La Comisión Intermunicipal por el Medio Ambiente que reunía intendencias y comunas de la zona sur de la provincia de Santa Fe, con Rosario como corazón, duró muy poco.
En 1987 se presentó el primer y último informe firmado por el ingeniero químico Roque Macciarelli que destacaba todo lo que las grandes empresas, la mayoría de ellas multinacionales, le tiraban al agua del otrora caudaloso Paraná.
Desde plomo a aceites varias, desde sustancias orgánicas a productos químicos, aquella lista marcaba el desprecio por la biodiversidad y la impunidad de las grandes empresas para violar cualquier tipo de ley, sea nacional o provincial.
Tres décadas y media después, desde el Instituto de Pensamiento Popular “Soberanía”, una investigación filmada revela que hay por lo menos cien caños entre Villa Constitución y Timbúes, con la Cuna de la Bandera en el medio, que vierten sus desechos en el río.
El informe sostiene que desde “hace por lo menos dos años, el nivel del río viene descendiendo hasta llegar a un pico histórico de bajante este año. Según el Instituto Nacional del Agua (INA), toda esa extensión sufre la bajante más pronunciada desde 1944 y se presenta, especialmente, desde Corrientes hacia el sur, donde desemboca en el río de la Plata”.
El río, que “en promedio tiene un caudal de unos 17.000 metros cúbicos por segundo, este año cayó hasta los 7.000 m3/s, apenas por encima del valor mínimo histórico de 5.800m3/s, registrado en 1944. Por ese motivo, en julio pasado el Gobierno declaró la «emergencia hídrica» por 180 días en la región de la cuenca del río Paraná. Pero además de los problemas ambientales, logísticos y de aprovisionamiento de agua, la bajante dejó al descubierto otra cosa. Decenas de caños por donde se vierten desechos al río que con los niveles normales estaban bajo el agua, ocultos a la mirada pública y lo que es aún más grave al control”, añade.
Remarca que “los desagües en algunos casos son obras regulares, en otros casos chorrean directamente desde la barranca, se pueden observar caños, vertientes de cemento y hasta verdaderas cataratas de desechos.
Según pudimos contabilizar existen cerca de 75 vertientes industriales y cerca de 25 cloacales”.
“Según pudimos constatar por fuera de los desagües cloacales y pluviales, decenas de empresas vuelcan residuos industriales al río. Entre las que pudimos observar y documentadas se encuentran:
Acindar
ADM Arroyo Seco
Dreyfus Gral. Lagos
Cargill Gral. Lagos
Basf
Maltería Holandesa.
Cargill punta Alvear
Paladini
Swift
Matievich
Unidad 6
Terminal Puerto Rosario
Celulosa
Yeruva. S.A
Fabricaciones Militares
Molinos
Vicentin
A.C.A
Axion Energy Destilería
YPF Destilería
Bunge
YPF Fertilizante
Cofco (ex Nidera)
Arauco Argentina
Terminal 6
Alumbrera
Profertil
AGD
A.C.A
COFCO Timbúes
Dreyfus Timbúes
Renova
Central Termo eléctrica Vuelta de Obligado
Cargill
Central Termo eléctrica General San Martín
“¿Quién controla qué vierten estas empresas al río?”, se preguntan los integrantes del Instituto Soberanía.
Y responde: “El estado, admite que no. Como explica el mismo estado provincial en la Resolución N° 284, anexo I, publicada por el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático de Santa Fe en el Boletín Oficial el 20 de octubre de 2021, menos del 1% de las industrias tienen el Certificado de Aptitud Ambiental vigente en la provincia de Santa Fe”, apunta el documento.
Esta contaminación del Paraná sintetiza el desprecio por el ambiente, la biodiversidad y por extensión, por la salud humana.
El estado actual del Paraná es mucho más que una cuestión natural, muestra, en definitiva, la naturaleza depredadora del capitalismo y la subordinación de la política.
(Continuará)
Fuente: “Los cien caños. Enemigos ocultos del Paraná”, del Instituto de Pensamiento Popular “Soberanía”, Rosario, 10 de noviembre de 2021.