En lo que va del año  2019 murieron en todo el país cinco personas en situación de calle a causa de las bajas temperaturas.

Un hombre adulto  falleció en la ciudad de San Nicolás, Provincia de Buenos Aires, paradójicamente en la entrada de un hospital. En ciudad de Jujuy una chica falleció a pesar de haber entrado en una vieja camioneta para guarecerse del frío de la noche en la intemperie. En Venado Tuerto, también para guarecerse, murió un hombre refugiado en un baño en reparaciones dentro de una estación de servicio. En Mar del Plata murió otra persona y el último en morir fue Sergio Zacarías en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a escasas cuadras de la Casa Rosada. En donde falleció un cartel de cartón reza: “Acá murió de frío Sergio Zacarías, tenía 52 años, LA DESIGUALDAD MATA”, dicho cartel está colocado junto a varios ramos de flores.

Pobres hubo siempre (sic). Crotos  también. Linyeras, desde que tengo memoria. Muertos de frío, muy pocos en contadas oportunidades.

Mientras tanto la cantidad de gente que vive en situación de calle aumenta rápida y constantemente. El alto costo de los alquileres, incluso las pensiones, la  exclusión  de hogar, el desempleo, la falta de familia o los problemas intrafamiliares que culminan en la más profunda ignorancia respecto del destino de los consanguíneos, todo ello, lleva a la calle. El consumo de sustancias, sean éstas alcohol o psicotrópicos, también lleva a los consumidores a aislarse, ser discriminados, ser echados y terminar en donde sea, con tal de seguir consumiendo… Ya nadie está en la calle por voluntad propia, por una actitud contestaria frente a una sociedad enferma. El tema es netamente socioeconómico y sí tiene un color político: EL NEOLIBERALISMO MATA.

Juan Carr, titular de la Red Solidaria refiere que según censaron hay más de mil personas durmiendo en la calle en  Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En 2018  hubo 13  muertos de frío en todo el país, en 2017 hubo 5  muertos, en 2016, 14 fallecidos por hipotermia.

El relevo de datos del Programa Buenos Aires Presente revela que de esta población:

  • el 47 % son varones
  • el 77% hace más de un año que está en la calle
  • el 84 % tiene entre 19 y 59 años
  • el 60 % hace changas, el 43 % de esos son cartoneros
  • el 10 % tiene mascotas
  • el 68 % tiene muebles, cacerolas, y demás enseres.

En el Club Aurora, que se agregó al Refugio Sol de Noche y al Refugio Municipal, en la ciudad de Rosario, en pocos días la cantidad de gente que pasa la noche igualó a los otros refugios, habilitados desde hace varios años. En cada uno de los refugios pasa la noche alrededor de 50 personas. Reciben refrigerio, desayuno y después se van hasta el anochecer.  Se abrió un nuevo refugio municipal hace un par de días.

En Rosario, la madrugada de anteayer falleció un hombre en cercanías  de la terminal de ómnibus. Murió por el frío. Estaba viviendo en la calle desde hacía varios años. El funcionario municipal encargado de las personas en situación de calle refirió que dicha persona en este año no se acercó a ningún refugio habilitado ni siquiera al centro de salud de la terminal. Ergo, el estado no es culpable, es culpable el fallecido ya que él no se acercó al sistema (sic).

Las muertes por hipotermia son evitables. También las por desnutrición. También las por abortos clandestinos.  La incapacidad del estado para cubrir las necesidades básicas de la gente, alimentos, ropa, vivienda, ni hablemos de salud y de jubilaciones dignas, ya tiene un tono más psicopático que emergente.

Del estado de bienestar, propio de las primeras políticas del peronismo, sobre todo destinadas al colectivo de la clase obrera que incluían derechos antes nunca vistos como jornadas laborales de 8 horas, francos pagados, vacaciones pagas, sindicato, jubilación y obra social, hoteles sindicales, hogares escuela y hospitales escuela como el de Granadero Baigorria distribuidos por todo el país, a la era del turco innombrable que vendió todo lo que pudo, incluido las joyas de la abuela, pasando por los años del kirchnerismo  en donde se pagó la deuda externa y no sólo se recuperaron derechos básicos y empresas estatales como Aerolíneas o YPF sino que además se especificó la legislación para los sectores más vulnerables de la población ampliando y generando una política universal sobre el tema de los derechos humanos (matrimonio igualitario, ley de discapacidad, ley de no violencia contra la mujer, ley de protección integral de niños, niñas y adolescentes, ley de salud mental, etc.) hasta llegar a este gobierno, gobierno propio de la clase empresaria (no se olviden de que Mauricio es  Macri) que no sólo está aniquilando todas las pymes (pequeñas y medianas empresas) sino que además está entregando todo lo que pueda al poder extranjero, Fondo Monetario mediante, en donde no sólo se naturalizó la pobreza y la exclusión, además de la criminalización de la pobreza (los pobres son choros, todos; los mapuches son todavía más choros) sino que se está naturalizando la muerte de las personas en la vía pública, porque, tal cual lo dicho por el funcionario municipal al que hacía referencia, la persona en situación de calle no se acercó por voluntad propia  a ningún dispositivo municipal antes de fallecer (sic), ergo, falleció por sí misma, por su propia voluntad.

