La provincia de Santa Fe es rica: la producción anual es superior a los 800 mil millones de pesos. Sin embargo creció la desocupación, la pobreza y la desigualdad. En el último trimestre del año hemos sido testigos de porfiadas esperanzas y dolorosas realidades que resumen la contradicción santafesina. La necesidad de convertir en ley el Programa Nueva Oportunidad, por un lado y, por otro, los desgarradores testimonios de las víctimas de la violencia urbana en Santa Fe, son la síntesis del mapa humano que se desarrolla en esta fenomenal y enorme geografía de diecinueve departamentos. En esta serie de postales encontrarán detalles del Nueva Oportunidad; los posibles responsables del dolor en la ciudad capital; el gran desafío que plantean los suicidios en San Jorge; la construcción de memoria colectiva en función de un presente de integración a partir del retorno de los restos del cacique qom Polvareda a Villa Guillermina y la necesaria recuperación del Ingenio Las Toscas para el departamento General Obligado. En esta palpitante contradicción santafesina, no obstante, siempre hay testimonios para consolidar un presente mejor para sus grandes mayorías.

El partido de mi vida

Soledad Orellana vive cerca del Club Reflejos, en el Noroeste de la ciudad. Comparte el taller de escritura de la Cooperativa La Cigarra con 15 jóvenes que participan del programa Nueva Oportunidad.
El diario “El Ciudadano”, en su edición del 6 de octubre de 2019, le publicó esta nota titulada “El partido de mi vida”.
Soledad escribió: “Una tarde de verano con nuestro equipo de fútbol llamado Boca Unidos llegamos a la semifinal en un torneo barrial. No lo podíamos creer: estar ahí tan cerquita de la final. Fue un gran progreso como equipo.
“Yo jugaba en la defensa. Al empezar el partido llevábamos las de perder ya que el otro equipo tenía una defensa muy buena y las delanteras, ni hablar. Encima, cuando iban aproximadamente 15 minutos del primer tiempo, se lesionó nuestra arquera. Se torció el tobillo y no podía mantenerse en pie. No quedaba otra que cambiarla. Y ahí se nos complicó porque nadie quiere ir al arco. Además, en el banco sólo teníamos delanteras y era jodido mandarlas al arco a ellas.
“Junté coraje y dije: “Bueno, voy yo”. En ese momento, cambié mi camiseta, que era la número 2 por la 1, esa que nadie quería ponerse. Estábamos peleando la semifinal, así que había que jugársela. El partido sigue conmigo toda llena de miedo. Me pasaban miles de cosas por la cabeza. ¿Y si me hacen un gol? Acabaría con la ilusión de mis compañeras y no quería eso.
“Pero ya estaba ahí, con esa ilusión en mis manos. ¿Qué presión, no?
“Terminó el primer tiempo 0-0. Cambio de arco y los nervios de punta. Todavía teníamos esa posibilidad que tanto soñamos como equipo. Minutos antes de terminar el partido, con el marcador aún igualado, la 9 del otro equipo se escapó y quedó mano a mano conmigo. En ese momento dije: “Me la juego”, y le salí al cruce. Esa jugadora me pasaba casi siempre haciéndome caño. Un garrón, pero bueno, estaba jugada y toda la presión la tenía yo en ese momento. Ella tira la pelota para pasarme haciéndome el famoso cañito. No sé de dónde salió mi reflejo, pero del coraje y la presión que tenía, esta vez no pudo hacerme el caño. ¡Y se lo terminé haciendo yo!
“Recuerdo la cara de las chicas sorprendidas, todas quietas. Ni yo me la creía y dije: “Este es mi momento”. Seguí con la pelota, llegué hasta la mitad de la cancha y pateé al arco. No sabía si entraba la pelota o no. En pocos segundos mis compañeras gritaron gol. No podía creerlo. Lo hice yo. Sentí una felicidad inmensa, no tanto por haber hecho el gol, sino por haber visto la cara de felicidad de las chicas, de todo mi equipo. Todas estaban con la boca abierta casi sin entender, pero felices. Habíamos pasado a la final. Era nuestra primera final del torneo en nuestro barrio.
“Valió la pena agarrar esa camiseta, esa responsabilidad y de cargarme el equipo al hombro. No nos interesaba ganar o perder, sólo queríamos jugar, correr detrás de esa pelota que tanta felicidad nos daba. Aquel día, con un gran trabajo en equipo, ganamos ese torneo, nuestro primer torneo de fútbol femenino. ¡Sí! Mujeres jugando al fútbol. ¡¡¡Ese deporte que nos hacía tan bien!!!”, terminaba diciendo la bella crónica de Soledad.
Ella vive cerca del Club Reflejos, en el Noroeste de la ciudad. Comparte el taller de escritura de la Cooperativa La Cigarra con 15 jóvenes que participan del programa Nueva Oportunidad, una política de capacitación y contención que alcanza a 17 mil chicos y chicas en situación de vulnerabilidad en Santa Fe. El objetivo es que quienes participan adquieran herramientas de inserción laboral y hábitos de convivencia social.
Agregaba el diario que “en los últimos meses periodistas de El Ciudadano enseñan sobre escritura y literatura a jóvenes vinculados al Nueva Oportunidad. Dos veces por semana se animan escribir. Hablan de su barrio y su familia, de aventuras con amigos, recuerdos lindos (y no tantos) de la infancia y muchos temas más que fueron surgiendo luego de ir conociendo distintos autores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Abelardo Castillo, Mauricio Rosencof, Osvaldo Soriano o Eduardo Sacheri, entre tantos otros”.

