El frente del Hotel Edén con un pasado misterioso, donde los nazis hicieron el centro de operaciones del Cono Sur y además sirvió de refugio de muchos personajes del nacional socialismo. Entre ellos, se supone que el propio Hitler buscó asilo en el mismo.
Noviembre de 2018. Estoy en Villa Carlos Paz (Pcia de Córdoba, Argentina) de luna de miel con mi esposa Bibí, un buen día entro en una de las librerías de dicha ciudad ,en una de esas típicas librerías de libros usados encontré algo que me llamo la atención; era un libro sobre Hitler en la Argentina. Esto me llevo a pensar en mi trabajo anterior llamado el “Pacto diabólico” sobre la presencia de nazis muy importantes en la Argentina e inclusive el mismo Adolfo Hitler que según la historia murió en el Bunker de la Cancillería en Berlín de un tiro en la cabeza con una pistola Luger y junto a él en la ceremonia del suicidio estaba su reciente esposa: Eva Braun.
Hasta aquí la historia escrita por el historiador inglés Trevor-Roper; esa fue la forma en que el mundo vio el final del responsable de la mayor tragedia de la humanidad.
La historia tiene un final -pero no un principio- y cuando uno indaga ese final empieza a evaluar el inicio de otra historia que es más oscura y siniestra. En la semana que permanecí en dicha ciudad cordobesa, la curiosidad me carcomía y el porqué del mismo, fue una noticia de un diario local donde decía: “que unos albañiles encontraron restos óseos durante los trabajos de remodelación, dentro de una chimenea en el hotel Edén”. Era un cráneo humano con un orificio de bala y junto al mismo había restos de animales, lo cual fue el disparador que me llevo a visitar el Hotel Edén en La Falda. Me acuerdo bien que le dije a mi esposa vamos al Edén pero lamentablemente después de una larga caminata hasta dicho hotel me encontré que había un congreso de matemáticas que se estaba realizando en dicho lugar. Entonces no me di por vencido y le dije a ella: “Vamos a regresar dentro de unos días antes de volver a Rosario”.
Esperé, y un día viernes lluvioso, fuimos y pudimos ingresar al hotel. Vimos primeramente las figuras de los leones en la entrada de la misma, junto a la fuente, como si los mismos felinos cuidasen el emblemático hotel, ya que su frente le da un halo de misterio a dicha edificación y tenía la sensación que figuras fantasmales recorrían cada unas de las habitaciones desoladas .
Los nazis después de 1945 empezaron a huir a diversas partes del mundo inclusive a la Argentina, en los años 1940-50. Nuestro país se encontraba con movimientos militares que vienen sometiendo a la sociedad desde 1930 con Uriburu, hasta llegar a Perón que jugaría un papel fundamental con el refugio de criminales nazis.
Como veremos, la puerta de entrada fue Buenos Aires: luego vino la zona patagónica con la llegada de submarinos misteriosos y yendo más arriba del país, la Pcia de Córdoba, más precisamente: La Cumbrecita, La Falda y otros lugares como Villa Gral. Belgrano. Todas ellas eran un hervidero de colonias alemanas que durante el apogeo del Tercer Reich apoyaron y financiaron a Adolfo Hitler y su movimiento Nacional Socialista.
Pero el centro del poder se concentraba en el Hotel Edén, donde sus dueños eran potenciales financistas del régimen de Hitler. Para comprender todo el entorno del mismo, debemos remontarnos a los orígenes del Hotel Edén, y quién y quiénes fueron los promotores de dicho complejo turístico alemán, en el Valle de Punilla en La Falda. Todo comienza por 1898 donde el grupo Torquins de capitales alemanes financia a un oficial prusiano que visitó y exploró dicho lugar, casi a fines del siglo XIX y decidió comprar 900 hectáreas del lugar que había pertenecido a Juan Bialet Massé.
El sueño de un prusiano
El Edén (el que en toda su papelería y documentos oficiales figura como Eden, sin acento) había surgido del sueño de Roberto Bahlke, un coronel prusiano que en 1895, durante un viaje a la Argentina, había descubierto el lugar mientras paseaba por las sierras.
