La transversalidad de los nuevos movimientos sociales sorprende. Más allá de cualquier concepto de plataforma política sostenida en una ideología del tipo partidaria, de motus propio y por diversas cuestiones se están produciendo movimientos sociales que son difíciles de encasillar.

Las redes sociales no sólo sirven para hacer bylling o bulling sino que también sirven para organizarse y organizarse bien, al menos eso parece.

Entre un Macrón amenazado en su estabilidad gubernamental por una maroma de chalecos amarillos que ocuparon abiertamente las calles de París, un Juan Darthés denunciado mediática y judicialmente por violación a una menor y una marcha de la gorra con no pocos conflictos con los guardianes del orden, amén de una masiva marcha de inmigrantes rumbo a los estados juntos de la norte América, es obvio que las protestas sociales ya no son de militantes políticos con la camiseta partidaria puesta.

¿Esto marca un fracaso de la militancia política en los partidos de su respectivo origen?

Sí y no.

Hay un fracaso de representatividad en las repúblicas representativas democráticas actuales. Eso nadie lo puede negar. Muchos ciudadanos no se sienten representados por los candidatos de sus partidos de origen, o, aún peor, son muchos los representantes que una vez que ganaron las elecciones, burlan abiertamente todo lo que dijeron que iban a hacer, defraudando a mansalva a quienes los votaron. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

En este contexto hay militantes partidarios que pasan de coalición en coalición y de partido en partido (cualquier parecido con Carrió también es pura coincidencia) tratando de juntar los votos a como sea, más allá de cualquier pertenencia ideológica que sustente una ética de trabajo.

Es en estas encrucijadas que aparecen coaliciones como Cambiemos, antes Pro, Unidad Ciudadana, antes Frente para la Victoria y otras más.
Que hay un sentimiento de estafa de parte de la ciudadanía hacia la mayoría de los partidos políticos históricos es cierto. Este sentimiento es muy bien explotado y engordado de parte de los dirigentes de los nuevos partidos que aparecen en el horizonte electoral. Por ejemplo, en Rosario, nadie pensó, al menos en un principio que Monteverde iba a juntar tantos votos. Tampoco el amigo Del Frade. Eran partidos chicos, fundados en base al descontento popular, con propuestas atípicas e interesantes, que fueron sumando gente a sus filas. También todos se rieron cuando apareció el Pro. Ahora gobiernan la República. Esto habla de una pérdida de la hegemonía ciega de los partidos históricos que no supieron leer la realidad de la coyuntura tal cual era. No entendieron la realidad y perdieron.

Algo así está pasando ahora con Cambiemos. La propuesta que juntó muchos votos al principio (fue el voto castigo para Cristina, a mi entender, nada más) ahora los resta: con un país completamente en quiebra y endeudado hasta la médula con el F.M.I., sin perspectiva de ningún tipo de crecimiento salvo para la banca internacional o las financieras extranjeras, sin mercado interno y sin empleo, la única propuesta que brilla es la de la seguridad, que enmascara la represión a mansalva de la protesta social.
Bullrich suscribe un decreto que legaliza los tiros por la espalda mientras hace lo imposible por sacar la ley del narcomenudeo: así se aseguran que el sector de la población adolescente varón y pobre vaya desapareciendo o, deje de ser, al menos, la clase peligrosa. Los que negocian con la droga en las altas esferas del poder esos no son blancos, los chicos son los blancos móviles de la policía y parece que van a seguirlo siendo por mucho tiempo. Con el aval de la clase burguesa y honrada que cuida sus pertenencias que de hecho es la misma clase de gente que linchó a David

Moreira en Marzo de 2014.

El considerar “peligro inminente” al otro y dispararle, no importa si el otro tiene o no un arma y está por disparar, no importa qué considere cada quién “peligro inminente” (concepto subjetivo y elíptico), de aquí en más el reglamento permite disparar a civiles en cualquier situación en donde sea y cuando sea. Esto reemplaza a la antigua medida de que la policía tenía que esperar que el otro dispare para después disparar. Por esto mismo siempre se sostuvo en partes policiales truchos que “el sospechoso se dio a la fuga”, era una forma de justificar los fusilamientos por la espalda o había muertos en supuestos “enfrentamientos” que en realidad nunca fueron tales.

