Foucault decía que las políticas de encierro crean cuerpos dóciles y sumisos a través del ojo mágico que todo lo sabe y lo puede. De quién es el ojo está por verse pero vivimos encerrados y vigilados, no hay duda. Que el encierro era para sanar, aprender y producir.
La aparición de cierto tipo de virus de los que no hay vacuna coincide, extrañamente, con un momento de hiperdesarrollo de los laboratorios farmacéuticos y de elaboración de armas biológicas en distintos lugares.
En este contexto el COVID 19 surgió en China y se propagó con una velocidad increíble hacia el resto del mundo. El virus mata con el aliento y la saliva, mata a los viejos y mata en seguida través de las vías respiratorias. Cualquier parecido con una peli de ciencia ficción del tipo “Soy leyenda” es pura casualidad.
Si los humanos ya veníamos idiotizados con el brillo de las pantallas, ahora el encierro es obligatorio, el contacto humano está prohibido y pasamos de los abrazos y besos reales a los virtuales a través de internet. Los solos nos enamoraremos de la almohada, los casados seguirán mucho más casados, o probablemente, terminen de divorciarse. Los ancianos que no están al tanto quedan fuera, los que no tienen pantallas mucho más, los que no tienen casa no pueden “quedarse en casa”, y los que tienen situaciones violentas en sus casas corren más riesgo ahí adentro que en la calle.
Si las redes vinculares humanas ya venían en crisis esto nos terminó de convertir en trogloditas de entrecasa, privados de libertad. Hay excepciones, es cierto, pero “mejor no salgas”…total, ponen el cuero los cadetes del delivery, las chicas del super y el personal de limpieza…
El personal de salud arriesga su vida mientras empresarios de fuste despiden a toda la planta cerrándola porque si no les da, no les da y ellos son empresarios y no trabajadores sociales.
Si Argentina no podía pagar la deuda antes de esto, después de esto ni carajos que va a pagarla.
Después delindustricidio de la era macrista y la evasión de los capitales financieros más importantes poco y nada quedó. Encima con el coronavirusse terminó de perder el poco empleo real que aún quedaba. Se salvan los políticos con cargo y los empleados públicos.La cuarentena es efectiva para la salud pero aniquiló todos los bolsillos. Los monotributistas y changarines no tienen para comer, ni hablemos de los impuestos. El gobierno calculó 3 millones de personas y se anotaron más de 11 para el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia). Era un monto de 10.000 $ que se asignó de una para los beneficiarios de planes sociales. De todos los que se anotaron, no se sabe bien quién lo va a cobrar. Existen propuestas diversas de que ese monto tendría que ser universal para todos los trabajadores que no cubren la canasta básica familiar. Todo está en verse.
La zurda utopía sostiene que la crisis es tan profunda que volveríamos al estado de bienestar con políticas intervencionistas del estado en todos los ámbitos. Sin embargo, el capitalismo parece tornarse, en esta encrucijada, más rabioso y salvaje que nunca. Sobrarán esclavos en una posmodernidad poscovid19 y cualquiera trabajará aunque sea por la comida. Las empresas
tipo Oglovo o PedidosYa que estaban prohibidas en un principio son las únicas que funcionan. Murió un cadete de delivery, haitiano, debajo de un colectivo hace unos días. Murió en el acto. Nadie se acuerda, ya, de él. No sé quién pagó el entierro.
La pregunta sobre la redistribución de la riqueza en nuestro país, siempre en manos de las mismas familias, la naturalización de la pobreza de la mayoría, incluida su criminalización , la hiper producción a través del consumismo nada más que para endeudar a la población construye un sentido autodestructivo y perverso del sistema en sí mismo. No importa vender si no hay a quién venderle, entonces tampoco importa producir.
Nadie sabe qué pasará después. La aniquilación de la economía es mundial, no sólo de nuestro país. Con la cuarentena aparecen, milagrosamente y mágicamente, un ambiente más limpio, tanto en el cielo como en el agua y la tierra, y, con él, ciervos, pumas, cóndores, lobos marinos, jaguares y otras bestias salvajes que como no hay humanos en las ciudades las empiezan a ocupar….Sí, cualquier parecido con la película “Soy leyenda” es pura casualidad….
¿¿Volveremos los humanos, después de esto, a ser más humanos, a escucharnos, entendernos, besarnos y tocarnos poniendo la piel (en mi pueblo decían el cuero) en todo lo que hacemos y dejaremos de lado, algún día, la mediación de la tecnología para todo??
¿Sobrevivirá el capitalismo después de esto, resucitará el comunismo o habrá nuevas variantes económicas más sanas tanto para el planeta como para la humanidad como para poder seguir viviendo?