Por entonces, La Falda todavía no existía, y las laderas del cerro El Cuadrado que daban al valle de Punilla parecían los confines del mundo. Las dificultades para abastecerse y los costos de mantenimiento conspiraban contra el proyecto, y aunque al principio los negocios caminaron bien, Behlke no tardó en endeudarse y tuvo que aceptar socios al quedar al borde de la quiebra. Primero formó parte de la sociedad el grupo Tornquist; luego una mujer, María Krantner, que lo explotaría durante ocho años, y recién en 1912 el Edén empezaría a despertarse y a caminar por sí mismo. Los autores del milagro también eran alemanes, y la historia, finalmente, la escribirían ellos.
Los mejores años
Los hermanos Walter, Bruno y Arno Eichhorn habían comenzado por comprar el establecimiento y una estancia, y el primero de ellos, con su mujer Ida Bonfert, se pondrían enseguida al frente del negocio. Iban a hacer maravillas, y en menos de lo que tarda en decírselo, el Edén se iba a convertir en un hotel de 100 habitaciones y 40 baños; comedor para 250 personas; bodegas repletas con los mejores vinos y salones decorados con arañas de Murano y mármoles de Carrara, adonde las familias más aristocráticas de la Argentina empezarían a llegar con su propio personal de servicio a pasar largas temporadas.
En los años siguientes, cuando la Primera Guerra Mundial hiciera de Europa un lugar poco acogedor, el hotel alcanzaría su apogeo. Según los registros de huéspedes que aún se conservan, allí se alojarían científicos como Albert Einstein, poetas como Rubén Darío, presidentes como Julio Argentino Roca y Agustín P. Justo, y príncipes como el italiano Umberto de Saboya.
Las instalaciones contaban con un cine propio, frigorífico y generadores de energía, y el crecimiento de La Falda, hasta entonces un caserío incipiente, se construiría a la sombra de su influencia.
A partir de los años ’30, sin embargo, el Edén iba a adquirir algunas características particulares, y algunos de sus dueños, particularmente Walter e Ida Eichhorn, serían justamente sospechados de nazismo e investigados hasta por el FBI.
Amigos íntimos
Hitler en el Hotel Edén y documentos y fotos que prueban la relación con los Eichhorn.
Un documento del Federal Bureau of Investigation desclasificado hace unos años y fechado el 17 de setiembre de 1945, dice en uno de sus párrafos: “(…) Si el Führer tuviera en algún momento dificultades, él podría encontrar un refugio en La Falda, donde ya se han hecho los preparativos necesarios”. El paper, que menciona además a “frau Eichhorn” y a su hotel, tiene la particularidad de estar fechado cuatro meses y 10 días después de que Hitler se suicidara en el búnker de la Cancillería, en Berlín, y forma parte de una serie en la que el FBI investigó la supuesta huida del jefe nazi hacia la Argentina, una hipótesis que resultaría disparatada.
El origen de la sospecha, sin embargo, estaba en la investigación que los americanos habían hecho sobre los Eichhorn, a quienes miraban con cierto interés desde bastante tiempo antes.
Asimismo, los espías de Washington sabían que Walter e Ida habían sido amigos personales de Adolf Hitler y de algunos de sus oficiales de estado mayor, con los que se carteaban y se veían cada año cuando viajaban a Alemania, y que la pareja era una activa recaudadora de fondos de la comunidad germana en la Argentina, que hacía sus donaciones para que luego fueran enviadas a Berlín.
Las primeras informaciones de inteligencia las habían recopilado a través de la embajada en Buenos Aires, y al poco tiempo habían construido un dossier sobre los Eichhorn que abundaba en detalles.
Entre las cosas que los americanos sabían, era que ya en 1935, durante un viaje a Europa de la pareja, el 15 de mayo habían sido recibidos en la Cancillería del Reich y condecorados por el jefe del partido. “Querido camarada Eichhorn”, había dicho un teatral ,Adolf Hitler ese día. “Desde su ingreso en 1924, usted y su esposa han apoyado al movimiento nacionalsocialista con enorme espíritu de sacrificio y acertada acción, y a mí personalmente, ya que fue su ayuda económica la que me permitió –en el verdadero significado de la palabra– seguir guiando la organización”.