El llamado “Programa Nueva Oportunidad Santa Fe”, decreto número 2160 de 2017, es una política que ha logrado trascender las lógicas tradicionales de intervención, procurando un abordaje innovador que debe ser reconocido y fortalecido institucionalmente de modo que se constituya en una política de Estado no sujeta a los vaivenes de los cambios de gobierno.
A su vez, el presente proyecto recupera la demanda de un conjunto amplio de organizaciones sociales de Rosario, Santa Fe y el norte de la provincia, las cuales confluyeron en el último tiempo en torno a la necesidad de mayor asignación presupuestaria, así como por la preocupación por la continuidad del programa más allá de los cambios de gobierno. De igual modo, el proyecto ha recibido los aportes de capacitadores/as del Programa dependientes del Ministerio de Educación de la provincia.
El Programa Nueva Oportunidad nació al interior del Gobierno de la Ciudad de Rosario en el año 2013. Inicialmente viabilizó la participación de 320 jóvenes. Desde el 2016, el Programa se ha provincializado, extendiendo su accionar a diversos centros urbanos, con su adopción por parte del Gobierno de la Provincia de Santa Fe. En la totalidad de la Provincia de Santa Fe participaban, hacia junio de 2019, 17745 jóvenes de 28 localidades, la mayoría de quienes se encuentra en la ciudad de Rosario (11058 jóvenes).
Del total de jóvenes, el 29% tiene hasta 18 años (inclusive), el 44% tiene entre 19 y 24 años y el 27% restante tiene 25 años o más. De todos los participantes, el 48% de los jóvenes son varones y el 52% son mujeres.
Estos jóvenes configuran grupos que se encuentran integrados por entre 15 y 20 miembros. En la actualidad existen 852 grupos de jóvenes en toda la provincia -concentrándose la mayor cantidad en las ciudades de Rosario (562) y Santa Fe (146). La conformación de grupos constituye mucho más que una forma de desarrollar los trayectos pedagógicos, deviniendo en un espacio para la contención afectiva y la construcción identitaria, que habilita desde lo colectivo el desarrollo de nuevas experiencias vitales. Es por ello que el proyecto, reconoce a la grupalidad como uno de los principios fundantes del programa.
Por otro lado, otros aciertos del programa vigente, sobre los cuales el presente proyecto se afirma, son la integralidad y transversalidad de los abordajes, igualmente erigidos como principios del mismo. Por integralidad, entendemos que las situaciones de los y las jóvenes inscriptos en el Programa sean comprendidas desde un punto de vista holístico, de modo que la inclusión en el Programa sea una plataforma para el acceso al ejercicio efectivo e integral de sus derechos.
En forma paralela, hacia mayo de 2019 existían 1492 acompañantes. El 78% de los acompañantes procedentes de organizaciones de la sociedad civil, mientras el 22% son agentes estatales (15% municipales y 7% provinciales). A su vez, existían 852 capacitadores/as en toda la provincia: el 55% provienen de organizaciones de la sociedad civil, mientras el 45% son agentes estatales (10% municipales y 35% provinciales).
Para su funcionamiento, el programa despliega cuatro componentes básicos, todos igualmente indispensables e interconectados. A saber: 1- Asistencia territorial (acompañamiento directo y constante, movilidad y alojamiento); 2- Trayectos pedagógicos (capacitaciones); 3- Fortalecimiento (instancias de debate de cada grupo, entre grupos y entre operadores territoriales) e 4- Inserción laboral (a través de la articulación con diversos programas y proyectos del Estado en sus distintos niveles; con el sector privado u organizaciones sociales así como mediante la promoción de iniciativas de los/as mismos/as jóvenes). A los fines de la inserción laboral, se establece el desarrollo de unidades productivas como dispositivos colectivos y alternativos de producción de bienes y servicios y generación de ingresos.
En lo que respecta a la asignación presupuestaria, cabe señalar que en el caso de la provincia de Santa Fe, sobre un presupuesto total de 277.182.629.000 de pesos, se destinan a la promoción de la niñez, adolescencia y familia, 528.185.000 pesos, lo que representa el 0,19 del total del presupuesto. La secretaría de la juventud, dependiente del Ministerio de Gobierno, destina 21.246.000 pesos, el 0,007 por ciento del total. Puntualmente, el programa Nueva Oportunidad son casi 600 millones de pesos anuales, lo que representa el 0,21 por ciento del total. La importancia que el Estado otorga a aquellos que el sistema ha empobrecido, sobre todo a partir del gobierno de Macri, se grafica de manera clara y contundente: solo el 0,4 por ciento del total del presupuesto provincial está destinado a las juventudes.
Consideramos que siendo un programa que ha demostrado ya sus virtudes, es tiempo no sólo de formalizarlo, vía su conversión en ley, sino también de acrecentar su asignación presupuestaria dotándolo de una partida específica en la Ley de Presupuesto Anual, no inferior al 1 % del total del presupuesto provincial. Ello posibilitaría ampliar su alcance a la totalidad de la provincia a la vez que expandir y fortalecer su despliegue en las localidades en las que ya se viene desarrollando.