Yo cada noche que vuelvo a casa agradezco (no sé si a Dios, al Destino o a quién) por tener un plato de comida caliente y un techo. No necesito vacaciones en Miami ni irme a Europa para ser feliz. Tampoco un auto último modelo ni zapatillas de marca. Entre otras cosas porque crecí entre gente muy pobre y he atendido toneladas de gente con las necesidades básicas insatisfechas.

Es psicopático dar vuelta la tortilla y culpabilizar al otro, al que no tiene, al que no llega a fin de mes, al que no tiene ni casa ni techo ni comida, por lo que no tiene. No es por ser vagos que no tienen. No tienen porque toda la vida trabajaron en negro, desde niños y hasta viejos, porque nunca tuvieron obra social, porque un estado los abandonó desde el vamos y porque crecieron en los amplios sectores de la economía de este país que se siguen manejando en negro, que, si vamos al caso, hay que ver de los empleados de la familia Macri, cuántos hay que no existen para el Ministerio de Trabajo y cuántos hay que están anotados, porque como toda la clase empresaria de este país, más del 30 % de la economía está en negro; no existe, entonces no tienen nada, ni jubilación ni obra social ni ningún beneficio sindical de ningún tipo.

Es de un nivel de cinismo muy amplio decir que el que se muere de frío en la calle en pleno invierno se muere por su voluntad, ya que no acudió al sistema previsto. Es como decir, nosotros algo hacemos, si ellos no quieren venir, bueno… no es culpa nuestra… Todos sabemos que la persona que está en la calle y va a pernoctar a un refugio pierde todo, colchones, frazadas, cacerolas, mascotas, utensilios diversos y demás enseres que son los que fueron juntando mientras pudieron, también en la vía pública… Que en los refugios con mascotas no te aceptan, endrogados en Adrogué  tampoco aceptan, alcohólicos mucho menos, y bueno, hay una cierta cuota de patología previa o a causa de vivir en la calle que se despliega… La vida en la calle es muy dura, muy difícil, muy violenta. Consumir algunas sustancias puede ser la causa de terminar en la calle o puede ser a causa de vivir en ella. Lo que tienen encima, para ellos, sea lo que sea, es mucho, y cuesta mucho conseguirlo, no lo quieren perder. Es lógico y entendible. Son sus cosas.

El croto, o el clochard, tal cual les dicen los franceses, tiene  características que le son propias. Son las que heredó del sistema capitalista que se basa en declarar prescindibles a amplios sectores de la población, cada vez más, que son los que no consumen, no gastan en el sistema, ergo, ni cuentan ni son contados. No existen. Aunque tengan perros, cacerolas, tiendas improvisadas y colchones, cartones y frazadas en el medio de la vereda. Si no producen dinero, no existen, por más humanos que sean. Les pasamos por al lado y son invisibles. Es como si no estuvieran. Por más necesidades que tengan. Por más frío que padezcan. Por más hambre que les retuerza las tripas.

Para una amplia mayoría de la población es voluntad de ellos mismos vivir así. Hay que escuchar y ver y estudiar cuáles son las historias de vida de esas personas, por qué terminaron en la vía pública, porque nadie, pero nadie, vive en la calle por voluntad propia, eso es un eufemismo propio del sistema que hizo de la meritocracia una herramienta más para engordar su grado de psicopatía y de cinismo. Agradezcamos la existencia y la labor de muchas ONG de tipo solidario que irrumpen en estas épocas difíciles para alcanzar comida, ropa, abrigo, la mayoría con voluntarios muy jóvenes. Agradezcamos la presencia, como siempre, de nuestros veteranos de Malvinas que nunca faltan.

Sin embargo no es la idea suplir con voluntarios solidarios la falta de trabajo de un estado abandónico y corrupto que cobra por no hacer y que brilla por su ausencia en los peores momentos.

marianamiranda66@gmail.com