A nuestros estimados lectores, les entregamos el primer capítulo del último libro de Carlos, que “EL VECINO” publicará en forma completa.

PRIMERA PARTE.

El juicio a Los Monos.

Los Monos o el juicio al gobierno de facto

El martes 21 de noviembre, de 2017, en el nuevo edificio de la Justicia Penal santafesina, en la ciudad de Rosario, comenzará el juicio contra un “gobierno de facto” constituido en plena vigencia de la democracia. Millones de pesos por un lado, decenas de muertes –jóvenes su inmensa mayoría-, del otro.

Un gobierno de facto que ya asumió haber cometido “homicidios, homicidios calificados, lesiones, extorsiones, amenazas, amenazas coactivas, daños, cohechos, encubrimientos…”, en abril de 2015, cuando el gobierno anterior de la provincia le ofreció un juicio abreviado que luego fue desestimado.

Porque el proceso a 23 integrantes de la mayor banda de distribución minorista de cocaína de la zona sur de la provincia, “Los Monos”, debería explicar el origen y desarrollo de la organización y quiénes fueron sus principales cómplices, no solamente policiales.

El 19 de febrero de 2014, el juez de instrucción penal número 14, Juan Carlos Vienna, emitió una resolución de 408 páginas en la que sostiene, en el punto cuarto que “la presente investigación  ha permitido determinar que aquí, la asociación ilícita no existe para cometer tal o cual figura delictiva individual -o unas accesorias de otras-, sino a los fines de asegurar el control de ciertas zonas geográfica de la ciudad de Rosario y de ciertas personas y autoridades y el usufructo de dicho control, el ejercicio de cierto gobierno de facto por sobre toda otra autoridad”.

Esta “breve digresión”, tal como la califica Vienna, es una notable observación sobre el grado de feudalización que se generó en el Gran Rosario desde finales de los años noventa.

Neofeudalismo del tercer milenio: las bandas se quedan con las tierras, las calles, las casas y los cuerpos de mucha gente. Luego, semejante poder, es utilizado para cualquier negocio.

¿Cómo fue posible semejante poder, cómo se hizo ese gobierno de facto en plena democracia?.

¿Qué hicieron los otros gobiernos legales y legítimos que coexistieron con esa banda antes y durante la gestación de ese gobierno de facto?.

El juez cita como ejemplo el piquete organizado por uno de los principales integrantes de la banda, el “Monchi” Machuca, frente a la comisaría 15ª, la misma que tenía jurisdicción en el triple crimen de Villa Moreno del primero de enero de 2012 que terminó con la vida de tres militantes del Frente Popular Darío Santillán, con el objetivo de liberar “un lugarteniente suyo”.

Agrega Vienna que “el objeto de esta asociación, así, es de carácter complejo, dado que supone la simultaneidad de múltiples figuras delictivas. El homicidio, por nombrar una, no puede meramente ser considerado individualmente o como accesorio de otra u otras, sino como una forma más de amedrentamiento, un mecanismo per se de aseguramiento del control aludido (a veces como sanción, a veces como venganza en conflictos interpersonales, a veces en el marco de disputas de poder o de zonas, a veces porque sí).

Igual interpretación merecen los delitos de portación y tenencia ilegítimas de armas de fuego, de amenazas, de daño, de incendio intencional, de encubrimiento, y más”, sostiene el juez.

De allí que defina como objeto “fundacional, prioritario y aglutinante de la banda investigada es lo que podría denominarse como “el negocio de la violencia”, que en ella preexiste y es presupuesto de todo otro negocio. A saber: la organización de violencia sistemática a los fines de provocar y usufructuar un territorio liberado. La imposición por el miedo (lo cual otorga un valor agregado a los testimonios recabados en la presente investigación). Objeto societario complejo y múltiple, que, por su naturaleza y extensión, no puede más que corresponder a la justicia común”, apunta el magistrado.

-No estamos en presencia de meros “narcotraficantes”, amparados en el secreto y la clandestinidad, abocados al mero intercambio, sino, por el contrario, nos hallamos frente a abiertos controladores de zonas y personas, proveedores de “seguridad”, prometedores de violencia, que en dicho marco usufructúan negocios diversos y exclusivos, legales o no, entre ellos el de la droga. En la organización analizada, el negocio de la violencia preexiste y resulta el presupuesto de los restantes negocios -incluido aquí el de los estupefacientes ilegales-, tanto histórica como funcionalmente. Aquí, en fin, el medio principal es el ejercicio de la violencia, el ejercer mafioso, y, de allí, la liberación de un terreno donde crecer y proliferar – termina diciendo Vienna.

A partir de estas definiciones vienen las necesarias preguntas: ¿por qué y cómo la banda de Los Monos logró semejante feudalización de distintas zonas del Gran Rosario?.

¿Qué grado de complicidad tuvo el poder político de distintas administraciones?.

