Por Sergio Rinaldi (Periodista Ambiental) – Coordinador General del «Taller de Comunicación Ambiental» (Rosario) –

Dos ONGs hermanas que siempre nos acompañan en este camino del ambientalismo nos proveen de denuncias muy bien fundamentadas. Por un lado Greenpeace Argentina con sus oficinas en Buenos Aires (oficina que en este en este año cumple 30 de vida en nuestro país) nos muestra claramente los «vínculos entre el gobierno de Cambiemos y las empresas agroquímicas…Por otro lado «Salud Sin Daño» coalición internacional de hospitales y sistemas de salud, trabajadores y profesionales de la salud, nos hacen llegar dos estudios tan fundamentados como preocupantes.

LEY DE SEMILLAS: 30 VINCULOS ENTRE EL GOBIERNO Y EMPRESAS AGROQUÍMICAS.-

“Quién controla las semillas, controla la alimentación”, refiere en su comienzo el informe que la organización ambientalista Greenpeace dio a conocer esta semana. Desde la ONG, argumentan que existe un proyecto de ley, que avanza en ese sentido, y que fue gestado por grandes empresas de cultivos transgénicos y agrotóxicos y fundaciones financiadas por las mismas empresas.

Greenpeace alega que esta nueva ley, impulsada por el Gobierno Nacional, pretende limitar el uso libre de semillas para beneficio de las grandes empresas. A su vez, el proyecto, enviado al Congreso en octubre de 2016, no contempló ninguna de las solicitudes de agricultores familiares, campesinos, indígenas, académicos, universidades.

Por otro lado, el informe confirmó que al menos 30 funcionarios tienen vínculos con él oligopolio de la industria química, encabezado por  Monsanto- Bayer, Dow-Du Pont, Syngenta- ChemChina y BASF,  que controlan el 60% del mercado mundial de semillas y el 65% de las ventas mundiales de agrotóxicos.

“Una ley de semillas que da más poder a empresas agroquímicas solo puede traer más contaminación para los pueblos fumigados, más destrucción de bosques nativos y menos alimentos saludables accesibles para toda la población”, sostuvo Franco Segesso, miembro del área de campañas de Greenpeace.

El lobby empresario actúa en sectores diplomáticos, en el Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y en amplios sectores del agro argentino. Algunos de los funcionarios involucrados (3) son el Ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile; el Jefe de Gabinete de Agroindustria, Guillermo Bernaudo; la Coordinadora de Políticas Públicas para el Desarrollo Sustentable del mismo ministerio, Beatriz Giraudo; el Jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña; el Diputado nacional, Pablo Torello; el senador nacional, Alfredo De Angelis, entre otros. La investigación destaca que el lobby es ejercido hacia los funcionarios públicos que tienen vínculos con las empresas o por medio de asociaciones que las representan.

La Multisectorial contra la Ley Monsanto de Semillas, conformada por más de 50 organizaciones sociales, campesinas, ambientales y académicas, rechaza cualquier modificación a la Ley de Semillas vigente (n° 20247) y reclama que los senadores y diputados detengan «las maniobras que benefician a los actores del agronegocio y legislen a favor de la salud, la vida y la alimentación de los argentinos».

A su vez, un reciente informe de las Naciones Unidas alertó, también,  que la industria agroquímica está dominada por este grupo reducido de empresas transnacionales que ejercen poder sobre la agenda regulatoria, las iniciativas legislativas y la investigación agroquímica a nivel mundial.

SALUD SIN DAÑO.-

Es una coalición internacional de hospitales y sistemas de salud, trabajadores y profesionales de la salud, grupos de la comunidad, sindicatos y organizaciones ambientalistas que se proponen transformar mundialmente el sector de cuidado de la salud — sin comprometer la seguridad o el cuidado del paciente — de modo que sea ecológicamente sostenible y un importante promotor de la salud y la justicia ambientales.

ENCUENTRAN ELEVADOS NIVELES DE TÓXICOS EN ENVASES DE COMIDA RÁPIDA.-

Las conclusiones surgen de un estudio realizado por la Organización Europea de Consumidores junto con otras organizaciones de consumo de 5 países -entre las que figura la Organización de Consumidores y Usuarios Española-, cuyo objetivo fue analizar 65 envases de cartón y papel utilizados como envases de comida rápida.

Los resultados de las pruebas de laboratorio muestran que la mitad de los envases analizados contiene compuestos perfluorados incluidos en la lista de sustancias muy preocupantes del Reglamento de Sustancias Químicas REACH, como el PFOA (ácido perfluorooctanoico), un disruptor endocrino relacionado con la reducción de la fertilidad y daños al feto.

Entre los envases sometidos a las pruebas, se encontraban cajas de cartón de pizzas, envases de hamburguesas, papeles de repostería y bolsas de palomitas de maíz. En cada país, se analizaron 13 muestras de reconocidas marcas, como McDonald’s, Burger King, KFC y Starbucks. Los resultados del estudio, junto con la carta enviada a miembros del Parlamento Europeo, pueden verse aquí (en inglés).

Para la Organización Europea de Consumidores (BEUC), el elevado contenido de estos tóxicos encontrado en un tercio de los envases demuestra el uso intencionado por parte de las empresas de comida rápida.

¿Por qué preocupan los compuestos perfluorados?

