unió a él.

Fue diputado al Congreso General de 1824 en Buenos Aires, donde se pasó al partido unitario en oposición a la posición de su provincia, apoyando la constitución unitaria de 1826. La provincia revocó su mandato, pero el congreso decidió que siguiera en su cargo. Su propio hermano Juan Pablo presidió la sesión de la Legislatura que rechazó la constitución unitaria.

Regresó a Córdoba al producirse la invasión de José María Paz y se incorporó al gobierno como diputado provincial y presidente de la Legislatura. Fue enviado como mediador ante Facundo Quiroga en vísperas de la batalla de Oncativo. Se retiró de la vida pública a la caída de Paz.

Teodoro Sánchez de Bustamante, nació en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia pero fue congresista en Tucumán por la provincia de Jujuy, que presidió durante el mes de junio; durante su mandato presentó una «nota de las materias de primera y preferente atención para las deliberaciones y discusiones del Congreso».

Fracasó en acelerar la declaración de la independencia, que lograría su sucesor Francisco Laprida el 9 de julio, siendo Sánchez de Bustamante uno de los firmantes del Acta. En noviembre de 1818 fue elegido nuevamente presidente del Congreso, ya instalado en Buenos Aires.

Tuvo muchas intervenciones en las sesiones del Congreso, entre ellas las referidas a las relaciones con el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, que ocupaba la Banda Oriental. Fue uno de los redactores de la Constitución de 1819, y poco después fue electo diputado por Santiago del Estero para el futuro Congreso Nacional, que nunca llegó a reunirse.

Pretendió reemplazar al general Martín Miguel de Güemes —héroe de la Guerra Gaucha— como gobernador de Salta, pero fracasó en su intento.

En enero de 1820 fue el último presidente del Congreso, y después de la batalla de Cepeda fue arrestado por orden del gobernador Manuel de Sarratea.

En enero del año siguiente fue elegido diputado por la Provincia de Buenos Aires al Congreso Federal que se estaba reuniendo en Córdoba a iniciativa de Juan Bautista Bustos, y que fracasó por presión porteña. Permaneció en Córdoba, al servicio de Bustos, hasta 1824, año en que regresó a Jujuy tras la muerte de su esposa.

Más tarde fue legislador provincial y apoyó la política de Gorriti, en apoyo de los unitarios. En 1829 fue presidente de la legislatura.

Al producirse la victoria federal de 1831, huyó a Bolivia, donde se radicó en Sucre y luego en Santa Cruz de la Sierra, donde se dedicó a la enseñanza secundaria. Allí falleció en el año 1851.

José Andrés Pacheco de Melo, sacerdote nacido en Salta, fue electo diputado de Chichas para el Congreso de Tucumán en 1816, firmando la Declaración de la Independencia. Después del Congreso se mudó a Buenos Aires, en 1818. Posteriormente fue Ministro de Gobierno en Mendoza. Posteriormente, fue pacificador en Córdoba (1821) y San Juan (1825), retirándose en ese año de la vida pública.

Su muerte es aún no clara, se cree que murió en la década de 1820, sobre el lugar, algunas fuentes señalan que murió en Mendoza y otras que pudo haber muerto en Chichas.

José Ignacio de Gorriti nació en San Salvador de Jujuy, y en 1816, el pueblo de Salta lo eligió diputado al Congreso de Tucumán; teniendo en el mismo una importante actuación, tanto en los debates como en las decisiones. Su nombre aparece en las actas del congreso en las sesiones secretas celebradas entre julio y agosto.

En 1817, con el Congreso ya en Buenos Aires, renunció a su cargo de diputado para volver a Salta y continuar su lucha contra los realistas. Electo senador al disuelto Congreso de 1819, fue luego ministro de Güemes y gobernador interino de Salta en 1819 y 1821. En 1820 consiguió una rotunda victoria frente al coronel realista Guillermo Marquiegui, del ejército del general Olañeta en la guerrilla que culminó en la jornada del Día Grande de Jujuy el 27 de abril de 1821.

Debido a conflictos que sobrevinieron renunció a su cargo, pero Güemes le pidió que volviera a colaborar con él, encargándole organizar el cuartel general del Chamical con el coronel Jorge Enrique Vidt. Estando a su frente, recibió a Güemes herido de muerte prestándole las últimas asistencias.

