De la mano de Javier Milei volvió la Secretaría de Inteligencia del Estado, SIDE, una de las siglas con más sangre derramada en la feroz historia argentina de los últimos sesenta años.
“En el diseño de la nueva estructura, las misiones y funciones de la nueva SIDE trabajó activamente el estratega presidencial, Santiago Caputo, que en los hechos integra la cúpula del Gobierno junto a los hermanos Milei. Fue él quien eligió al nuevo titular de la secretaría, Sergio Neiffert, exsecretario privado y socio del otrora intendente de Malvinas Argentinas Jesús Cariglino. En la elaboración de la nueva estructura asesoró también el secretario de Asuntos Estratégicos de la Jefatura de Gabinete, José Luis Vila, que trabajó en la SIDE a principios de los 2000, fue funcionario de inteligencia en Washington y dejó los servicios con la llegada del kirchnerista Oscar Parrilli a la AFI. Durante el proceso, además, habrían existido consultas informales al círculo íntimo de Antonio Stiuso, ex director de Operaciones y exdirector de Contrainteligencia.
Caputo habría mantenido más de un contacto con Lucas Nejamkis, colaborador todoterreno del ex espía, para solicitarle asesoría. Tanto Stiuso como Nejamkis estaban en el exterior del país cuando fueron publicados los dos decretos en el Boletín Oficial con la creación de la nueva SIDE”, informaba el diario “La Nación”.
Las cuatro nuevas agencias dentro de la SIDE se llamarán: Servicio de Inteligencia Argentino (SIA), Agencia de Seguridad Nacional (ASN); y Agencia Federal de Ciberseguridad (AFC), todas monitoreadas por la denominada División de Asuntos Internos, que será el organismo de control de las tres anteriores.
Esa nueva agencia, SIA, no solamente remite a la CIA norteamericana si no también a una organización que constituyó esa federación de bandas parapoliciales de los años setenta que fue la Triple A.
Se llamaba SIA, Servicios de Informaciones Anticomunistas, integrada a otra organización, COARA.
En marzo de 2015, gracias al testimonio y aportes de familiares de uno de sus integrantes, desde la Agencia Pelota de Trapo dimos cuenta de la SIA y su rol en la represión obrera en Acindar, en Villa Constitución, cuando José Alfredo Martínez de Hoz era gerente de la misma, aquel 20 de marzo de 1975.
Adrián Cazaubón, según una credencial emitida por la Policía Federal Argentina, en Buenos Aires, el 31 de enero de 1974, era “custodia personal del señor presidente de la Unión Ferroviaria, está autorizado a portar armas, por el término de un año, a contar de la fecha”.
Y un tal Leopoldo Díaz le firmó otro carnet como integrante del Servicio de Informaciones Anticomunistas (SIA) que vencía el 31 de diciembre de aquel año 1974 e informaba que Cazaubón “presta servicio como auxiliar de enlace (sec. Capital)”. Este Servicio estaba inscripto en la denominada COARA.
Cazaubón, nacido el 3 de septiembre de 1934, casado y padres de dos hijas a quienes abandonó en los años setenta, era integrante de una de las tantas bandas de derecha que primero conformaron la Triple A y luego siguieron brindando servicios en sindicatos y empresas que financiaron la represión desde principios de los años setenta contra los trabajadores que no respondían a los intereses y mandatos de la burocracia.
-Mi papá tenía guardada una manopla de hierro que quedó en un armario de la casa y hasta en su momento llegamos a descubrir una credencial de la Triple A…-comenta de una de las hijas de Cazaubón ante este cronista.
La mamá de las chicas tuvo que hacerse cargo de la familia sin ningún tipo de comunicación o ayuda económica. Lo hizo con una gran valentía mientras su ex marido era uno de los tantos integrantes de los grupos de tarea antes y durante la dictadura.
Ahora, la vieja sigla a la que pertenecía Cazaubón, SIA, vuelve a tener vigencia en la Argentina crepuscular de los tiempos de Milei.
Fuentes: Diario “La Nación”, 17 de julio de 2024; “Cazaubón, la cara oculta de Acindar”, 16 de marzo de 2015, Agencia “Pelota de Trapo”, edición 2878.