Rosario es cuna de una norme y variada cultura. En cada esquina de nuestra ciudad nos topamos con una expresión artística, ya sea en el bar donde salimos un viernes a la noche con nuestros amigos, una obra de teatro, el pibe que con guitarra en mano sube al bondi a regalarnos un poquito de su arte, e incluso, mientras esperamos el verde del semáforo y un dúo de chicas hacen acrobacia en el duro cemento. Todas estas facetas artísticas forman parte de una cultura emergente que sufre la falta de equidad. El teatro independiente lucha cada año por sobrevivir y autoabastecerse para no dejarse morir.

Existen 16 salas independientes, donde se juntan 16 realidades diferentes; en la Asociación de Teatros Independientes de Rosario (ATIR) se autoconvocan  para tratar de encontrar respuestas ante las dificultades que los unen y conseguir mejores condiciones para su desempeño. Esta entidad surgió hace varios años de manera casual y hasta el día de hoy, cada representante de las salas afirma que se han logrado muchas cosas gracias a la unión de los teatros; por ejemplo la exención de impuestos como TGI y DREI para aquellas que son Asociaciones Civiles y proyectos en conjunto con la Secretaría de Cultura, como ser la semana del teatro independiente.

En la Asociación de Teatros Independientes de Rosario (ATIR), se discuten temas como tarifazos, alquileres y renovación de habilitaciones, estas últimas, son quejas constantes, ya que las salidas de emergencia, las reformas edilicias y el cuidado de los ruidos molestos, son cuestiones que chequean cada cinco años los inspectores y  necesitan grandes montos para estar en condiciones. A su vez, desde ATIR, quieren dividir en tres categorías las capacidades del público: hasta 80 personas, hasta 150 y en última instancia, de 300.

En el mes de septiembre, se sumó un nuevo teatro independiente que será gestionado por la Asociación Civil La Comedia de Hacer Arte y funcionará en la calle San Juan 3274 de la ciudad de Rosario. El espacio será utilizado para desarrollo y puesta en escena de las artes escénicas, al menos, en los próximos 20 años. Los encargados de la dirección, trabajan hace 21 años, en la creación y difusión del teatro por medio de la escuela de actores y actrices, en la presentación de ciclos, seminarios, festivales y salas.

Los teatros independientes reciben un subsidio por parte del Instituto Nacional del Teatro (INT) que aporta el 70 por ciento del presupuesto anual de cada sala. La dificultad se presenta, cuando este dinero es depositado un año o inclusive, un año y medio después. El valor del monto presupuestado, se devalúa, y no alcanza a cubrir ni el 40% de los gastos efectuados. Sin embargo, sin este aporte, sería imposible su funcionamiento.

Una de las salas con más antigüedad en Rosario es Caras y Caretas, una Asociación Civil sin fines de Lucro, fundada hace 45 años. El teatro De La Manzana está en actividad desde 1992 y ambos, realizan constantemente talleres de teatro, obras y funciones para seguir generando ingresos y de esa forma, sobrevivir.

Con el surgimiento de nuevas plataformas como Netflix, la inflación desmedida e incluso, la falta de trabajo, el teatro queda aguardando en la lista de espera. Muchos quisieran ir pero no lo hacen porque buscan priorizar otras cosas, antes que el espacio de distención. El teatro independiente sufre, aun más, estas políticas, ya que la masividad de sus obras y espectáculos, de sus participantes, e incluso, de sus protagonistas, es muy poca. Son pocos los rosarinos que conocen la cartelera local y cada una de las salas que  ofrecen esta expresión artística. Muchas veces es subestimado, otras tantas, ignorado, pero lo cierto, es que nuestra ciudad está llena de artistas y direcciones con sed de reconocimiento.