Aunque severo en algunos aspectos fue un progresista gobernador de Salta entre 1821 y 1823. En 1825 fue gobernador delegado por ausencia de Arenales. Tras el derrocamiento de éste por su hermano «Pachi» Gorriti, desde 1827 hasta 1829, gobernó por segunda vez con gran eficacia: introdujo la vacunación antivariólica, fomentó la educación y la beneficencia, y legisló sobre el ejercicio de la medicina, la sepultura y nombramientos e incompatibilidades del Poder Judicial.

Sería una vez más gobernador delegado en 1831, debiendo emigrar ese año a Bolivia, pobre y con muchos hijos, a causa de las derrotas que le infligiera Facundo Quiroga. Falleció en Charcas en 1835, auxiliado por su ilustre hermano, el canónigo Juan Ignacio Gorriti.

Manuel Antonio Acevedo, sacerdote salteño, fue elegido Diputado por la jurisdicción de la ciudad de Catamarca al Congreso de Tucumán junto con José Eusebio Colombres. Estaba a favor de la institución de la monarquía incaica, siendo él quien propuso que el monarca de la incipiente Argentina fuese un descendiente de los incas, en la sesión del 12 de julio de 1816.

Cuando el Congreso fue trasladado a Buenos Aires, Acevedo fue su último presidente justo antes de que fuera disuelto; como resultado de la victoria federal de 1820 fue reducido a prisión. Puesto en libertad, en 1821, pasó a ser el secretario de la Sala de Representantes de Buenos Aires.

Luego regresó a su labor de cura en Belén. En Catamarca abrió una escuela, fundó un seminario y dictó gratis una cátedra de filosofía.

En 1822 redactó el «Proyecto de Constitución» para la Provincia de Catamarca, que más tarde fue sancionado en 1823. Fue uno de los primeros legisladores de Catamarca al ser nombrado vocal de la primera constituyente catamarqueña. También fue diputado por Catamarca en el Congreso General de 1824.

En 1825 se incorporó a la Constituyente reunida en Buenos Aires, interviniendo en las discusiones sobre la llamada «Ley Fundamental».

Pedro Medrano, nació en la isla Gorriti, en Maldonado, en la antigua Banda Oriental, hoy Uruguay. Fue diputado por Buenos Aires en el Congreso de Tucumán, ejerciendo como primer presidente y dando el discurso inaugural. Medrano también propuso agregar al acta de la Independencia, a continuación de la propuesta de emancipación “de los reyes de España, sus sucesores y metrópoli”, la expresión “y de toda otra dominación extranjera”. Su propósito era desvirtuar los rumores de un acuerdo con los portugueses para establecer un protectorado lusitano. La propuesta sería aprobada por unanimidad. Junto a Teodoro Sánchez de Bustamante y José Mariano Serrano integró la comisión redactora del «Manifiesto a las Naciones».

Medrano fue secretario de la Junta de Representantes (la formada luego de la Batalla de Cepeda, que eligió como gobernador a Manuel de Sarratea) en 1821.

Fue diputado de la Sala de Representantes durante el gobierno de Rosas.

También se destacó como orador y poeta. Escribió un largo romance titulado Carta de Celio a Armesto, de clara intención política; La Martiniana y la traducción al Poema de la Expedición al Desierto, de 1833-34.

Cayetano José Rodríguez, sacerdote nacido en San Pedro, en el Perú, fue designado e 1813 como miembro de la Asamblea General Constituyente encargándose de redactar los diarios de las sesiones hasta la disolución de la asamblea en 1815. Fue elegido como representante de Buenos Aires para el Congreso de Tucumán de 1816.

Después del Congreso, Rodríguez volvió a sus responsabilidades religiosas y públicas. En 1822 fundó el periódico El oficial del día, en el cual se oponía a las reformas impulsadas por Rivadavia, las cuales eran defendidas por el periódico El Centinela. Luego de la promulgación de las leyes de Rivadavia se retiró de la vida pública, dedicándose a sus deberes religiosos.

José Darregueira

 

 nación en Moquegua, Perú, se unió a la Logia Lautaro, dirigida por Carlos María de Alvear, y éste lo designó en 1815 para integrar la cámara de apelaciones. Fue elegido para integrar el Congreso de Tucumán en nombre de Buenos Aires; fue uno de los electores de Juan Martín de Pueyrredón para el cargo de Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y posteriormente fue uno de los firmantes de la Declaración de independencia de la Argentina.

Durante las sesiones posteriores, se mostró como un defensor irreductible del unitarismo, y promovió toda clase de acusaciones contra José Moldes y contra los diputados por la Provincia de Córdoba, Miguel Calixto del Corro y José Antonio Cabrera. Para imponer la preeminencia de Buenos Aires, utilizó la excusa del avance de los ejércitos realistas en dirección a San Miguel de Tucumán para proponer el traslado del Congreso a Buenos Aires y trabajara activamente en el logro de ese resultado.