Los compuestos perfluorados son un conjunto de sustancias industriales que se utilizan como recubrimiento de materiales en contacto con alimentos porque repelen la grasa y el agua y, por lo tanto, evitan que los envases se “humedezcan”. También se utilizan para impermeabilizar ropa, como la de montaña. Pero estas sustancias fluoradas “escapan” del recubrimiento, como indican numerosos estudios, y quedan dentro de los alimentos -especialmente en los más grasos-, a los que contaminan.

Algunas de estas sustancias se comportan como disruptores endocrinos y causan daños a la salud por su capacidad de alterar el funcionamiento normal del sistema hormonal de humanos y fauna silvestre a muy pequeñas dosis.

En concreto, la exposición a compuestos fluorados se relaciona con daños al sistema inmunológico (son inmunodepresores). Además, su contenido en la sangre de mujeres embarazadas aumenta significativamente el riesgo de aborto espontáneo.

Existen alternativas sin sustancias fluoradas

El hecho de que la mitad de las muestras de envases no contenga estos tóxicos demuestra que es posible utilizar alternativas más seguras. Un ejemplo es el de la bolsa de palomitas de maíz sin compuestos perfluorados tóxicos inventada por una empresa española, que permitió que este producto volviera a venderse en una cadena de supermercados danesa comprometida con los productos sin tóxicos.

UN ANALISIS DE LABORATORIO ENCUENTRA TÓXICOS EN TODAS LAS LATAS DE REFRESCOS.-

Un test de laboratorio desvela que todas las latas de refresco analizadas, con marcas como Coca Cola o Pepsi, contienen contaminantes hormonales. Otra razón más para desaconsejar el consumo de este tipo de bebidas.

El recubrimiento interior de las latas libera  pequeñas cantidades de tóxicos que interrumpen el funcionamiento del sistema hormonal, sin que ninguna etiqueta informe de su presencia.

Sabemos que los refrescos no son una alternativa saludable para apagar la sed por su elevado contenido en azúcar. Pero ahora un test de laboratorio añade otro motivo, menos conocido, para evitar este tipo de bebidas: el recubrimiento de las latas libera tóxicos al contenido, que se suman al cóctel de sustancias que, a diario, alteran el funcionamiento correcto del sistema hormonal.

Resultados del test de laboratorio

El Consejo de Consumo Danés THINK Chemicals, autor del estudio, clasifica cada producto en tres categorías según su contenido en tóxicos: la etiqueta verde significa que el producto no entraña peligro, la amarilla implica que tiene algún tóxico hormonal y la roja significa que desaconseja su consumo por su contenido en contaminantes hormonales. Los resultados del presente estudio son los siguientes:

8 de las 14 latas analizadas obtienen la etiqueta ROJA: 7 de ellas por contener Bisfenol-A y la otra por contener Bisfenol-F, ambos disruptores endocrinos.

Las 6 latas restantes obtienen la etiqueta AMARILLA porque contienen la sustancia llamada BADGE (siglas en inglés del Éter diglicidílico del bisfenol-A), sustancia que, por cierto, aparece en todas las latas analizadas.

Las cantidades encontradas de Bisfenol-A, el más conocido de estos tóxicos, varían entre 1,7 y 3,5 microgramos por lata.  El contenido de Bisfenol-F encontrado fue de 1,6 microgramos por lata. Estas cantidades se encuentran dentro de los límites legales, excesivamente elevados según la Universidad Técnica de Dinamarca.

EL PELIGRO DEL EFECTO CÓCTEL

Una lata de refresco, por sí sola, no supone un problema. Pero a los científicos les preocupa el llamado “efecto cóctel”, es decir, el efecto combinado de la exposición a diversos tóxicos que se encuentran en fuentes muy variadas (alimentos, agua, productos del hogar, cosméticos, etc.…).

Ningún experimento puede valorar el efecto sinérgico (el efecto de la mezcla es superior a la suma de efectos de cada tóxico por separado) de la exposición conjunta a una mezcla tan numerosa y variada de tóxicos.

Bisfenol A, bisfenol F y BADGE

Tras años de lucha, hoy ya se reconoce que el Bisfenol A es un tóxico peligroso por sus efectos sobre el sistema endocrino. Los estudios lo relacionan con el cáncer de mama, con daños a la reproducción humana y al sistema inmune.

El bisfenol-A o BPA fue creado a mediados del siglo pasado  como hormona sintética con fines farmacéuticos pero los desastrosos resultados de laboratorio desaconsejaron su comercialización. A pesar de los graves efectos que detectaron entonces, sí se comercializó como materia prima para productos de uso diario y en contacto con alimentos, como el policarbonato de biberones o el recubrimiento de latas de conserva.

En la actualidad está incluido en la lista de candidatos del REACH por ser tóxico para la reproducción y, en febrero, Francia solicitará su inclusión en la misma lista por disruptor endocrino.

Se sabe menos acerca del Bisfenol-F y el BADGE, pero las últimas investigaciones demuestran que también pueden tener efectos disruptores del sistema endocrino, como el Bisfenol-A.

La presencia de disruptores endocrinos en latas de refrescos ha hecho que la Agencia de Seguridad Alimentaria de Dinamarca aconseje tanto a mujeres embarazadas como a niñas y niños que eviten productos en este tipo de envases.

SERGIO RINALDI

TALLER DE COMUNICACIÓN AMBIENTAL

tallerdecomunicacionambiental@gmail.com