Santa Fe, desgarros y negocios

-Se le rió en la cara – dice el padre de Pablo Contreras Márquez, asesinado el 28 de noviembre de 2002 en la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz, la capital de segundo estado argentino. Era un pibe de menos de veinte años. Hubo complicidad de policías integrantes del llamado “comando de la costa” y hasta le terminaron robando el cadáver para que no se practicaran las pericias que conducirían, inevitablemente, a la violencia institucional. El papá de Pablo pide justicia y cada tanto monta una carpa en la Plaza 25 de Mayo, frente a la Casa Gris, sede el poder político santafesino.
La mamá de Nati no tiene consuelo. Dice que su hija trabajaba de prostituta pero que eso no es suficiente para explicar por qué la mataron a hachazos y tiraron sus restos en un contenedor de basura. El remisero trucho que la llevó por última vez nunca fue a prestar declaración y otra vez la sombra policial aparece en el desgarrador escenario de su testimonio. “No agarraron a nadie”, dice la señora. “Será porque Nati era pobre…”, piensa en voz alta. Natalia Guadalupe Catán fue asesinada de esa forma brutal el 13 de mayo de 2019.
-Ahí va Tomacito, tirale – dijeron los integrantes de una de las bandas que trafica droga en el barrio Coronel Dorrego, en Santa Fe. Y así fue como lo mataron a Tomás Licitra el 16 de febrero de 2019. El fiscal Marchi no se movió demasiado, dice su mamá. La misma señora que sintió la partida de su pibe en sus brazos. Dos días antes de la primavera le allanaron la casa a la familia de Tomás. Después la amenazaron de muerte. La banda que mató a Tomacito vende merca y parece contar con la colaboración policial de algunos integrantes de la comisaría octava. Le dieron un botón antipánico como respuesta ante las amenazas recibidas. Dejó de andar el miércoles 9 de octubre. Algunos policías le dicen que lo arregle ella. Que ya está todo pago.
Diego Román, en Recreo, fue descuartizado. Pero se llegó a acusar a una jauría. Ocho veces tuvo que ser reconocido por la mamá. Estuvo un mes y medio en distintas morgues judiciales y todavía faltan estudios que lleguen de Buenos Aires. Nadie quiso proteger la famosa escena del crimen. Alguien vio al asesino pero no puede hablar. Su hermanita sueña todos los días con que Diego Román vuelve a estar con ellas pero cuando despierta, el chico no está. La señora, la mamá de un chiquito que quería gambetear los guadañazos de la miseria a pura habilitad futbolera, está perdiendo por goleada por un sistema que siempre parece más preocupado por la construcción de la impunidad que por la reparación de un hecho de justicia.
Mauro Navarro era otro pibe de menos de treinta años y fue asesinado en el barrio San Agustín. Dicen que fueron los integrantes de una banda, arreglada con la policía de la comisaría séptima, los que lo mataron y después obligaron a los familiares de Mauro a irse a otro barrio. “¿Por qué hace estas cosas la policía?”, dice su mamá.
Cinco fragmentos de cinco familias estragadas por un doble dolor: el asesinato de un ser querido y el que produce, todos los días, la impunidad que generan los malos funcionarios del sistema.
Cinco voces sobre casi veinticinco que el miércoles 9 de octubre de 2019 se dejaron escuchar en una sala de la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe.
Dolores que parecen ser la consecuencia de grandes negocios como el narcotráfico y el contrabando de armas y municiones, hoy en pleno crecimiento en la Argentina crepuscular del tercer milenio.
Y los límites de la política del propio sistema que no quiere ponerle límites a los flujos de dinero mafiosos.
Esos dolores continuarán casi en forma paralela a la multiplicación del dinero que generan las causas de los desgarros cotidianos.
Queda chiquita la palabra perdón.
Solamente hay lugar para la convicción de seguir peleando contra un sistema que produce tanta muerte como dinero para unos pocos.
La dialéctica del capitalismo, sangre y dinero.
Mientras tanto, el desgarro y la angustia y la desesperación de los que intentan hacer bien las cosas que nunca alcanzan.
Relatos de pibas y pibes que se van muy antes del tiempo para la pampa de arriba.
Relatos de mujeres mamás y hombres papás que dan cuenta de la pelea titánica contra la indiferencia y la impunidad.