A principios de 1817, el Congreso se trasladó a Buenos Aires, donde Darragueira fue simultáneamente diputado y asesor legal del Director Supremo Pueyrredón. Falleció afectado por una enfermedad pulmonar en mayo de 1817.

Antonio Sáenz, nació en Buenos Aires y también era sacerdote, estudió en la Universidad de Chuquisaca y participó del Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810. Fue luego capellán castrense y diputado por Buenos Aires al Congreso de Tucumán, donde firmó el acta de la Declaración de la Independencia el 9 de julio de 1816.

Fue elegido una vez más diputado por Buenos Aires en 1817 e integró en ese carácter la comisión relatora del proyecto de Constitución de 1819. En este año fue presidente del Congreso. Cuando se disolvió debió huir de la ciudad y se ocultó.

Sáenz fue el principal promotor para la organización de la que sería la Universidad de Buenos Aires. Varias veces se había preocupado en dotar a la ciudad de una casa de altos estudios. En 1816 había sido comisionado para su creación pero el intento quedó finalmente anulado. Pero persistió en su empeño por actualizar la educación superior del país, todavía muy aferrada a la enseñanza del tipo religioso en detrimento de las ciencias naturales y exactas que por ese tiempo comenzaban estudiarse pero era necesario organizarlas y estructurarlas en una academia.

Sáenz logró esto con la creación de la Universidad, que se formó mediante la incorporación de instituciones académicas preexistentes. Aprovechó la impronta educativa del gobernador de Buenos Aires, el brigadier general Martín Rodríguez quien junto a Bernardino Rivadavia, su ministro de gobierno, decidieron su erección. La Universidad de Buenos Aires fue fundada el 12 de agosto de 1821 en el templo de San Ignacio y Antonio Sáenz fue su primer Rector. Ocupó la cátedra de Derecho Natural(1822) y de Gentes (1823), redactando para sus alumnos las Instituciones Elementales, convirtiéndose así en el primer autor de la Universidad.

También ordenó la creación de numerosas escuelas en las ciudades de la campaña, y realizó una gira por la provincia con el objetivo de evaluar la calidad de los colegios.

Su fallecimiento repentino en 1825 le impidió ver a la Universidad por la que él tanto trabajó fortalecida institucionalmente. Sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta, en el recinto llamado «Panteón de los Ciudadanos Meritorios».

Mariano Boedo, nacido en Salta, junto con José Moldes y José Ignacio de Gorriti fue designado diputado por Salta al Congreso de Tucumán. Siendo designado vicepresidente el 1 de julio de 1816, firmó como tal la de declaración de la Independencia el 9 de julio de ese año. Intervino destacadamente en debates de importancia del Congreso y fue presidente del mismo en 1817.

Al siguiente año dejó su banca por problemas de salud y regresó a su provincia. No volvió a ocupar cargos públicos y retornó a Buenos Aires donde falleció en 1819. Sus restos se hallan en la Iglesia de San Francisco.

Francisco Narciso de Laprida, nacido en San Juan, en 1813 fue el principal instigador del descontento popular que acabó con el gobierno de Saturnino Sarassa, en Chile. Esto le valió ser encarcelado por el interventor posterior. Fugó al poco tiempo.

Reincorporado al cabildo, colaboró con José de San Martín en la organización del Ejército de los Andes. Era considerado un perito en leyes y vecino de importancia, por lo que fue elegido en 1815 como diputado de su ciudad al Congreso de Tucumán, junto con Fray Justo Santa María de Oro. Ocupó la presidencia del mismo durante el mes de julio de 1816, de modo que ocupaba ese cargo cuando, el 9 de julio, se votó la Declaración de Independencia de la Argentina.

En 1820 asumió como ministro general de gobierno durante la gobernación de José Antonio Sánchez en la Provincia de San Juan. En 1824 representó a San Juan en el Congreso Nacional, presidiendo el mismo durante unos meses. Era miembro del Partido Unitario.

Tras la disolución del Congreso regresó a San Juan, donde tuvo alguna participación en la política local. El fusilamiento del líder federal Manuel Dorrego inició una guerra civil, a raíz de la cual Laprida se trasladó a Mendoza. Allí apoyó la revolución unitaria dirigida por Juan Agustín Moyano. El 22 de septiembre de 1829, las tropas al mando del ex fraile José Félix Aldao derrotaron a Moyano, muriendo en la matanza que le siguió más de un centenar de personas.