La agrupación HIJOS presentó un recurso de amparo en la justicia federal para declarar ilegal la medida, el tema es que la ministra determina qué es legal y qué no, más allá de lo que cualquier sistema jurídico sostenga. La doctrina Chocobar caló hondo y parece que no hay nada más honrado que disparar por la espalda, sobre todo si el tirador es gendarme o policía y sobre todo si el blanco es un pibe morocho con gorrita, no importa si es motochorro o no. Los únicos derechos humanos son los de los guardianes de la ley y el orden y el resto, bien, gracias.
Es en esta coyuntura que durante la marcha de la gorra organizada por Garganta Poderosa y otras organizaciones civiles los agentes del orden cometieron desmanes y represión, total, los reprimidos eran justamente los adolescentes varones y con gorrita.

Justamente Garganta Poderosa es una cooperativa de acción social que se autoorganizó en 2004, que en 2010 sacó la revista “La Poderosa” y que toma su nombre de la moto con la que el Che Guevara recorre Latinoamérica. Es una organización de resistencia villera frente, sobre todo, a los desmanes de la policía y la gendarmería, que lidera muchos chicos, muchos de ellos víctimas de la policía.

Así como la Garganta Poderosa salió al ruedo y organizó la marcha de la gorra en todo el país, el colectivo Actrices Argentinas organizó una conferencia de prensa para que una actriz validara mediáticamente la denuncia previamente realizada frente a la justicia de Nicaragua (lugar donde ocurrieron los hechos) al actor Juan Darthés por violación cuando ella tenía 16 años (hace 9 años atrás).

Más allá de lo que se pueda probar judicialmente en el caso la capacidad de organización y de resistencia que viene teniendo el colectivo de mujeres (organizadas por ser mujeres, nada más) asombra: primero fue la marea verde por el aborto legal, seguro y gratuito, ley que no salió por no tener suficientes votos en el senado (más conservador y reaccionario que diputados) pero que en algún momento no muy lejano va a tener que salir. Después fue la exigencia del cupo femenino en los cargos electorales (en un 50 %), ley que tampoco salió acá en la Provincia de Santa Fe pero que en algún momento próximo van a tener que aprobar. Ahora la capacidad de organización, resistencia y acompañamiento del colectivo de actrices argentinas para respaldar a la compañera en su denuncia. Lo cual no sólo desnuda algunas cosas muy graves que pasan en el mundo mediático sino que devela la falta de protección que hay hacia cierto sector (actrices mujeres, actores niños y niñas) y la ilegalidad con la que ocurren muchas cosas en los canales de televisión.

Todo sea por salir en la pantalla y la pantalla vende, los dueños de canales y productores de medios en general son varones y no hay una organización gremial ni sindical que permita a las mujeres, sobre todo, a los niños y niñas también, trabajar con seguridad en las filmaciones. Fue famoso el coito de Marlon Brando con María Schneider en la escena de la manteca, en “Último tango en París”, no sólo cuando la película se hizo famosa, sino por todo lo que la actriz dijo después. Filmaron una violación anal en tiempo real y como “el show debe seguir” todo quedó sepultado bajo el brillo de las estrellas y las luces de la fama. Lo peor de todo fue que Bertolucci, en una entrevista que dio antes de morir, declaró que él y Brando consensuaron la escena sin decirle nada a Schneider porque él que era el director quería filmar la violación en tiempo real y no quería que fuera actuado. “Quería que sintiera la humillación, no que la fingiese”, declaró, “son cosas muy graves pero las películas se hacen así”.