Eso es lo que empieza a juzgarse el martes 21 de noviembre de 2017 en los tribunales penales rosarinos. No una banda, sino la cara visible de un gobierno de facto constituido en plena democracia que tenía su principal insumo en el negocio de la violencia.

Fuente: “Ciudad blanca, crónica negra”, del autor de esta nota.

 

Los Monos, Lourdes y el poder

-Dale a mansalva…

Esa fue la orden que dio Ramón “Monchi” Machuca, uno de los jefes de la principal banda narco rosarina, aquel 15 de mayo de 2013.

-Dale a mansalva…

Los sicarios entendieron el mensaje y dispararon sin piedad contra el domicilio de Conscripto Berardi al 6600. Uno de los balazos le rompió el pecho a Lourdes Cantero, de solamente catorce años. El problema era que, según entendía la banda de Los Monos, desde ese domicilio le hacían la competencia en la venta de cocaína a uno de los suyos.

-Dale a mansalva…

Fue el momento más profundo de la primera audiencia del histórico juicio a la banda que conformó un gobierno de facto en la zona sur rosarina desde la segunda mitad de la primera década del segundo milenio hasta no hace mucho tiempo atrás.

Los fiscales pidieron 41 años de prisión para el mediático “Monchi” Cantero de solamente 34 años. Treinta y cinco acusados de asociación ilícita por la justicia provincial en un proceso que comenzó casi tres horas después de lo previsto porque los principales cabecillas se desnudaron, rompieron sus ropas e impusieron condiciones. No solamente tuvieron poder para embarrar el inicio del juicio sino que además lograron que vuelvan todos al penal de Piñero, muy cerca de la ciudad de Rosario, donde quieren estar, donde no hace mucho tiempo se comprobó que seguían manejando el negocio de la venta de cocaína y marihuana en distintos lugares de la ex ciudad obrera.

De los treinta y cinco acusados, solamente nueve terminaron la secundaria. La mayoría de ellos, integrantes de las fuerzas de seguridad.

Los fiscales hablaron de los “proveedores de impunidad”, una figura adecuada para esos numerarios de la policía de Santa Fe, Federal y Prefectura Naval.

También sostuvieron que el gran negocio de la banda fue “rentabilizar” la violencia, extraño verbo de dudosa existencia en la hermosa lengua castellana pero que se entiende. El principal negocio de la banda fue vender violencia a quienes lo pidieran. En las próximas audiencias, se supone, aparecerán los nombres de los compradores del servicio que ofrecían Los Monos.

-Dale a mansalva…

Esa fue la orden del Monchi cuando tenía solamente treinta años y no le importó para anda que la consecuencia de su capricho terminara con la existencia de Lourdes Cantero de solamente catorce años. “Desprecio por la vida”, fue el concepto utilizado por los fiscales. Mucho dinero y desprecio por la vida.

¿Quién le hizo creer a Monchi, de solamente treinta años en aquel momento, que podría despreciar la vida de cualquiera contar de seguir con el negocio de vender violencia a quienes lo pidieran?.

Los abogados de los 35 imputados de formar parte de la asociación ilícita de Los Monos plantearon la nulidad de todo lo actuado por supuesta parcialidad de dos de los jueces que están llevando adelante el proceso. En esas primeras horas de la mañana, cuando ya habían logrado el cambio del lugar de detención, la postergación del inicio del juicio y cuestionaban la totalidad del desarrollo en los tribunales provinciales de Rosario, la sensación era de un poder que estaba muy fuerte, más allá que los principales integrantes de la banda estuvieran presos. Un poder que, además, parecía proceder de personas que no estaban en las nuevas instalaciones del edificio de la justicia penal rosarina.

¿Aparecerán esos nombres en las próximas audiencias?.

¿Serán esos nombres por ahora ocultos los que expliquen el desprecio por la vida del Monchi Machuca?.

Mientras tanto, Lourdes, que ahora tendría hermosos y luminosos dieciocho años, forma parte de una lista todavía incompleta de sangre adolescente derramada en forma paralela a millones de pesos acumulados cuyo destino, por ahora, se ignora.

Del otro lado de las paredes del nuevo edificio, la ex ciudad obrera sigue su ritmo habitual, la continuidad de una historia que hace rato dejó de ser la soñada por los padres de Lourdes y otros tantos como ellos.

Esa pesadilla que arrastró la vida de la niña de catorce años sigue vigente más allá de la detención y segura condena para el que dio la orden con alevosía y fenomenal deprecio por la vida, un muchacho que entonces tenía treinta años y disparó: “Dale a mansalva”.

Ese poder que estuvo sintetizado en esa frase es el que debería ser descifrado y denunciado en el juicio. Habrá que ver si eso está permitido o todo será una ficción como impostó uno de los más inteligentes abogados defensores de la organización narcocriminal.

Fuente: Presencia durante diez horas en la audiencia del juicio a Los Monos del autor de esta nota que, además, es autor de los libros “Ciudad blanca, crónica negra”, “Geografía narco”, 1 y 2 y “Narcomafias”.