Tal colaboración se haría más efectiva en los años siguientes, hasta tal punto que Ida Eichhorn y su esposo, en las sierras, durante el verano de 1944, recaudarían el equivalente a 30 mil marcos de la época, que habían sido enviados a Berlín a nombre del ministro de Propaganda, Joseph Goebbels.
El apoyo al nazismo que había mencionado Hitler en su discurso, alcanzaría luego otros niveles de canalización. Según recordaría el historiador local Carlos Panozzo, en los últimos meses de la guerra, La Falda había pasado de ser un centro de recaudación a un lugar de refugio, y en el puesto policial cercano al Edén, 1.200 alemanes recién llegados iniciarían el trámite para obtener documentos argentinos, alegando que estaban radicados allí.
El hotel era un centro de propaganda nazi cuyas actividades apenas se disimulaban, y viejos empleados todavía recuerdan los utensilios de cocina y parte de la vajilla, grabados con la cruz esvástica. Según reconstruyera, el historiador Panozzo,: “los discursos y arengas de Hitler, en su momento de mayor auge, eran captados por una antena de onda corta levantada en el techo del Edén, y retransmitidos dentro y fuera del hotel por altoparlantes”.
En uno de los salones reservados, un gran retrato de Hitler, autografiado, presidía las ceremonias privadas de los Eichhorn, y antiguas fotografías de Arturo Francisco, el primer fotógrafo de La Falda, muestran el retrato rodeado de ofrendas florales, como si el salón fuera un lugar de culto.
Era tan pública la actividad pronazi de los Eichhorn, que una carta enviada a unos amigos alemanes, reproducida en un filme documental, dice textualmente: “(…) La Falda es enteramente obra nuestra y por lo tanto tiene un fuerte tinte alemán. Obviamente, nos hemos preocupado muy bien en que el pensamiento político de toda nuestra gente sea sin excepción nacionalsocialista”.
LAS PRUEBAS DE UN PACTO DIABOLICO EN CÓRDOBA
El matrimonio dueños del Hotel Eden Walter e Ida Eichhorn compartiendo una mesa con Hitler en la Cancillería del Tercer Reich (eran los que financiaban al mismo desde los años 20 hasta la llegada al poder en 1933)
Según el investigador Jorge Camarassa que es autor de varios libros sobre los nazis en la Argentina comenta las evidencias donde pone de manifiesto que argentinos-germanos financiaron al político Adolfo Hitler para su acenso al gobierno como Canciller de Alemania y de su Tercer Reich dicho autor dice:
“Las evidencias de la relación -objetos, cartas, fotografías- son abrumadoras. Están en el archivo de la familia Ceschi, fueron exhumadas por un documental que la televisión alemana rodó en Córdoba hace dos años y no dejan lugar a dudas.
Las misivas son bien claras.
*30 de abril de 1928: «Querido señor Eichhorn: muchísimas gracias por la carta enviada por usted y su querida esposa, junto con el preparado de ozono que probaré de inmediato. Me alegro de que participen de los sucesos del movimiento, y espero que el éxito final sea representativo de los obtenidos hasta ahora. Cariñosos saludos, Adolf Hitler».
*12 de febrero de 1930: «Querido señor Eichhorn: a causa de una serie de pequeñas dificultades, el regalo-recuerdo de la asamblea del partido en Nüremberg que yo personalmente diseñé, quedó recién terminado en enero y no en diciembre. Espero que usted no se moleste al enviarle en retardo junto con él los deseos de feliz año tanto a Ud. como a su querida esposa. Aprovecho la oportunidad para contarle algunos acontecimientos de nuestro partido que ustedes llevan tan en el corazón… Suyo afectísimo, Adolf Hitler».
*13 de febrero de 1933: «Querido señor Eichhorn: gracias por sus felicitaciones a causa de mi elección como canciller. En este momento histórico aprovecho para agradecerles su actuación de todos estos años en el movimiento. Los viejos amigos son responsables como yo de esta victoria. Con saludo alemán, Adolf Hitler».
Los dueños del Hotel Edén Walter e Ida Eichhorn los financistas del Movimiento Nacional Socialista alemán de Hitler