36 años de «El Vecino».

Estoy orgulloso de formar parte de “El Vecino” desde hace décadas.

Tiene casi tantos años como la democracia recuperada.

La lucidez, sencillez y pasión de Carlos “el Turco” Galli, sintetiza el misterioso por qué de su continuidad. La expresión individual de una tozudez rosarina.

Profundamente rosarina.

Una revista que siempre intentó un punto de vista propio, lejos de las modas y la colonización impuesta por los grandes medios de comunicación de Buenos Aires y mansamente aceptada por gerencias artísticas mediocres locales que prefirieron el dinero fácil a defender la cultura, el entretenimiento y la información regional.

En estos 36 años la ciudad fue reconvertida de una manera feroz por imperio de los programas económicos nacionales más acomodados a los intereses minoritarios que a las necesidades de las grandes mayorías.

Y sin embargo, rosarinas y rosarinos, así como “El Vecino”, seguimos apostando a este punto del cosmos único e irrepetible.

No es fácil sostener medios de comunicación autogestivos en Rosario.

Pero más allá de la insistencia, hay una apuesta a las formas, la originalidad, el buen gusto y la gente nueva que siempre estuvo en la cabeza del “Turco” y que se plasmó siempre, año tras años, en las páginas de “El Vecino”. Y eso también hace a su perdurabilidad.

Es muy posible que una historia contemporánea de Rosario y su región no pueda ser bien comprehendida si no se analizan las editoriales y los contenidos de la revista.

Hay un valor concreto en ese peregrinaje pero también surge con nitidez la belleza de su diagramación y la paciencia con que la mayoría de sus voces intentan llegarle a la gente que lee estas páginas ahora virtuales.

“El Vecino” está en mi.

La quiero mucho, mucho.

Como si fuera una amistad profunda, permanente.

Gracias por tanta generosidad, lucidez y sensibilidad.

Somos felices por vivir en Rosario y tener, desde hace 36 años, “El Vecino”.

Muy feliz cumpleaños.