Fuente: Reunión en la comisión de seguridad de la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe, en la tarde del miércoles 9 de octubre de 2019, de la que participó el autor de esta nota.

El factor San Jorge.

-Estoy buscando dato por dato para reconstruir la historia de vida de cada una de las 22 personas que se suicidaron en estos años…soy directora de escuela jubilada y quiero aportar desde ese lugar. De la reconstrucción de esas vidas que ya no están – dice la esbelta señora de ojos claros en la reunión del miércoles 4 de septiembre de 2019 en el salón del concejo municipal de San Jorge, una localidad de casi 22 mil personas en el centro oeste santafesino, a ochenta kilómetros de la ciudad cordobesa de San Francisco.
Desde ese salón, las y los concejales declararon la emergencia social por suicidios adolescentes en los últimos tres años.
Sin datos precisos de la justicia provincial o La Santafesina SA, las cifras fluctúan como si se tratara de una estimación de cosas más o menos necesarias. Sin embargo se tratan de vidas adolescentes entre quince y veintiún años que decidieron terminar con el universo atándose una soga al cuello.
La declaración del Concejo Municipal de San Jorge es un desesperado grito de ayuda.
Desde hace años y de distintos ámbitos como la educación, el periodismo y la política se sugiere no hablar de los suicidios por el potencial efecto multiplicador. Las y los concejales de San Jorge decidieron hablar porque sienten que las respuestas hay que encontrarlas por afuera de los límites de una ciudad directamente relacionada con el modelo extractivista sojero.
La mayoría de las chicas y los chicos vivían en dos barrios muy humildes, San Martín y Guadalupe y ya desde el año pasado se hablaba del tema en los medios de comunicación de la provincia de Santa Fe, el segundo estado de la Argentina.
Pero poco y nada cambió.
En el hospital hay dos psicólogos y un psiquiatra cada tanto, mientras la circulación de drogas es cada vez mayor ante la mirada cómplice de los siempre presentes nichos corruptos de las fuerzas de seguridad.
Algunos de los pibes que decidieron terminar con su aventura cósmica muy antes de tiempo buscaban trabajar, vender bizcochos o lo que sea mientras no consumían. Pero la lógica del negocio es otra, los consumidores, más temprano que tarde, se vuelven consumidos.
Ese alto grado de consumo de la que hablaban madres, maestras y funcionarios tanto del ejecutivo local como del concejo, solamente es posible por esas sociedades mafiosas que se dan en toda la geografía santafesina y argentina.
En agosto de 2016, la intendencia de San Jorge le envió una de las tantas notas al ministerio de Seguridad de la provincia, diciéndole que el gobierno “debe dictar una nueva política en materia de seguridad, que se coherente, eficaz y sustentable en el tiempo, principalmente lo último, porque vemos que cada vez que sucede un hecho, el tiempo inmediato a este se logra una “sutil tranquilidad” pero con el devenir todo vuelve a ser peor a lo anterior…”, sostiene el fragmento de aquella carta.
Es valiosa esa afirmación: “sutil tranquilidad”. Tan sutil que no resuelve nada, tan sutil como el difuso cálculo de cuántos son, en realidad, las chicas y los chicos que se suicidaron en los últimos tres años en San Jorge.
Y para colmo de males, para exhibir las profundas distancias con las pibas y los pibes, lo primero que aflora es la defensa de cada sector de lo que hizo cada uno, como si eso resolviera la situación de cara al presente de angustia que hoy, definitivamente, está agobiando a muchas chicas y muchos chicos de San Jorge. Esas miserias políticas de defender “la ropa” de lo actuado no tiene nada que ver con abrazar a las y los adolescentes.
En medio de las transiciones políticas, la espera de las elecciones de octubre y la especulación de las veinte empresas que se hacen llamar “los mercados”, las chicas y los chicos de San Jorge desesperan por un abrazo de eso que todavía se llama “el estado”.
Una maestra, desesperada, habla de cuarenta chicas y chicos que ella intenta atender como puede y una mamá se acerca diciendo que está preocupada porque tiene hijas adolescentes.
El riesgo San Jorge no depende del FMI, depende de la decisión humana de poner lo mejor de los gobiernos para que las chicas y los chicos dejen de estar brutalmente desamparados.

