La provincia de Santa Fe produce 50 mil millones de dólares anuales según dijo su actual ministro de economía, exporta otros 20 mil millones de dólares en 365 días y tiene 660 mil personas por debajo de la línea de la pobreza en los dos principales aglomerados como son el Gran Rosario y Santa Fe – Santo Tomé, una verdadera obscenidad.

Ese presente explica el castigo a los sectores políticos tradicionales a través de la expresión que generaron los grandes medios de comunicación y un poder económico nacional y regional sintetizados en Javier Milei.

El drama de la pésima distribución de la riqueza y el futuro, hecho que explica que haya más suicidios que asesinatos en el departamento Rosario, genera que se piense solamente en el hoy.

646.315 votos eligieron la cara que refleja el rechazo a las políticas tradicionales que gobernaron mal para las grandes mayorías. Milei ganó en 18 de los 19 departamentos santafesinos, salvo, por ahora y hasta el recuento definitivo, en Caseros donde Juntos por el Cambio tenía una leve ventaja de menos de treinta votos.

El tercer lugar del peronismo es consecuencia del mal gobierno de Omar Perotti, un hombre que siempre jugó para las grandes empresas, fiel representante del pejotismo y que ni siquiera dio la cara para explicar algo después de la ola violeta.

En la ex ciudad obrera de Rosario, atravesada por el negocio de la violencia narcopolicial, tampoco fue casualidad que se impusiera Milei, el hombre que promete asumir como propia la moneda nacional de Estados Unidos, imaginando la Argentina como una estrella más en la bandera del imperio.

En la interna de “Juntos por el Cambio”, segunda fuerza en la provincia, también se impuso Patricia Bullrich y su primer candidato a diputado nacional, el casi ignoto José Núñez, con 369.533 votos para la ex funcionaria de la Alianza y ex ministra de Seguridad de Mauricio Macri.

La Santa Fe de Vicentin se impuso a la provincia de la memoria obrera. La impunidad de la fuga de capitales y lavado de dinero, consagrada por los nichos más conservadores de los partidos que gobernaron el territorio en estas cuatro décadas de democracia, ahora queda robustecida por el triunfo del hombre que promete desterrar la idea de justicia social y entregar todo al mercado.

En los barrios populares estragados por la desocupación y los bajos salarios, tanto de Santa Fe como de Rosario, el voto también fue para Milei, al igual que el llamado voto joven.

El castigo al presente quedó claro en la provincia de Santa Fue, la que concentra riquezas en pocas manos con el aval de una alianza transversal de varios partidos, jueces, medios y arzobispados, el PUS, el Partido Único Santafesino.

Pero si bien la gente votó con claridad lo que no quiere más, ahora será distinto cuando aparezca la necesidad de pensar en el día después de mañana, aún para las personas que sienten y sufren no tener futuro.

Quizás allí haya un resultado distinto y Santa Fue vuelva a ser la Santa Fe de las mayorías.

Mientras tanto la sangre derramada de las pibas y los pibes sigue en los barrios y el dinero sigue lavándose en el centro de las grandes ciudades. Ese flujo no se detiene a pesar de los resultados electorales.