Movimientos como “Ni una menos” que organizó el primer paro nacional de mujeres por el asesinato de Lucía Pérez, de 16 años, en octubre de 2016 volvió a organizar un paro nacional de mujeres el día que se conoció el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de Mar del Plata, y además organizaron un pitazo el día en que se hizo la denuncia por violación a Darthés.
No quedó muy en claro si fue para honrar los femicidios de las hermanas Mirabal (las mariposas) que al día siguiente del Día de la No Violencia contra la Mujer los jueces del Tribunal Oral N° 1 de Mar del Plata dictaminaron que Lucía Pérez se mató sola y porque quiso. Ningunearon el homicidio agravado en femicidio sosteniendo que no había pruebas para determinarlo pero que sí había pruebas para condenar a los imputados en la causa por narcotráfico. Se absolvió a los imputados (Matías Farías y Juan Pablo Offidiani) fundándose en que: 1) la niña era adicta pero llevaba una vida normal, 2) tenía relaciones voluntarias con hombres que apenas conocía, 3) no tenía personalidad sumisa sino fuerte, 4) sabía decir que no a pesar de su edad, 5) de los chats analizados no surge que haya sido sometida contra su voluntad, 6) fue voluntariamente a la casa de Farías, 7) si bien Farías era mayor ella había tenido relaciones con hombres más grandes que él, 8) de los chats analizados no se deriva que Farías pensara someterla sexualmente, 9) no se puede inferir que Farías la haya obligado a consumir cocaína para abusar sexualmente de ella, 10) la Junta médica dijo que no tenía lesiones de abuso sexual y que murió por intoxicación con drogas.

La triste matriz del crimen de María Soledad Morales ocurrido en 1990 se replica una vez más, otra vez más, ¿cuántas?, en la República Argentina: un femicidio perpetrado “en banda” contra una adolescente alcoholizada y drogada, “entregada” por alguien que ella conocía con el fin de violarla y torturarla entre un grupo de hombres hasta su propia muerte.
El cuerpo desnudo, violado y mutilado de la Sole fue encontrado en la vera de la ruta nacional 38 en las afueras de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca. Si bien la autopsia dio como causa de muerte infarto por sobredosis de cocaína (tal cual el caso de Lucía Pérez), el cadáver tenía signos de violación, la mandíbula rota a golpes, el cuerpo quemado con cigarrillos, desfigurado el rostro, arrancado el cuero cabelludo, vaciado un ojo, cortadas las orejas y aplastado el cráneo. Elías Morales pudo reconocer a su hija en la morgue judicial por una cicatriz en una de sus muñecas. Si bien los condenados por el crimen fueron Luis Tula (quien salía con la adolescente) y Guillermo Luque (hijo de un diputado nacional) se decía en Catamarca que habían participado del crimen los sobrinos del intendente y el hijo del jefe de la policía de la provincia.

La Hermana Pelloni y la Ada Morales, mamá de María Soledad, junto a sus compañeras de la escuela (cursaba 5to año en una escuela de monjas de mujeres) organizaron la Primera Marcha de Silencio en la plaza de la ciudad, frente a la escuela. Se hicieron más de 50 marchas pidiendo justicia y en contra de la impunidad. Mientras se amenazaba a los marchantes se difamaba a la víctima responsabilizándola por su propio femicidio. Fue el fin de la dinastía Saadi en Catamarca.

A Lucía no la mataron los hijos del poder: la mataron un grupo de hombres a los que les pidió un porro. Vendían drogas cerca de la escuela y una amiga se los presentó. Ella va a la casa de Farías por voluntad propia y allí ocurren los hechos. El cuerpo fue llevado a un centro asistencial de La Serena, recién lavado y vestido. Ya estaba muerta cuando llegó, no pudieron resucitarla. Fue violada entre varias personas, con el uso de algunos objetos, en forma vaginal y anal, fue violada, drogada y finalmente empalada lo que le provocó la destrucción de los órganos internos. “Murió de dolor”, diría el médico forense que intervino en la causa. Más allá de la apelación de la fiscalía y que los jueces sostienen que la fiscal en la causa miente, el estilo del fallo es preocupante: “se mató porque ella quiso”, esa es la intención del fallo, y ningunea abiertamente el femicidio.

Marcela Lagarde, antropóloga mejicana, conceptualiza al femicidio en tanto y en cuanto son los estados los que por falta de políticas públicas de protección o negligencia o irresponsabilidad, permiten “el genocidio contra las mujeres cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales que permiten atentados contra la integridad, el desarrollo, la salud, las libertades y la vida de las mujeres”. “Todos los crímenes tienen en común que las mujeres son usables, prescindibles, maltratables y desechables. Todos coinciden en su infinita crueldad y son crímenes de odio contra las mujeres, acunados en una enorme tolerancia a la violencia masculina como parte de la condición de género de los hombres” (Lagarde, Marcela, pericial antropológica presentada ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pericial sobre Campo Algodonero en Ciudad Juárez, México).
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