Fuente: Entrevistas del autor de esta nota el miércoles 4 de septiembre de 2019 en la ciudad de San Jorge, departamento San Martín, provincia de Santa Fe.

La vuelta de Polvareda

La Facultad de Ciencias Naturales y el Museo de la Universidad Nacional de La Plata aprobó restituir el 17 de octubre de 2019 al pueblo qom el cráneo del cacique Polvareda, muerto en 1866 durante el genocidio conocido como la “Conquista del desierto verde”.
El cráneo, con el número 9 escrito con tinta roja, integra la colección del Museo de Ciencias Naturales, que depende de la Universidad Nacional de La Plata, por lo que era necesario contar con la aprobación del consejo directivo de esa facultad para devolverlo a su comunidad.
La restitución fue aprobada por el consejo directivo de la Facultad durante un acto al que asistió el cacique qom Darío Pereyra, de la comunidad N’hala; Luis Pereyra, de la comunidad An Añanxaq -ambas de Las Toscas, Santa Fe- y la abogada Cintia Chávez, defensora de esos pueblos en la región.
El antropólogo del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (AI), Fernando Miguel Pepe, presente también en el consejo directivo, confirmó que el cráneo de Polvareda “será devuelto a su comunidad el próximo 17 de octubre, a las 10 de la mañana en el museo platense, constituyéndose así en la décima restitución del museo de La Plata que logramos desde 2006 cuando empezamos con esta lucha”.
El cacique qom Darío Pereyra, de la comunidad N’hala (Sol), dijo que “es la emoción más grande que tuve desde mi infancia hasta ahora”.
“Agradezco de corazón a todos los que ayudaron a esto y a los jóvenes qom quiero decirles que la restitución de los restos de nuestro cacique Polvareda espiritualmente nos dará más fuerza para seguir con nuestros reclamos territoriales”, sostuvo el cacique Pereyra.
La abogada Chávez aseguró: “estamos felices y agradecidos, es sin duda un día histórico, un día para festejar, un día importante no sólo para los pueblos originarios sino para todas las comunidades y los vecinos de la región en general ya que tenemos todos el derecho de conocer la verdad y ser partícipes de esta reparación histórica”.
“Esperamos el 17 de octubre con mucha alegría, ese día en el cual el Estado reparará en parte a las comunidades devolviendo el cráneo del cacique Polvareda, que será enterrado bajo un quebracho colorado en la comunidad de Villa Guillermina”, precisó la abogada.
Además aseguró que esta restitución “pone en valor, da actualidad al derecho a la identidad de esos pueblos, a su cultura, por eso es un día para festejar”.
El investigador Francisco Mora sostuvo que con esta restitución “se da apertura a reconocimiento de las comunidades y a sus reclamos territoriales que están llevando hoy las comunidades qom de Las Toscas”.
El cráneo de Polvareda fue “coleccionado” por el agrimensor Carlos Chaperouge, quien “acompañó al Coronel Manuel Obligado en el genocidio” de los qom para demarcar “las tierras arrebatadas a los pueblos del Gran Chaco, en ese momento territorio nacional”.
La captura del cacique quedó documentada en un parte militar del 24 de enero de 1866 dirigido al gobernador Nicasio Oroño exhumado de los archivos del ejército por el investigador Mora.
“No hemos hecho todo pero hemos triunfado completamente dejando en el Chaco en diferentes combates, 74 indios muertos de pelea (Â…) entre éstos, 5 caciques – Ponciano Morcona, Antonio Ahaquihancalé, Juan de la Cruz Cacitoquí, Cruz Polvareda, Nicolás Samaquín”, detalla la carta firmada por el entonces comandante militar de la Frontera Norte de Santa Fé, Manuel Olmedo.
Esta historia forma parte de un necesario reconocimiento para construir una sociedad cada vez más inclusiva e igualitaria.
La decisión del municipio de Villa Guillermina, entonces, apunta a la consolidación política de un proceso de mayor integración con los pueblos originarios.

Expropiar el Ingenio Las Toscas

La cuenca azucarera de la provincia de Santa Fe todavía tiene una oportunidad de sobrevivir y reconvertirse.
Es la política la que debe darle esa chance asumiendo su rol de ser una verdadera herramienta de transformación.
El Ingenio Las Toscas, propiedad en su momento de Masaro SA, al igual de lo sucedido con el Ingenio Arno de Villa Ocampo, tuvo un derrotero de manejos empresariales que derivó en la pérdida de zafras y, especialmente, cientos de puestos laborales, no solamente en la fábrica, sino también entre los productores minifundistas.
Las decisiones judiciales, tomadas desde Capital Federal, lejos de la realidad concreta de Las Toscas, demostraron la incapacidad de lograr la reactivación del Ingenio y, por consiguiente, de la cuenca azucarera santafesina.
Es imprescindible hacerle notar al poder judicial, en primer término y los sectores productivos, en segundo lugar, la necesidad de correr la actual conducción de la empresa para que, efectivamente, se continúe con el fin laboral e industrial que debe tener el Ingenio.
Los misteriosos objetivos perseguidos por los actuales administradores de la quiebra de Masaro SA han dejado un tendal de cientos de familias que están lejos de empatarle a las necesidades de la vida cotidiana.
Una mirada egoísta que genera costos sociales que debe solventar el estado a través del municipio de Las Toscas o el gobierno de la provincia de Santa Fe haciéndose cargo de las malas decisiones de los malos empresarios.
De allí la necesidad de generar una respuesta política de cercanía que no solamente asuma la cuestión social sino también el estratégico protagonismo en materia de desarrollo industrial de la región y la provincia.
La municipalidad de Las Toscas entiende que el azúcar sigue siendo un producto de consumo masivo en todo el Mercosur.
Su cadena de valor agregado puede reconvertirse a través de subproductos como la melaza, vital para la elaboración de alimentos balanceados; azúcar negra (orgánica), panela, papel, levadura, etanol, entre otros emprendimientos que servirán para la nueva oportunidad que merece la mítica cuenca cañera santafesina.
En lo particular, el Ingenio Las Toscas, tal cual se presenta en la actualidad, tiene una capacidad aproximada de molienda de 1.200 toneladas de caña por día.
A 500 metros de esta planta existe una fracción de terreno de 62 hectáreas ya declaradas como área industrial.
Es imprescindible, entonces, tomar una decisión política de declarar de utilidad pública al Ingenio Las Toscas y adjudicarle el uso temporal a la Municipalidad de Las Toscas siempre que sea destinado a la consecución de los fines que fije el Departamento Ejecutivo y el Concejo Municipal de la ciudad.
Sería una respuesta concreta desde la política a las fenomenales y acuciantes demandas sociales que generan las malas prácticas empresariales y una forma real de reactivación de la imprescindible cuenca zafrera santafesina.